La importancia de ‘Arafat

Bismillahir Rahmanir Rahim.

Mañana es el día de ‘Arafat, y como les dije ‘Arafat es el Hajj. Para quien no está en ‘Arafat ese día, no ha hecho el Hajj.

Es un día importantísimo, pero permítanme comenzar con otro tema que tiene conexión con esto.

Los que llegaron inicialmente a este país eran irlandeses. Formaban parte  del movimiento protestante muy perseguido por la iglesia católica, estoy hablando de trescientos, cuatrocientos años atrás. Y un grupo de ellos decidió venir a estas tierras.

Pasaron doscientos años y, en Irlanda, alrededor del año mil ochocientos cuarenta y cinco, comienzo una epidemia de hambre. La llamaron la epidemia de las papas, porque éstas eran el alimento más común que tenían los irlandeses para consumir a diario. Estos irlandeses católicos vienen a estas tierras.

A mí me encantan los irlandeses, como grupo, por sus costumbres, por su idiosincrasia.

Un día me invitan a un funeral, esto antes de Islam.

Voy al funeral y estaba, por supuesto, el cajón con el muerto y gente sentada. Sin embargo había otros que estaban en otra habitación de la casa, bebiendo, haciendo chistes, muriéndose de risa, comiendo: era una fiesta.

Era una fiesta pero según el concepto de que quien se había ido estaría mejor en el Más Allá que en este mundo.

Fue un hecho de los que más me impactaron en los casi cincuenta años que hace que resido en este país. En el año dos mil diecinueve se cumplirán cincuenta años de mi arribo a Estados Unidos.

Cuando apenas llegué, en mil novecientos sesenta y nueve, y no quiero hablar de mí, sólo estoy diciendo esto a manera de introducción para ir al tema del cual quiero charlar, trabajé según mi idea, para comprarme un jeep con un amigo, con quien había venido e irnos manejando de regreso a través de América. Ese era todo el propósito de haber venido a los Estados Unidos.

En aquel momento estaba estudiando en la facultad de ciencias económicas y quería ser administrador de empresas.

No encontré el árbol donde decían que crecían los dólares, tuve que trabajar para poder subsistir y la compra del jeep se hacía cada vez más difícil y más lejana.

En diciembre de mil novecientos setenta, dos años después, trabajaba mucho,  dieciséis horas por día para poder comprar ese bendito jeep que lo pude comprar después de veinte años de haber llegado aquí.

En diciembre de mil novecientos setenta decido regresar a Buenos Aires para continuar con mi carrera.

Al llegar muy contento de estar con mi familia, empiezo a buscar a  los amigos, los lugares, la gente, los boliches donde nos reuníamos en Vicente López, Olivos, Martínez. Y estaban allí, haciendo exactamente lo mismo que habían hecho conmigo antes de que yo partiera a los Estados Unidos.

De lo que no me había dado cuenta hasta ese momento fue cuánto había cambiado yo internamente debido a la cultura de esta gente, de estas tierras.

Quince días después estaba de regreso y, además, extrañaba a quien es ahora mi esposa, Kevser.

¿Por qué hablo de esos impactos? Porque aquellos que van al Hajj lo hacen a través de una experiencia similar. Están en un país enteramente diferente, y aquellos que han estado allí lo saben, a todo lo que los argentinos conocemos.

Las costumbres son diferentes, la lengua, el ambiente, el clima es semidesértico, todo muy hermoso, pero es una belleza que hay que aprender a apreciar.

Durante mi primer viaje estoy tratando de recordar si vi algo de verde y no recuerdo haberlo visto.

Hoy en día en ‘Arafat nuestros hermanos que están allí podrán ver verde, porque los sauditas han construido plantas desalinizadoras que bombean agua hacia ‘Arafat, y han hecho un vergel que tiene como una especie de  mini clima.

Y ‘Arafat, la primera vez que lo vi, era un valle enorme que tenía pequeñas montañas a ambos lados, y era totalmente seco.

Una de las cosas que quizás nos importe más de ‘Arafat que el resto, es que Hz. Adam (as) y Hz. Eva (as) se encontraron allí luego de descender del Paraíso, después de muchos años.

¿Por qué hablo de la importancia ‘Arafat, de morir, de una fiesta, de estar mejor en el Más Allá? El hajji cuando toma la ablución y se pone el ihram, hace la intención y comienza el Hajj. El simbolismo de todo esto significa que el hajji  está muerto, y que ha dejado el mundo, familia, posesiones, trabajo, allí, en Argentina en este caso, y que fue a hacer el peregrinaje que Allah (swt) ordena como una de las cinco obligaciones de los musulmanes. En esto hay un antes y un después. Al antes es la persona que  se puso el ihram para comenzar estas etapas de adoración, y la otra es la persona que regresa.

El hajji es como si estuviera muerto. No puede romper una planta, no puede hacer mal, no puede matar un animal, no puede hacer absolutamente nada. Ni siquiera puede rascarse si le pica mucho la cabeza, porque el muerto no se rasca, disculpen la expresión tan directa, pero es así. No se debe discutir, ni hablar, ni tener malos pensamientos. Es como si estuviera muerto.

La gran fiesta es el martes, el día del ‘Id. ¿Por qué es una fiesta? Porque cuando termina ‘Arafat, Allah (swt) nos perdona todos los pecados que hemos cometido, excepto uno: buscarle asociados.

