El mundo es temporario

 

Bismillahir Rahmanir Rahim.

 

¡Qué emoción poder verlos y compartir un poco con ustedes este momento en ese hermoso lugar! ¡Alhamdulillah!

Para todos, imagino, este es un momento muy importante luego de estos meses que tuvimos que estar en otro lugar y pudimos regresar a nuestro dergah, tan hermoso como el que estoy viendo. Es una enorme bendición.

En estos últimos meses la mayoría de ustedes me ha escrito por un motivo u otro, con diferentes preguntas, preocupaciones, sueños, situaciones, necesidades; lo cual es lógico, y también, por supuesto, saludable como un intercambio entre ustedes y este faqir.

Lo que aparecía en cada uno de estos e-mails, en estos intercambios, era una gran necesidad, y eso era dominar aquello que normalmente nos lleva de la nariz, como un buey al que le ponen un aro aquí, en la nariz, y tiran con la soga y el buey, un enorme animal, de varias toneladas de peso, al sentir ese inmenso dolor en su nariz no hace nada más que obedecer para que ese dolor disminuya.

¿Saben? Nuestro interior está en las mismas condiciones de ese buey. ¿Por qué? Porque el mundo nos lleva así de la nariz, con ese aro, que causa tan inmenso dolor, y nos queremos escapar y no queremos verlo. Pero no es posible evadir su influencia, porque estamos en medio del agua como esa historia que tantas veces hemos repetido, en que unos peces estaban nadando, y llegan donde un pez más anciano, sabio, y le preguntan: “Oh anciano, tú que sabes tanto, ¿nos puedes decir dónde está el agua?”

Algunos de ustedes, unos cuantos, han tenido la enorme bendición de hacer el Hajj, y también de conocer la sagrada Medina ¡Alhamdulillah! Y vieron la casa que Hz. ‘Aisha (ra) compartía con el Profeta Muhammad (saws).

Vieron el lugar donde vivían Ahlul Suffah, los que llaman la “Gente del Asiento”, creo que es la traducción al castellano, y vieron cuán cerca estaba todo eso de la mezquita, que era el edificio situado inmediatamente al lado de ellos.

Nosotros estamos en Hajj y ese Hajj es permanente, el peregrinaje de este mundo, en este mundo, hacia el más allá.

Si no vemos esta vida terrenal como un Hajj, quizás estemos perdiendo el tiempo, y dejando que eso tan precioso que llaman minutos de vida se nos escapen sin tener conciencia de ello.

Pensé que era apropiado, luego de que Allah (swt) nos ha regalado algo tan hermoso como es el dergah, y no es solamente el edificio, sino lo más precioso de eso que es la comunidad: todos y cada uno de ustedes.

La historia de Rabi’ah ibn Ka’b (ra), era uno de los Sahaba que formaba parte de la llamada “Gente del Banco”, Ahlul Suffah, y cuando oigan los detalles de esta historia, Insha’Allah, les pase como me sucede, que me dedico a meditar y ver cómo está mi estación comparada con la de alguien como él, que vivió y sirvió a Hz. Muhammad (saws) y realmente yo me encuentre en el fondo del océano.

Él era muy joven, cuando la luz de la fe iluminó su corazón, y éste se abrió a las enseñanzas del Islam.

Cuando sus ojos se posaron sobre Hz. Muhammad  (saws) por primera vez, lo amó con un amor que absorbió su ser entero, y lo amó a él de tal manera, que ningún otro ser humano tenía lugar en su corazón. Sucede eso cuando nos encontramos con seres especiales.

En una muy inferior comparación, me sucedió eso cuando conocí a Muzaffer Efendi (ra), a Sefer Efendi (ra), y a todos aquellos viejos derviches que llegaron aquí, a New York, a principios de los años ochenta.

Entonces con ese amor que inflamó su corazón, se dijo así mismo: “Oh! Rabi’ah, ¿Por qué no te dedicas a servir al Profeta Muhammad? Vive para él.”

