Sohbet Sheij Orhan Efendi – sábado 3-09-2016 – El astro resplandeciente de los títulos de gloria de Hadrat Sheij Sultán Dhul Nun Al-Misri (ks)

Bismillahir Rahmanir Rahim.

Entramos en un período muy interesante de nuestra religión. Los diez días del mes del Hayy, y en este momento comienzan, cientos de miles de personas, a congregarse en esas sagradas tierras.

Los próximos dos o tres días continuarán llegando. Y aquellos que hemos estado, que hemos tenido la bendición de poder estar allá, sabemos lo que eso significa y por qué lo hacemos.

Sin dudas lo hacemos porque Allah (swt) lo ordena, y en eso estuvimos de acuerdo cuando hicimos la shahada, en obedecer los mandatos que Él establece, en su Corán i-Karim y que Hz. Muhammad (saws) nos enseñó el modo de realizar.

Ahora bien. Este es un período particularmente beneficioso para todos y cada uno de nosotros que buscamos cambiar interiormente. Para ello, nada mejor que escuchar ejemplos y dichos de aquellos que han llegado. Y nos valdremos del ejemplo de Hz. Dhu´l Nun Al-Misri (ks). Muchos de ustedes lo conocen, saben quién es. ¿Y por qué usamos este método? Simplemente porque dicen que los nombres de aquellos verdaderos siervos de Allah (swt) son mencionados, la compasión de Allah (swt) desciende con mayor intensidad a la Tierra. Especialmente sobre aquellos que están escuchando sus nombres y que los pronuncian.

Como ustedes saben Dhu´l Nun Al-Misri (ks) es de origen nubio, del sur de Egipto.

Y era éste un hombre alto, de un apariencia más o menos rojiza, muy esbelto y extremadamente inteligente.

El nombre Dhu´l Nun ustedes saben que significa “el hombre del pescado”, y le fue dado ese apodo, simplemente, porque en un viaje que él realizó estaba en un bote, y un mercader que se encontraba en el mismo bote lo acusó de haberlo robado joyas. Cuando sucede esta falsa acusación Dhu´l Nun Al-Misri (ks) en el bote exclamó: “¡Oh Allah, tú sabes más!”. Y  fue así, que en ese momento, cantidad de peces aparecieron en la superficie, con la cabeza fuera del agua, y en la boca tenían joyas, iguales o mejores, que las que el mercader lo había acusado de robar.

Por supuesto, su nombre es mencionado en la Surah de Hz. Yunus (as) donde aparece ese apodo: Dhu´l Nun, “el hombre del pescado” apropiadamente, porque se trata de él. Además Dhul Nun también significa “aquel que posee el recipiente con tinta”, refiriéndonos  a escribir con esa tinta. Y recordemos que Hz. Ibn-Arabi (ks) cuando habla en uno de sus libros de las letras mim, ua y nun (م-و- ن) dice que la letra nun (ن) contiene un inmenso secreto: es la puerta de la generosidad y la compasión.

Hz. Dhu´l Nun Al-Misri (ks), Al-Misri significa “El egipcio” en idioma árabe. Le preguntaron cómo había llegado a este camino, y él respondió: “Mira, lo que sucedió fue tan extraordinario y tan diferente que no lo cuento porque no creo que la gente vaya a creerme”. Y su amigo, quien le había formulado la pregunta, insistía en saber, entonces Hz. Dhu´l Nun Al- Misri (ks) le relata lo siguiente: “Estaba viajando hacia El Cairo y antes de llegar a una aldea me acosté a dormir a en el desierto. Cuando abrí mis ojos vi una calandria ciega, que se había caído de su rama al piso. Y cuando esto sucedió el piso se abrió y aparecieron dos bols, uno de plata y otro de oro. En uno había semillas de sésamo. En el otro había agua. La calandria bebió de esos dos bols. Y cuando vi eso dije ‘Esto es suficiente para mí. Me aferro a la puerta de Allah hasta que Él me reciba’”.

