Wujud: parte III

 

 

Bismillahir Rahmanir Rahim

 

La declaración de wujud se hace en dos aspectos: en unicidad y diversidad, en cercanía y distancia, en similitud e incompatibilidad. Las cosas que están más cercanas en su conexión con wujud, con la unicidad de wujud, tienden a manifestar armonía, simplicidad, unidad, equilibrio y awarness (estar atento, la habilidad de estar presente, de estar alerta, es un estado de conciencia). Ejemplos destacados de este estado serían los ángeles, que son invisibles y no están compuestos de nada material que podamos llegar a ver o concebir, y son “relativamente eternos”. Sé que estas dos palabras al unirlas se contradicen, pero el Único que es Eterno es Allah (swt), todo el resto en algún momento va a dejar de existir, pero sin duda los ángeles viven y existen por períodos muchísimos más largos que el ser humano, por períodos que son incomprensibles para nuestro intelecto.

Aquellas otras cosas que están conectadas a la diversidad de los objetos, los otros extremos que recién mencionamos, tienden a demostrar multiplicidad, a estar compuestos de elementos que podemos percibir, a desequilibrio, desunión, inconsciencia. Un ejemplo de esto son todas las formas corpóreas que componen el universo. Aquí entramos en un aspecto muy interesante; permítanme utilizar el término “las manos de Allah (swt)” simbólicamente, porque aquí hay dos cosas que se reflejan y hablan de una relación muy íntima entre dos aspectos: el macrocosmos y el microcosmos.

El Universo en toda su dimensión espacial y temporal demuestra una infinita diversidad de wujud, con respecto a cualidades, a posibles modos de manifestación. Pero me pregunto ¿cuántas veces, sobre todo aquellos que viven en la ciudad, miran hacia arriba, hacia el universo? Cuando uno está en la ciudad tiende a mirar hacia abajo para ubicarse, para saber en dónde se encuentra, muy pocas veces miramos hacia el cielo, hacia las estrellas. Y lo que es interesante al ver eso, y si podemos ubicarnos, es que al mirar hacia el espacio estamos mirando siempre al pasado, a algo que ocurrió, a algo que nos llega a través del tiempo. Y, ¿cuál es el concepto del universo que tenemos?, es algo en continua expansión, algo que se está separando, distanciando.  Entonces las cualidades predominantes, ¿cuáles son? Hay grandes diferencias entre los objetos que podemos llegar a percibir, hay falta de integración, se expande, no se está contrayendo, no está en una unidad. Así es como lo percibimos desde nuestro punto de vista aquí en la Tierra. Hay, por ende, ignorancia sobre su composición y sobre lo que es, y también hay pasividad, aunque en realidad hay tremenda actividad en el universo, pero nosotros raramente la percibimos.

De una manera opuesta, el microcosmos del ser humano trae y armoniza diversas cualidades del wujud, y es la manifestación de wujud en sí mismo. Y desde el momento en que el ser humano es una manifestación de ese wujud no-delimitado, del cual tanto hemos hablado en estos días, no en nosotros, porque, por favor no se ofenda nadie, pero no veo ningún ser humano en esta habitación, y sin ninguna duda yo tampoco soy un ser humano, tengo la forma y tengo la posibilidad de llegar a ese nivel de humanidad del cual estoy hablando, a ese nivel en el cual hay unidad, hay armonía, hay concentración, hay luminosidad, hay awarness (la habilidad de estar consciente), hay sabiduría y hay actividad.

Todos conocemos el hadiz en el cual Allah (swt) dice que creó al hombre, Adán (as), en su propia forma. Es decir que Él trajo al ser humano a la existencia, poseyendo los atributos de wujud. Así nos ha creado, de esa esencia primordial. Es decir que todos sabemos y entendemos, por lo menos intelectualmente, que en nosotros existe divinidad y es nuestra obligación desarrollar ese potencial.

Wujud designa la disposición original del ser humano. El ser humano en todo el sentido de la palabra, con esas cualidades que hablamos recién, de unidad, de dignidad, armonía, sabiduría; es la manifestación de wujud como wujud, porque nosotros no podemos llegar a apreciar eso de ninguna otra manera. Cualquier otra cosa que se manifieste como wujud, solamente manifiesta ciertos aspectos de Él, manifiesta ciertas cualidades.

