Suelta la rama

 

Bismillahir Rahmanir Rahim

 

Algunos de ustedes miran hacia la pantalla y otro miran alejados de la misma por motivos personales, o quizás porque cuando hablamos de estos temas eso nos hace recordar nuestras obligaciones como seres humanos.

La semana pasada hablamos de las diferentes partes de nuestro cuerpo que debería recordarnos las obligaciones básicas que tenemos con el Creador. Hay un aspecto más del que ya hemos hablado en muchas ocasiones. Es nuestra vida diaria lo que nos recuerda la muerte y la resurrección, y quiero, por favor, aclarar esto que estoy diciendo y me refiero al Día del Juicio Final y lo que vamos a sentir cuando estemos en esa otra dimensión llamada Barzakh, cuando el alma sale del cuerpo, los elementos del cuerpo regresen a la Tierra y nuestra alma continúa su travesía de regreso al Creador. Y ése es el sueño. Piensen en ello. El sueño y los sueños que nos llegan mientras estamos durmiendo. Cuando uno está durmiendo es como si estuviera muerto. No tenemos control en absoluto de lo que sucede a nuestro alrededor. Nuestros sentidos están adormecidos, no podemos oír, no podemos ver, no podemos actuar. Y de pronto aparece un sueño. Lo que es interesante en este aspecto es que a medida que avanzamos en este Camino los sueños aparecen menos frecuentemente. A veces pasa un año o un poco más sin que tengamos un sueño que podamos recordar, lo cual no significa que no soñamos, sino que no hay sueños que estén presentes en nuestra mente cuando despertamos.

Sin embargo, mientras habitamos ese mundo de los sueños otra parte de nuestro ser oye, ve, degusta si estamos comiendo, ama, siente. Tenemos sentimientos, pasión, tristeza, amor, sufrimos o estamos contentos, y lo interesante de todo esto es que no tenemos control en absoluto sobre la llegada y el tipo de sueño. A veces es posible en ciertos estados, y no hablo de estados especiales, hablo de estados comunes, cuando se tiene un sueño participar del mismo y en ocasiones en posible cambiar un poco el sueño. Pero repito, estamos dormidos. ¿Qué parte nuestra hace que la voluntad interfiera con el desarrollo natural de ese sueño?

Luego de unas horas nos despertamos y nosotros no decidimos cuándo, y estoy hablando de lo normal, no de cuando ponemos el despertador. Vamos a asumir que esas cosas no están y que no tenemos obligaciones dominadas por horarios. Y nos despertamos y nos levantamos de la misma manera que va a suceder cuando estemos – no el cuerpo sino el alma – en esa dimensión llamada Barzakh, y un día sonará el cuerno y cuando eso suceda, de pronto estaremos despiertos rodeados de todo lo que ha existido. Será un día extremadamente difícil. Nadie tiene una concepción del tiempo, de cuánto durará ese día, pero estaremos, sin dudas, ante el Juez Supremo, Allahu Ta’ala.

Allah (swt) nos dice: “He creado a todos los seres vivientes con agua. Algunos de ellos se arrastran sobre sus vientres. Hay otros que caminan sobre sus dos piernas y patas, como el hombre y los pájaros, y hay otros que caminan en cuatro patas.” Eso está en la “Surah An-Nur”.

Ahora bien, todos, excluyendo al hombre, adoran a Allah (swt), porque no tienen voluntad para negarse a hacerlo. Hay algunos que, simplemente, se encuentran en estado de postración total, como aquellos que se arrastran sobre sus vientres y sus cabezas en el piso. También los árboles y las rocas que no pueden sino estar parados, erectos, y no tienen control, no pueden cambiar nada, aunque quisieran porque no existe la voluntad en ellos. Y los que viven en cuatro patas no pueden postrarse ni pueden pararse, es decir que no tienen elección. Allah (swt) nos dice: “Nada existe que no Me adore”, en la “Surah Bani Isra’il”.

El ser humano es diferente, para la humanidad, para quien Él ha creado todo lo que existe, Allah (swt) le otorgó un regalo adicional y es la voluntad, y nos dio la opción con esa voluntad de elegir lo que queremos hacer.

Muchas veces lo hemos dicho y lo reitero, simbólicamente hablando, Allah (swt) creó todo lo que existe, excepto el hombre con una mano, con la mano derecha. Pero con ambas manos Él moldeó el cuerpo de Adam (as). Y cuando ordenó que trajeran arcilla, con la cual hizo el cuerpo, los ángeles le llevaron arcilla de todos los tipos que existen en la Tierra. Pero, ¿qué pasó? Él había desterrado al shaytan del Paraíso, éste estaba ya en la Tierra, y había pisado algunos de esos lugares, entonces parte de la arcilla que trajeron los ángeles había sido pisada por el shaytan, por eso tenemos ambas posibilidades dentro de nuestra persona.

