El camino del Amor

Bismillahir Rahmanir Rahim.

En tasawwuf, como ustedes saben, hay un camino llamado “el camino de la culpa”.

El nuestro, el que nosotros seguimos, que nos han enseñado; el que nuestro Pir (ks) nos trajo es el camino del amor.

Pero cada camino, cada aspecto de estos diferentes caminos, por supuesto, todos llegan a Hz. Muhammad (saws) de una manera u otra.

El camino de la culpa, el de los Malamatis, tiene como objeto en hacer sincero el amor, por Allahu Ta´ala. Y ustedes dirán ¿Cómo es eso posible?

Los que siguen el camino de la verdad, todos nosotros, el camino de Al-Haqq, en algún momento de nuestra trayectoria hemos sufrido ese aspecto de culpa. Por ejemplo, en el dergah de Murillo, me pregunto si alguna vez algún dirigente de la mezquita de Palermo ha ido a visitar el dergah. ¿Ha sucedido eso? ¿Cuántas veces? Y luego no aparecen más.

Ustedes recordarán que Hz. Muhammad (saws) en el comienzo de su vida, en Meca, y cuando se había casado con Hz. Jadiyah (ra) tenía una tremenda reputación como hombre de negocios, y Hz. Jadiyah (ra) que era mayor que él y era mujer de una gran fortuna, es decir, con respecto a riquezas materiales. Le encargaba a Hz. Muhammad (saws) que liderara las caravanas hacia el  norte y hacia el sur. Y Hz. Muhammad (saws) a través de estas experiencias adquirió fama de ser alguien increíblemente honesto, pero además muy eficiente en su trabajo.

Entre la élite de Meca él estaba muy bien considerado, hasta que llegó el momento de la inspiración que descendió sobre Hz. Muhammad (saws) y comenzó a hablar de un Dios Único.

En aquella época en lo que era Meca y la Ka´aba había cientos de ídolos, de dioses.

Meca era un oasis de todas las caravanas que venían del norte hacia el sur, hacia Yemen, de allí a Omán y cruzaban el mar hasta  llevar especias o traer mercaderías y especias de la India.

Por supuesto, esto era un gran negocio para los árabes de Meca. La gente que iba allí se alimentaba, dormía, se les ofrecía todos los servicios, y dejaba muy buen dinero.

De pronto llega alguien, uno de ellos, con un mensaje que dice que todo eso no sirve, que todos esos ídolos no son más que estatuas de piedra o de madera o del material que estuvieran hechos, pero no son dioses.

Comenzó a hablar de Allahu Ta´ala. Y a partir de ese momento la gente lo empezó a llamar, y que Allah (swt) me perdone por repetir esto, loco, un hechicero, un mentiroso. Y ustedes saben lo que les pasaba a aquellos que al comienzo se habían convertido al Islam y seguían sus enseñanzas: todo tipo de torturas.

Allah (swt) dijo describiendo a los verdaderos creyentes, dice: “Ellos no temen la culpa que los demás les imponen”. Esa es la gracia de Allah (swt) que Él ofrece y hace que descienda sobre cada uno.

Allah (swt) hace que aquellos que hablan sobre lo que Él hizo descender, por ejemplo Hz. Muhammad (saws) que a pesar de que el resto del mundo les eche culpas, los corazones de esa gente no caen en la desobediencia ni en la falta de creencia. Es más, Allah (swt) es el más celoso de todo lo que ha Creado. Y Él no deja que aquellos que dedican enteramente su existencia a Él sean distraídos por nadie.

Es más, Él no permite eso para que ellos no dejen incesantemente de hacer dhikr, sino que también los protege de los demás, por las dudas de que alguien llegue a percibir en sus ojos las puertas del alma. Es decir, llegue a percibir el estado espiritual de esa persona.

Y ha hecho que aquellos que no están siguiendo un camino de creencia hablen en contra de aquellos que hacen lo opuesto.

Allah (saws) recuerden el caso de Iblis el maldito, a quien lo llamaban el ambicioso, porque era uno de los ángeles que había rezado más a Allahu Ta´ala. Y fue aceptado en esa posición por todos los ángeles. Y los ángeles, a su vez, no aprobaban al ser humano en la Tierra. Decían: “Vas Tú a poner a alguien en la Tierra, a ese primer hombre Adán, cuyos descendientes causarán el mal”. Claro que ellos no sabían lo que Allahu Ta´ala sabía.