Aquí hay un punto clave en todo este concepto, en el cual decimos que hay una cuestión de manifestación y una cuestión de identidad. Dijimos al comienzo que el ser humano es la manifestación de wujud como wujud, eso implica una identidad, con ese aspecto no-delimitado de la divinidad, pero eso es imposible porque sólo Allah (swt) existe, nada más existe. Sólo Allah (swt) conoce, sabe, se manifiesta a través de ese wujud, y recordando por supuesto que nosotros no somos reales, la aplicación de la frase “La ilaha illa Allah” significa eso, que estamos en una dimensión de no-existencia. Es decir que siempre va a haber diferencia, esa diferencia existe entre lo real, que es únicamente divino, y lo no real, que si bien tiene aspectos divinos está separado de esa divinidad por la limitación de nuestra existencia.

Ahora, si fuera posible, y en algunos casos es posible para algunos seres creados estar en armonía con ese wujud no-delimitado, ellos alcanzarían, y pueden alcanzar (es el caso de los Profetas) algo que Hz. Ibn Arabi (ks) denominaba “la estación de la no-estación”. Es decir, que una persona que alcanza ese nivel demuestra, manifiesta, todas las cualidades de wujud en perfecta armonía las unas con las otras.

Esto es la actualización de esa disposición original del ser humano, es decir, un retorno a la divinidad desde la forma humana. Interesante ese concepto, pues nos indica que sólo el ser humano en toda la creación tiene la posibilidad de retornar a ese estado original, ¿cómo? ese es otro tema.

Imaginen lo siguiente, por ejemplo, la luz se manifiesta mostrando colores, cómo sería poder llegar a ver esa luz primordial que no tenía ningún color, esa luz primordial en la cual todos los colores estaban tan en armonía que no necesitaban existir por sí mismos.

Si fallamos en el objetivo de alcanzar ese estado de la perfección de las cualidades, entonces por lo menos debemos continuar desarrollándonos si buscamos espiritualmente ese retorno. Se desarrollarán ciertas cualidades específicas y otras no, o se van a desarrollar o manifestar en menor intensidad. Es decir, ya no estaremos en armonía, pero igual vamos a estar en desarrollo, y eso nos da la posibilidad de entrar a ciertas estaciones que son conocidas y que tienen nombre. La estación de la no-estación, por todo lo escrito y todo lo que conocemos, fue alcanzada solamente por Hz. Muhammad (saws), porque ningún otro ser creado jamás llegó a estar en la presencia de Allah (swt) como él lo hizo, a una distancia de dos arcos. Nada, absolutamente nada creado ha estado jamás tan cerca del Creador. Este es el gran milagro del Mi’raj.

Quizás no podamos alcanzar ese estado de perfección absoluta, pero podemos alcanzar otros estados que nos permiten, espiritualmente hablando, llegar a ciertas estaciones espirituales conocidas, y si alcanzamos por ejemplo la estación de los ángeles, Insha’Allah vamos a poder residir en el Paraíso, después de partir al Más Allá.

Piensen en las cualidades de Paraíso: armonía, luminosidad; no hay necesidades, todo está provisto, hay unidad, hay sabiduría, la que adquirimos en esta tierra. En otras palabras, toda esa manifestación que, a través de esfuerzo, meditación, de dhikr, Allah (swt) quizás lo recompense con algunas de esas estaciones. Y lo opuesto, lo opuesto del ser humano, son aquellas estaciones en las cuales están las cosas dispersas, alejadas, diferentes, en estado de ignorancia, oscuras, densas, como son los niveles del infierno.

Recuerden el simbolismo que hemos establecido entre el macrocosmos y el microcosmos, entre el ser humano y el resto de la creación. Cuando hablamos positivamente, hablamos de la perfección humana, esto es visto como la realización de todas las cualidades de wujud latente en la divinidad que existe en cada uno de nosotros, los seres humanos perfectos, los Insân i-Kâmil son vistos y apreciados como vicerregentes, como khalifas de Allah (swt) en Su Creación, y ellos gobiernan a la creación en Su Nombre. No conozco a ninguno de ellos, conocí a seres que eran posiblemente Insân i-Kâmil o muy cercanos a ello, que no están más entre nosotros, pero les aseguro que existen, que han estado, están y estarán con nosotros hasta el final de los tiempos. Siempre hay un qutub en existencia, siempre están los tres que lo ayudan, los siete y los cuarenta, y a ellos saludamos cada vez que se hace el dhikr, eso es lo que la persona encargada del mismo hace. Saluda a cada uno de ellos y, antes de hacerlo, saluda a Hz. Muhammad (saws).