Allah (swt) nos pide que lo recordemos parados, en sajdah o acostados. Para los musulmanes Él estableció cómo y cuándo adorarlo, y nos dio la belleza de imitar a Su Creación, como los que se arrastran sobre sus vientres como las serpientes, los que están parados, erectos como las rocas, los pájaros, y los que están parados en sajdah en cuatro patas. Nosotros imitamos a toda esa creación en los movimientos del salat. No obstante, recibimos los beneficios de toda la adoración de esos seres que Allah (swt) creó para nosotros y a nosotros para Él. Nosotros somos los elegidos en la Creación de Él. somos el propósito por el cual el resto existe.

Hz. Ibn Arabi (ks) decía que si pudiéramos ver a los universos desde lejos veríamos que existen dieciocho mil universos, y que si pudiésemos ver a esos dieciocho mil universos que hacen posible nuestra existencia veríamos que tienen la forma del hombre, del ser humano.

Leía hace un día que uno de los telescopios que está dando vueltas alrededor de la Tierra filmó una imagen. Ustedes saben que existe algo así como un símbolo con la apariencia de un rostro con una sonrisa, como un emoji. Bueno, este telescopio vio algo en el universo que parece idéntico a este emoji, algo redondo con una sonrisa. La diferencia es que esto en el universo está en cantidades imposibles de comprender de lejos, y es un área del mundo, si la estamos viendo, donde el tiempo y la luz están distorsionados. Recuerden que hace unos días hablamos de nuestra comprensión de lo que nos rodea basado en los términos de nuestra existencia. Es decir que tenemos algo lineal, vamos a vivir en la Tierra tantos años, y así al día siguiente, y tenemos una perspectiva de lo que sucede alrededor nuestra basada en esa concepción del tiempo. En cambio, en el espacio hay otras fuerzas que influyen en lo que llamamos tiempo, en la luz y el espacio. En los famosos agujeros negros de donde nada se escapa, el tiempo se detiene, cesa de transcurrir. Todos comprendemos lo que acabo de decir, pero ¿podemos imaginar algo así? ¿Podemos imaginar que de pronto todo se detiene y nada más sucede? Ni siquiera la luz escapa de ellos.

Hay cosas que podemos percibir y otras que son invisibles. Y cada cosa creada tiene un propósito, tiene un trabajo, tiene que servir a ese árbol de la existencia, donde la rama, el tronco, la parte más importante es Muhammad (saws), y la Luz Primordial de Hz. Muhammad (saws) aparece en la frente de Hz. Adam (as), y esa Luz Primordial tiene uno de los nombres más hermosos que es Ahmed.

Cuando Allah (swt) instala esa Luz, ordena a los ángeles que se postren ante Adam (as), indicando la superioridad del ser humano sobre el resto de la creación. Cada uno de nosotros y de los que están ahí sentados, potencialmente, es superior a los ángeles; y digo “potencialmente”, porque hasta que no alcancemos el nivel de espiritualidad necesario, en algunos casos seremos peor que lo peor creado. Es más, en algunos caos dicen que hasta el shaytan se escapa aterrado de ciertos seres humanos, por la maldad que pueden llegar a infligir al resto de la creación.

Adam (as) pidió conocer el amor. Allah (swt) le dijo: “El amor no puede existir en el Paraíso. Para que el amor exista necesitas la carne, el cuerpo. Y para que comprendas el amor tiene que existir también el odio.” Nuevamente, la dualidad que existe en la humanidad, porque si no existiera el odio, ¿cómo sabríamos lo que es el amor? No tendríamos nada con qué compararlo. Los ángeles, como todo lo demás creado, tienen funciones. Algunos registran las palabras de Allahu Ta’ala en los Libros Sagrados. Otros son los que llevan las buenas obras frente al Creador y las guardan en los archivos de nuestra existencia. Otros son los que llenan los océanos, otros son los que hacen llover.

Cuando Allah (swt) completa la creación de la Tierra llega al punto en que es posible para el ser humano vivir en ella. Convoca a todas las criaturas que había creado y les da una copa con Su voluntad para que todos bebieran cuanto desearan de esa copa. El primero en llegar a esa fiesta, por supuesto, fue el shaytan. Fue con una ropa muy elegante, mostrando su devoción, porque él adoró al Creador por cientos de miles de años continuamente sin cesar. A ver si entendemos este sutil simbolismo en este comentario. Él sabía que había adorado por todo ese tiempo al Creador y estaba lleno de orgullo por lo que le había sido permitido hacer. Miró en todas las direcciones y vio que él era lo más hermoso que todo lo que lo rodeaba, y pensó que sólo él podía ver y comprender, pero la belleza que vio sólo incrementó su arrogancia. Y todo lo que se escondía debajo de esa apariencia tan hermosa se volvió oscuro. Él pensó que era más elevado que el resto de la creación, simplemente porque había sido creado de fuego y todo el resto de arcilla y agua. Entonces el fuego, un elemento más poderoso que el agua y la arcilla, era su fuerza. Cuando Allah (swt) le pide que se postre ante Adam (as) él se negó. Así pues, Allah (swt) lo expulsa y la oscuridad de su existencia apareció en toda su dimensión y fue relegado al valle de aquellos que no tienen ayuda, de aquellos que están condenados. El Creador le concedió ángeles que lo ayudarían en su trabajo en el infierno.