Él se hablaba a sí mismo, fue  y le sugirió a Hz. Muhammad  (saws) servirlo, con una sola esperanza, que si Hz. Muhammad (saws) lo aceptaba, toda la felicidad que era posible para un ser humano, iba a estar depositada en su corazón.

Fue y se presentó ante Hz. Muhammad (saws), quien lo aceptó con una sonrisa.

A partir de ese día él vivió a la sombra del Profeta (saws). Y permítanme usar esta palabra, a pesar que sabemos que Hz. Muhammad  (saws) no producía sombra.

El mismo Rabi’ah ibn Ka’b (ra) dice en sus palabras: “Yo iba con él a donde él iba, me movía alrededor de todo lo que él observaba, en las oportunidades que él miraba en dirección a mí, yo me paraba en su presencia. Cuando él expresaba una necesidad, me encontraba corriendo para satisfacerla. Corría continuamente a través del día y cuando el día se acababa y él, Hz. Muhammad  (saws), recitaba el Salat Al-‘Isha, y regresaba a su casa, yo a veces pensaba en irme e ir a dormir a algún lado, pero inmediatamente me decía a mí mismo: “¿A dónde vas a ir Rabi’ah? Quizás el Profeta (saws)) tenga necesidades durante la noche y él no te encontrará allí para servirlo”.  Con ese pensamiento, simplemente, se sentaba al lado de la puerta de la casa de él, donde ustedes lo vieron, y se quedaba esperando a ver si Hz. Muhammad (saws) necesitaba algo.

Y oía cuando el Profeta (saws) se levantaba y recitaba a veces, por una tercera parte de la noche o a veces la mitad de la noche o a veces la noche entera, palabras de adoración a su Creador, y decía: “A veces el cansancio me dominaba y me quedaba allí, acostado contra la puerta”.

Era costumbre del Profeta (saws) que si alguien hacia algo por él, a él le encantaba hacer algo todavía mejor para esa persona. Entonces un día el Profeta (saws) le preguntó qué era lo que podía hacer por él, qué era lo que él necesitaba, le dijo: “Pídeme algo, y trataré de dártelo”, y él le respondió: “Oh Rasulullah. Por favor, permíteme pensar sobre eso y te responderé muy pronto.” El Profeta (saws) sonrió y le dijo: “Cómo no”.

En aquel momento Rabi’a ibn Ka’b (ra) era joven, como dijimos y muy pobre, no tenía nada, no tenía familia, no tenía posesiones, no tenía casa, no tenía absolutamente nada.

Él, como dije, era miembro de esa “Gente del Banco” que vivía simplemente allí, a la intemperie, ante la puerta de Hz. Muhammad  (saws) para servirlo para ayudarlo y para rezar con él.

Así que él pensó pedirle algo de este mundo, algo que lo sacara de su pobreza y poder tener como los demás un poco de posesiones, un poco de riqueza, una esposa, hijos; pero en cuanto ese pensamiento entró en su mente, inmediatamente se dijo así mismo: “Tú debes morir por pensar así Rabi’ah, el mundo es temporario y simplemente esto lo dejaremos atrás. Tú tienes tu porción de lo que Allah (swt) te ha enviado y aquello que Allah (swt) garantiza ya llegará a nosotros, y a aquellos que no nos llegará, no importa cuánto deseemos tener algo o a alguien o un estado espiritual”.

Hz. Muhammad  (saws) tenía un lugar con Allah (saws) y nada de lo que él pedía le era negado. Entonces Rabi’ah (ra) llegó a la conclusión de que el mejor pedido era suplicar por algo del Más Allá, así que fue y le dijo: “Hz. Muhammad ahora sé lo que deseo pedir de ti. Deseo que intercedas ante Allahu Ta’ala en mi nombre y que me permitas ser tu compañero en el Más Allá”.