Señores, esta es una muy hermosa historia, y quiero recordarles a ustedes y en especial recordarme a mí, lo que eso significa: tomarnos de la puerta de Allah (swt) hasta que Él nos reciba. Ya nos pasó cuando hicimos la shahada, y quizás el acto de la shahada haya sido la reacción emocional a un momento, si lo pensamos intelectualmente, a un momento en el cual el alma está necesitada de la unión con el Creador, que tuvo y que tiene necesidad, a pesar de nosotros. Ése es un hermoso momento. Pero quedarse aferrado a la puerta de Dios es también esperar, hasta el momento del bayat. Y el bayat, queridos compañeros, es un acto totalmente consciente. Un acto en el cual demostramos querer vivir nuestra vida como lo hacen aquellos, que los santos describen como creyentes. Es decir, son aquellos que viven de acuerdo, imitando la personalidad, el carácter, las acciones y aprendiendo las enseñanzas de Hz. Muhammad (saws). Y tenemos dos cosas, el Corán i-Karim y a Hz. Muhammad (saws). Y eso ya es suficiente. No necesitamos absolutamente más nada.

¿Hay algo más maravilloso, más increíble, que ese dicho “Me aferro a la puerta de Allah hasta que Él me reciba”? ¿Algo más sublime que el karamat de Allah (swt) en aceptar a seres como nosotros? Por lo menos yo, ese “yo” que todavía vive en mí. Y me perdonó, a pesar de todas mis debilidades.

Hz. Dhu´l Nun Al-Misri (ks) dice lo siguiente: “La debilidad del cuerpo viene de enfermedades, mientras que la debilidad del corazón viene del pecado. Así como el cuerpo no puede disfrutar ni deleitarse con el sabor de la comida cuando está enfermo, el alma tampoco puede disfrutar del placer del du´a, de la adoración, cuando está llena de pecados”.

Estamos transitando los diez días en que diez millones de personas van a hacer el Hayy (El peregrinaje) para regresar al estado que estábamos cuando hicimos la shahada y cuando hicimos el bayat, totalmente limpios, como en el momento que salimos de los vientres de nuestras sagradas madres. Y esos millones están dando vueltas, para el día noveno de este mes, estar en Arafat. Y ese día si cumplimos en estar en Arafat, en el momento prescripto, y nos vamos a la hora del Maghrib, el Hayy es Arafat, pero el Hayy es todo.

El Hayy comienza con la intención que hacemos un año, dos años, cincuenta años antes: ése es el comienzo del Hayy. Porque el Hayy requiere preparación, no podemos ir así como somos y decir “Hey ¿qué tal?” y ver con curiosidad a toda esa gente dando vueltas alrededor de la Ka´ba, yendo a lugares donde Hz. Ibrahim (as) y su familia conocieron al shaytan ir-rayim o estar en Arafat, el lugar donde Adán (as) y Eva (as) se encontraron después de cientos de años, de deambular por la Tierra, cuando finalmente son perdonados en esos famosos días blancos, el trece, catorce y quince del mes árabe.

Así que cuando vayamos al Hayy debemos hacerlo ya, insha´Allah, bastante más limpios que cuando empezamos este camino.

Hz. Dhu´l Nun Al- Misri (ks) que había viajado mucho por el centro del mundo islámico de esa época: Bagdad, El Cairo, Egipto, Persia, el Maghrib.

Y cierto día estaba en unas montañas, ve un grupo de gente que parecía estar enferma, estaban todos juntos allí con rostros de angustia. Y pregunta a esta gente qué hacía ahí. Ellos dicen: “Estamos acá porque hay un gran devoto viviendo en una celda, en seclusión, estaba en khalwat. Y una vez por año, sólo una vez por año él sale de esa celda. Sopla su aliento sobre todos los que están enfermos y los cura. Así que tenemos esperanza de verlo, porque ese día ya va a suceder y queremos ver si él sopla su aliento y nos cura. Luego de esto retorna a su celda y no vuelve a salir hasta el año siguiente”.   

Tenemos que recordar  que la mayoría de las enfermedades que nos aquejan nosotros nos auto-causamos. No miremos hacia otros lados, ni miremos a nadie más.