Y aquí estamos, miles y miles de años después, descendientes de esos dos primeros seres humanos escuchando lo que Allahu Ta´ala hizo descender para todos y cada uno de nosotros a través de lo mejor de Su Creación, Hz. Muhammad (saws).

En la Malamatiyyah hay tres niveles: aquellos que siguen el camino correcto, aquellos que hacen algo incorrecto intencionalmente, y aquellos que abandonan la ley que Allah (swt) ha establecido para todos nosotros.

Aquellos que siguen el camino correcto y se niegan a actuar de manera hipócrita, y se guardan mucho de ostentar cualquier cosa que les sea posible hacerlo, desde belleza física, hasta riquezas de este mundo o estados espirituales elevados.

Es más, en algunos casos Allah (swt) es tan celoso que oculta el estado de algunos seres humanos de ellos mismos, de modo tal que si ellos llegaran  a darse cuenta  de que tienen un estado espiritual elevado, orgullo y arrogancia crezcan en sus corazones.

En otras palabras, hay santos en esta tierra que no saben que lo son. De la misma manera que no sabemos quién es Al-Jidr (as).

Para aquellos que han hecho el Hajj, si ustedes miran a la pared donde está la puerta de la Ka´aba, la pared que está a la izquierda, subiendo las gradas, en esos lugares hay siempre, siempre, veinticuatro horas por día, uno de los miembros del Gobierno Divino.

Eso es lo que me han dicho y se los repito. Me gustaría muchísimo, y he mirado cuando estaba en el Hajj, viendo si lograba percibir alguna diferencia entre los que estaban sentados pero es imposible saber quiénes son estos seres humanos. Sé que se conocen entre ellos. Como dije recién, Allah (swt) los oculta, porque si son descubiertos deben irse y otro los reemplaza.

En el pasado para transitar este camino de la Malamatiyyah, era necesario hacer cosas que la gente común, el vulgo no aprobara. Por supuesto, nunca jamás rompiendo las reglas establecidas por nuestra religión, nuestro camino.

Hoy en día no es necesario hacer ese esfuerzo. En algunos casos solamente es necesario hacer más rezos de lo normal para que vengan a retarnos.

Les doy un ejemplo al respecto. Como ustedes saben Allah (swt) me ha bendecido con el regalo de poder haber ido al Hajj, muchas veces, diez veces. Y en una de ellas, con quien fuera mi maestro Tosun Baba. Y les ruego hagan du´a por él esta noche, ya que está atravesando un momento difícil de salud. Además porque él fue un hombre que ha dedicado su vida adulta a este camino, y gracias a él hoy estamos hablando, y fue mi maestro en los primeros años de este camino.

Mis sheikhs fueron Muzzafer Efendi (ra) y Sefer Efendi (ra) pero el maestro que me enseñaba a diario era Tosun Baba.

Bueno, un día estábamos con Tosun Baba haciendo el Hajj los dos, después del salat Al-Isha decidimos quedarnos ahí con la Ka´aba frente a nosotros, muy poca gente en medio de la noche. Y habíamos acordado tratar de imitar lo que Hz. Pir Nureddin Al-Yerrahi (ks) hacía de noche, que consistía en cien postraciones en pares, en cada una de ellas incrementando Surah Al-Ihlas, comenzando con uno y en la última recitando Surah Al-Ihlas, luego de Al-Fatiha y demás, cien veces.

Cuando comenzamos yo había visto al cuerpo de guardianes de la religión, en este caso eran mujeres todas vestidas de negro, cubiertas y demás, que estaban observando lo que ocurría. Y en un momento nos llamaron porque vieron que nosotros estábamos haciendo nuestros rezos. Fue la última vez que lo pude cumplir así frente a la Ka´aba con Tosun Baba a mi lado. Y a pesar de que nos quisieron interrumpir un par de veces pudimos llegar a completar eso. Pero les molestaba.

Ahora bien, ¿Cómo es posible que hacer rezos adicionales pueda molestar a un creyente? ¿Cómo es posible que si alguien está adorando a Allahu Ta´ala frente a la Ka´aba, el lugar hacia donde nos es ordenado dirigirnos moleste?

Bueno, esto de lo que estoy hablando es la Malamatiyyah.

Entre las anécdotas sobre seres religiosos de alto nivel hay una sobre un sheikh Abu Tahir Jarami.

Este sheikh llega un día a un bazar, como existen hoy en día, en las ciudades árabes del cercano y medio oriente. Estaba montado en un burro, y su discípulo tomaba las riendas del burro, y lo llevaba a través del bazar.