El tiempo pasó y en cierto momento Hz. Adam (as) se encuentra en la Tierra, lo embargó la desesperación a tal punto que quería regresar a todo aquello que había dejado en el Paraíso. Entendió su error y por larguísimo tiempo pidió perdón. Como les dije hace un par de semanas atrás, cuando él recuerda lo que vio en el Paraíso, el nombre de Muhammad (saws) y pidió perdón en nombre de Muhammad (saws). Ahí comenzó su proceso de recuperación. Y finalmente le fue permitido encontrarse con nuestra madre Eva (as), y así fue el comienzo de la humanidad.

Este Camino es un sendero de trabajo en uno mismo. Si lo que hablamos, lo que recordamos, si nuestras intenciones están solamente en nuestra consciencia los días jueves cuando nos reunimos y el resto de la semana nos olvidamos, lo que avancemos, si avanzamos rápidamente será porque Allah (swt) así lo decide para cada uno de nosotros. Si el deseo de retornar al Creador tiene la suficiente fuerza para acercarnos a Él en vida, entonces los cambios serán posibles.

Cuando nosotros miramos a otro ser humano y vemos en él a cada persona, estamos viéndolos como si existieran dos en lugar de mirar a esa persona y ver a alguien creado por Allah (swt), es decir, como una manifestación en esta dimensión de la voluntad del Creador. Una diferencia sutil pero primordial en este Camino.

Si cuando comenzamos algo y decimos: “Bismillah”, cada vez que lo repetimos estamos haciendo algo en el Nombre del Creador, y lo que hacemos se convierte en un rezo.

Cierta vez un hombre estaba corriendo y se encuentra con un tigre, éste parecía que tenía hambre entonces el hombre empieza a correr. El tigre lo persigue intensamente hasta que llegan a un abismo, y el hombre mira el abismo, lo mira al tigre y estaba a punto de atacarlo, entonces se tira al abismo, pero queda agarrado de una rama que sobresalía de uno de los costados del abismo. Queda allí colgado y unos cuantos pies más arriba estaba el tigre que lo miraba con muchas ganas también de saltar a la rama y poder convertir a este ser humano en comida. Mientras tanto el hombre mira hacia abajo y había un mar muy tempestuoso lleno de rocas, cuando de pronto ve que dos ratas estaban tratando de comerse las raíces de esa rama, así que el hombre exclama: “¡Oh, Allah! ¡Sálvame!” Allah (swt) le responde: “Sí, por supuesto, pero primero suelta la rama”.

Hablamos con diferentes lenguas, hablamos con diferente comprensión. Esta historia la contaba siempre Tosun Baba (ra).

Uno era persa, de Siria, otro era árabe, otro era turco y otro era griego. Y viene un hombre con dinero y les dice: “Acá tienen, para que compren lo que ustedes gusten.” El persa la vio y dijo: “¡Genial! ¡Voy a comprar ankur!” El árabe dice: “No. Un momento. ¡Qué ankur! Con eso vamos a comprar ‘inab.” El turco dijo: “¡Qué ankur ni qué ‘inab! ¡Olviden todo eso! ¡Compraremos uzum!” Y el griego dijo: “¿Ustedes hablan solos o qué? ¿Creen que tienen derecho a poseer ese dinero y comprar los que se les ocurre? ¿Tres cosas diferentes? ¡No señores! ¡Compraremos stafýli!” No sabían lo que se escondía detrás de esas palabras y los cuatro empezaron a pelearse, porque cada uno pensaba que estaba eligiendo una cosa diferente que no quería compartir con el otro. Es decir, tenían información que es lo que adquirimos naturalmente con nuestros ojos, nuestros oídos, nuestras bocas, nuestra nariz, con el tacto, pero no tenían sabiduría. Y lo que primero Allah (swt) ordenó a Hz. Muhammad (saws) fue la adquisición del conocimiento.

Como estos hombres no se ponían de acuerdo empiezan a pelear entre ellos, entonces llaman a un sabio para que los ayude con el problema que tenían. El sabio les dice: “Yo puedo satisfacer las necesidades de todos y cada uno de ustedes por el precio del dinero que cada uno tiene en sus manos, si me lo entregan. Y compraré algo con lo que estarán satisfechos todos y se convertirán en uno. Y le preguntaron: “¿Cómo será eso?”, mientras cada uno le entregaba el dinero. Y el sabio les responde: “Porque todos ustedes querían lo mismo: uvas.” Ese es el significado de ankur, ‘inab, uzum y stafýli en diferentes lenguas.

Ruego a Allah (swt) que el dhikr, todas vuestras devociones, sean aceptados por Él esta noche, mañana y en cada momento en que les dediquen lo que hacen con el: “Bismillah”.

 

As Salam ‘alaykum wa rahmatullah wa barakatuh

Sohbet de Hajji Orhan Baba. “Recordar la muerte y la resurrección en nuestra vida diaria. Entregar nuestra voluntad a Allah (swt).” Jueves 12-02-2015