Hz. Dhu´l Nun Al Misri (ks) quería conocer a ese ser tan especial y ve que sale un hombre, flaco, pálido, con muy poca carne en las mejillas y tenía los ojos hundidos, por una vida dedicada a la abnegación del mundo. Y al respecto Hz. Dhu´l Nun Al-Misri (ks) nos dice: “Cuando lo vi comencé a temblar”. Pues vio cómo ese hombre sopló su aliento, y la gente se curó y comenzaron a irse.

El hombre en cuestión se dio la vuelta y cuando comenzó a regresar a su celda, Dhu´l Nun Al-Misri (ks) lo toma de su jellaba, y le dice: “¡Por favor, por favor, no te vayas! ¡Por el amor de Allah no te vayas!” En tanto, el otro hombre lo mira y le dice: “¡Ia, Dhu´l Nun, suelta mi jellaba!” Y él dice: “¿Por qué? Quiero aprender, quiero quedarme contigo”. A lo que el hombre le advierte: “Suelta mi jellaba, porque si Aquel que nos está mirando se da cuenta que vienes a un miembro de su Creación por ayuda puede llegar a ponerse muy celoso, y eso sería el fin de tu existencia y la mía. ¡Déjame ir!” Así fue, y regresó a su celda.

Un último verso. Dedicado a mí hermano Sefer Baba, que le encantan los versos y hace unos hermosos trabajos de traducción. Y éste lo he escrito porque yo hice la traducción también al castellano.

Hz. Dhu´l Nun Al- Misri (ks) estaba en uno de sus tantos viajes por el desierto y se encontró con una de las tantas mujeres santas.

Esos siglos, el siglo IX en el cual él vivió, siglo X, siglo XI, fueron de una exuberancia increíble con respecto a miembros de nuestro camino, logrando estados que son increíbles. Y Dhu´l Nun Al-Misri (ks) es uno de ellos y recuerden cuando hablé en el último sohbet acerca de algunos seres que tienen la capacidad de manejar tiempo y espacio, trasladarse inmediatamente de un lugar a otro. Pues bien, Dhu´l Nun Al-Misri (ks) hacía eso. Era uno de sus regalos.

Así es que él estaba en el desierto, se encuentra con una mujer y le pregunta por qué ella estaba allí. Y la mujer le dice: “Estoy aquí por el mismo motivo que tú, Dhu´l Nun estás aquí”. Así que ella sabía quién era él. Y lo miró y le dijo: “Escucha este verso”. Hablándole a Allahu Ta´ala ella le dice:

“Te amo con dos amores: Un amor apasionado y un amor que Tú mereces.

En cuanto al amor apasionado, es el que me permite Recordarte, excluyendo al resto de lo Creado.

En cuanto al amor que Tú mereces, es aquel en el cual Tú remueves todos los velos para poder Verte.

No hay mérito de mi parte en ambos amores.

Sólo ensalzarte en ambos”.

Ruego que vuestro dhikr, que todos los actos de adoración que hagan en estos diez días, los que Hz. Abdul Qadir Al-Jilani (ks) recomienda, que nuestro hermano Suleyman Baba los presentó hoy para el resto, que todo eso llegue al Creador de la manera en que es descripto en estos versos, y que Allah (swt) nos acoja en Su Generosidad, Su Misericordia y nos dé el perdón que necesitamos para poder estar más cerca de Él. Y hagamos en honor también de aquellos que están haciendo el Hayy.

Recuerden, por favor, es muy importante hacer un qurban o comer de él durante este ´Eid.

Hz. Muhammad (saws) le daba tanta importancia a este qurban que decía: “Aquellos que tienen los medios y no sacrifican un qurban no son de nosotros”.

Ustedes conocen la relación que hay entre el qurban, el sacrificio de Hz. Ibrahim (as) de Hz. Ismail (as) el perdón de Allahu Ta´ala, cuando desciende el carnero de los cielos y demás, y el simbolismo que ello implica.

Ruego insha´Allah que todo eso sea posible.

As Salam ´alaykum wa rahmatullah wa barakatuhu.