Era conocido en esa ciudad. Y cuando la gente lo vio le gente decía: “Ahí va el viejo ese. Es un pensador libre.” El discípulo tuvo un acceso de furia, soltó las riendas y se dirigió a pegarle al que había dicho eso. Y el sheikh lo para y le dice: “¡Detente, detente! ¡Ven conmigo!” De todos modos se produjo un tumulto allí, y finalmente el sheikh le ordenó que dejara todo eso y continuaron.

Le dijo a su discípulo: “No te metas en eso. Te mostraré algo con lo cual vas a poder aprender”. Fue a su casa, y cuando están allí hacen la ablución, hacen el salat, y el sheikh abre un pequeño cofre que tenía y le empieza a mostrar las cartas y títulos.

A él lo llamaban el sheikh Al-Islam, el más puro de todos los sheikhs, el sheikh de los ascetas, gnóstico, el sheikh de los dos santuarios, y todos esos nombres que exaltaban su posición. Y le decía a su discípulo: “Fíjate en todos estos títulos que mi nombre no aparece. Se dirigen a mí a través de estas adulaciones.” Y además agrega: “El que me llamó el viejo de los pensamientos libres también me llamó por un título, no me dijo el sheikh Abu Tahir, y eso también fue una adulación. Si hubieras tenido esto en cuenta jamás te hubieras peleado con él”.

Uno de los khalifas, Hz. ´Uthman (ra) tenía cerca de cuatrocientos esclavos en sus plantaciones de dátiles. Y un día lo ven, siendo él el khalifa con una carga de leña sobre sus hombros, y lo hacía simplemente para no olvidarse de quién él era. Una prueba para sí mismo. Se asemeja al ejemplo de Hz. ´Umar (ra) cuando se dirijió a su hijo y le dijo: “¿Cómo vas tú a saborear este camino si no has saboreado el camino de kufr?” Porque ellos nacieron musulmanes. Nunca experimentaron la otra cara de la moneda, como la mayoría de nosotros. Y por qué valoramos tanto este camino, la religión, el Corán i-Karim, los hadices de Hz. Muhammad (saws) su ejemplo. ¿Por qué? Porque fue algo que no tuvimos al nacer y crecer, por ello podemos apreciar la diferencia.

Una última historia.

La ciudad de Rash, era una ciudad muy antigua cuyas ruinas hoy en día están a muy pocos kilómetros, al sureste de Teherán, en Irán.

El primer asentamiento en esa zona, han descubierto a través de ruinas y demás, fue hace tres mil años antes de la llegada de Cristo (as) a la Tierra. Una ciudad antiquísima.

En el siglo XII había llegado a ofrecer tantas cosas, que competía con Bagdad en belleza e importancia.

Era una ciudad de increíble belleza, hecha con ladrillos y cerámicas.

Otro sheikh, Abu Yazid, llegó a esa ciudad; y como era muy conocido la gente comenzó a adularlo y demás. A tal punto que casi sale de su estado de dhikr.

En el bazar, sonriendo frente a todos, durante el mes de Ramadán, y saca un trozo de pan y se sienta a comer frente a todos.

La gente inmediatamente empezó a murmurar, se dio vuelta y se fue, lo dejaron solo desaprobando totalmente lo que había hecho: eso es Malamatiyyah, porque como estaba de viaje no tenía obligación de hacer el ayuno de Ramadán, así que su acción estaba dentro de lo que la religión permitía. Pero la gente no lo vio así, eso es Malamatiyyah.

Cuando ustedes hagan rezos juntos y demás, recuerden un hadiz qudsí que dice: “Los ángeles están dando vueltas por toda la tierra, constantemente, veinticuatro horas por día, todos los días del año, buscando a gente que haga el dhikr, que lo recuerde a Allahu Ta´ala”.

Dhikr es rezo, nuestras ceremonias, dhikr es hacer el salat, dhikr es hacer caridad en el nombre de Allahu Ta´ala, dhikr es tener Su nombre en nuestros labios constantemente. Dhikr es decir Bismillah cuando hacemos algo. Y así, Sus ángeles que andan dando vueltas, si nos ven haciendo esos actos de devoción, simplemente vienen y nos cubren con sus alas. Y esas alas, una tras otra, tras otra, así hasta el primer nivel de los cielos.

Es un hermoso hadiz, continúa. Le ruego que lo busquen, es un hadiz qudsí, y lean el rezo.

As Salam ´alaykum wa rahmatullah wa barakatuh.

 Sohbet de Hayyi Orhan Baba – sábado 25-2-2017 – El camino del AMOR