El Profeta (saws) cuando oyó ese pedido, abrió sus hermosos ojos, lo miró muy fijamente y le preguntó: “¿Quién te sugirió que pidieras esto?” Y dijo: “Nadie, oh Mensajero de Allah, nadie me ha aconsejado nada. Pero cuando tú me dijiste pídeme algo y te lo daré, yo pensé en pedir algo de este mundo, así que inmediatamente en ese momento cambié y lo he modificado para elegir algo que es permanente y eterno, en comparación con aquello que es temporario y que muere. Por eso te he pedido que intercedas por mí frente a Allahu Ta’ala, y que Allah (swt) me permita ser tu compañero en el Más Allá”.

El Profeta (saws) se quedó en silencio por un largo rato, luego le preguntó: “¿Hay algún otro pedido, algún otro deseo además de eso Rabi’ah?” A lo que él respondió: “No, oh Mensajero de Allah, nada puede igualar a aquello que te he pedido.” El Profeta (saws) respondió: “Muy bien, en ese caso acompáñame por tu bien en hacer unos rakats por este pedido.” Le solicitó también que incrementara sus devociones y Rabi’ah (ra) así lo hizo, porque eso era necesario para que su deseo, el de ser compañero de Hz. Muhammad (saws) en el Más Allá, fuera otorgado.

La historia continúa y el tiempo que tenemos no es muy corto. ¿Por qué estoy hablando de esto? Porque, salvando las diferencias abismales que existen entre estos seres y nosotros, estamos en la misma situación, estamos allí reunidos por una sola razón e Insha’Allah esa razón sea válida, esté en nuestras mentes y en nuestros corazones, porque nuestro único propósito en reunirnos es hacerlo por amor a Allahu Ta’ala.

Y así, como Rabi’ah ibn Ka’b (ra) para poder ser un sirviente de Hz. Muhammad  (saws) tuvo que incrementar sus devociones para que el pedido de Hz. Muhammad  (saws) fuera otorgado, nosotros tenemos que hacer lo mismo, porque además de todo tenemos la desventaja de vivir en un mundo que nos absorbe; el mundo nos presiona, el  mundo ejerce una presión que a veces es intolerable, y sin embargo, con poco esfuerzo de nuestra parte, Allah (swt) nos ha otorgado eso que ustedes están disfrutando ahora, la oportunidad de reunirse y de estar en su presencia.

Alguien le preguntó a Hz. Muhammad  (saws) por qué Hz. Abu Bakr (ra) era considerado superior al resto,  ¿simplemente se debía a que él rezaba más que el resto, ayunaba más, daba más cosas y bienes en caridad?

Así que el Profeta (saws) dijo: “No, nada de todo eso realmente importa, lo que importa es lo que él tiene fijo en su corazón”. Se trataba del amor que sentía por Allah (swt) y qué Él le hacía sentir por Él y por su Profeta (saws), y así es que ese amor no ha tenido igual en la raza humana desde esa época.

Pero recuerden ustedes que a pesar de todo eso llegará el momento en que dos rakats de namaz tendrán el mismo valor que todo un día de devoción de uno de estos seres tan especiales que servían a Allah (swt) y a su Profeta  (saws).

Agradezcan la posibilidad de estar juntos, agradezcan la posibilidad de poder hacer el salat y de hacer dhikr. Agradezcan la oportunidad de poder ejercer vuestra fe y de poder compartir esos beneficios en libertad, en muchos lugares del mundo esto no es posible.

La Argentina con todas sus grandes cosas y con sus pequeñas cosas, sus miserias y demás, sigue siendo un lugar privilegiado en esta tierra. Cuiden lo que tienen, por favor.

Insha’Allah puedan disfrutar de ese hermoso dergah, y que Allah (swt) permita que podamos hacer juntos dhikr en ese lugar.

As Salam ‘alaykum wa rahmatullah wa barakatuhu.

 

Sohbet Hajji Orhan Baba. “Aquello que nos domina como al buey. Nuestra estadía en esta tierra como un Hayyi. Historia de Hz. Rabi’ah  ibn Ka’b (ra).” Jueves 15-04-2010