Todos estos atributos, si los enfocamos en la Realidad Divina, meditamos, hacemos dhikr, hacemos esfuerzos, nos controlamos, rezamos, hacemos du’a; es posible que Él nos regale la apreciación de las cualidades que están en ese Arte Divino que cada uno de nosotros tiene. En ese aspecto la perfección humana es vista entonces como la afirmación completa de la similitud divina, porque en nosotros existe esa divinidad, la cual afirmamos a través de las cualidades. Pero muchas veces esta perfección puede ser vista de una manera negativa, puede ser vista en su incompatibilidad con el Creador, pues no podemos compararnos con quien nos creó. Entonces establecemos, vemos y apreciamos eso a través de la diferencia.

Desde el momento en que no hay nada real, lo único real es Allah (swt), todo el resto de lo que existe no es real: nosotros pertenecemos a esta segunda dimensión.

Desde este punto de vista podemos llegar a afirmar que la disposición original nos permite vaciarnos de las cualidades adquiridas, y hablamos de estas cualidades adquiridas de la vida, de las cosas que nos rodean, de lo que absorbemos y entendemos algo como positivo cuando muchas veces no lo es.

A veces, tenemos la habilidad para tratar de sonreír y dar y ser uno en un grupo social cuando no estamos de acuerdo con lo que el grupo ve, pide o tiene experiencia. Es decir, las cualidades adquiridas son limitadas, entonces no tienen lugar en este concepto de wujud, y al decir eso, vaciarnos de esas cualidades es permitir que wujud se manifieste en sí mismo, en su total plenitud, porque no hay nada dentro de nosotros que lo detenga.

“Aléjate de ti y ven hacia Mí, vete, vete de ti y ven hacia Mí. Morir antes de morir”.

Estas expresiones significan todo esto de lo que estamos hablando. Es decir que wujud, que es lo único que no es creado, se manifiesta únicamente cuando nos vaciamos de todo el resto.

Queremos llegar a un punto, y es el de conocer exactamente la posición del ser humano y su potencial para alcanzar aquello que ya existe en nosotros, el concepto es simple en su expresión, inmensamente complicado para tratar de lograrlo. Pero si nos quedamos sentados sin tratar, nada podremos hacer.

Hoy estaba leyendo una historia de una pareja budista, el hombre de unos cincuenta años, a través de muchos esfuerzos personales alcanzó una posición que se llama Gueshe, que es la de un maestro de alto nivel. Hay distintas ramas en el budismo, esta es la de budismo tibetano que sigue el Dalai Lama. Este señor dando clases conoció a una discípula y se unieron, y están viviendo juntos. Los monjes budistas son célibes, y ellos dicen que viven así sin experimentar las cosas que dos seres humanos casados hacen cuando están juntos. Me llamó mucho la atención en el trabajo constante que realizan trabajando en sus egos, pues hasta llegaron a lograr respirar al mismo tiempo. Otra de las cosas que hicieron, que están alejadas de nuestros conceptos, es que hicieron un voto de no estar separados jamás por más de quince pasos de distancia, y eso es lo que les permite que, si ella tiene que ir al baño en un aeropuerto, por ejemplo, él la espera en la puerta. Pero fíjense cómo un ejercicio tan simple como respirar, a qué nivel ellos lo han llevado. A nosotros nos gustaría que con cada inhalación o exhalación pudiéramos pensar o pronunciar: “Allah”.

Este estado del cual hablábamos de estar absolutamente vacío, es muchísimo, muchísimo más complejo que esto.

 

As Salam ‘alaykum wa rahmatullah wa barakatuh.

 

Sohbet de Hajji Orhan Baba. “Acerca de wuyud  (III).” Jueves 15-05-2008