No hay otra ceremonia en que esto ocurra, con la excepción del salat de los viernes, en el que los pequeños pecados son perdonados para aquellos que observan el salat en comunidad estos días.

Nuestros hermanos hoy están en Mina. Es un lugar que se encuentra situado en las afueras de Meca que está rodeada de colinas muy secas. Del otro lado está Mina, en donde hay cientos de miles de carpas. Ellos están allí, pasan la noche y mañana los llevan a ‘Arafat, en donde deben estar un poquito antes del mediodía, es decir, antes del salat Al-Fayr hasta el Magrib. Es una hermosa, indescriptible experiencia el Hajj.

Invito a aquellos de nosotros que no lo han hecho a que reúnan lo que necesiten para cumplir con eso antes de partir al Más Allá.

Esto lo relaté en otras oportunidades. Me tocó hacer el Hajj por mi padre. Se puede hacer. Por ejemplo, si hay un musulmán enfermo o algo le impide hacerlo, uno puede ir por esa persona de la familia.

Tiempo después, un año o dos, me dice. “Me gustaría ir al Hajj.” Le dije: “Pero fui yo. Ya cumpliste.” Y él dijo: “No. Yo quiero tener esa experiencia”. Porque había leído más sobre el Hajj y había aprendido y quiso ir.

Reuní a mis hermanos, porque el Hajj físicamente demanda mucho, y mi padre tenía una condición especial, su corazón estaba débil y tenía enfisema. Entonces le dije: “Quizás no regreses, pero quiero que le digas a la familia que vos querés ir.” Así que le dijo a mis hermanos: “Yo quiero ir, y si me muero es mi decisión”. Así que fue.

Cuando estábamos en ‘Arafat, sentados, ahora mismo lo estoy viendo, parecía un Buda, cruzado de piernas, con sus dos pedazos de tela. Él hacía unos gestos muy especiales y yo me reía, porque él estaba mejor que todos nosotros que teníamos veinte o treinta años menos que él. Estaba en su gloria.

Hizo el Hajj, fuimos a Istanbul, regresó a Buenos Aires. Lo mismo mi madre, estaba al lado de él.

Muzaffer Efendi (ra) decía que en realidad no hay muerte, hay diferentes nacimientos. Nada se pierde, todo se transforma. Ustedes conocen esa ley de Albert Einstein. Con nosotros es lo mismo.

Allah (swt) decretó que cada ser viviente debe pasar a través de la experiencia de la muerte. Pero es una muerte parcial: es la separación de lo físico con el alma. Lo físico queda acá, el mundo de lo denso que es adonde pertenecemos, y al alma regresa al estado en que se encontraba antes de descender.

¿Pero por qué hablamos de eso, de que nada muere?

Todas las almas fueron creadas y están en el Paraíso de las almas, y el día quince de Sha’ban, Allah (swt) decreta o les comunica a Sus ángeles quiénes nacerán, quiénes continuarán viviendo en esta Tierra, y quiénes partirán al Más Allá.

Cuando Allah (swt) decreta que el alma va a entrar a un cuerpo, permite que dos seres en esta Tierra se conozcan, se unan y que el semen ingrese al vientre de la mujer, quien tiene ese indescriptible, sagrado regalo de dar vida, y nacemos.

¿Pero, qué pasa? Nacemos en un lugar increíblemente confortable, recibimos alimentos, rodeados de amor, protegidos en el vientre de la madre. Todos y cada uno de nosotros no queremos ir a otro lado. Si es el lugar más cómodo, más hermoso, más increíble en el cual podemos llegar a estar. En cambio Allah (swt) dice: “No”. Y luego de un período establecido salimos al mundo.

¿Cómo sale el bebé al mundo? Llorando y con las manos cerradas. No queremos entrar al mundo. ¿Para qué? Si el vientre de nuestras madres es el mejor de todos los lugares.

Pero otra transformación acaba de ocurrir y entramos a este mundo.

Al partir al Más Allá todos los muertos tienen las manos extendidas. ¿Por qué? Porque al Más Allá no podremos llevar nada de todo cuanto queríamos y apreciábamos en este mundo. Ni las hermosas alfombras, ni la ropa que tanto nos gustaba y fuimos a comprar hace una semana, ni nuestros hijos, esposas, amantes, coches, derviches, ni amigos. Nadie nos va a acompañar.

Lo que sucede es que este cuerpo regresa a los elementos con los que está constituido.

Han pasado cientos de miles de años desde que Adam (as) y Eva (as) descendieron a esta Tierra. No podemos tener el concepto de cuántos seres humanos han vivido hasta hoy en día. No sabemos si cuando estamos caminando por las calles, las veredas, esa tierra que estamos pisando, no fue parte del cuerpo de algún rey o de alguna hermosa mujer. No tenemos idea.

Eso es materia pero el alma continúa.

Ahora bien, cuando el alma ingresa al cuerpo y luego se asoma al mundo queda intoxicada con todo eso: los colores, la música, el agua, el sol, las plantas, otros seres humanos, los amores, la comida. Todo eso embriaga al alma, y se olvida de aquello que había experimentado antes de entrar al cuerpo. Es decir, estaba en el Paraíso de las almas olvidando totalmente  su propia existencia porque estaba mirando al Creador, así como nosotros vemos a la  luna de noche. Así más o menos es la comparación que aquellos que saben  han hecho.

Eso es suficiente para que el alma olvide su propia existencia. Y Allah (swt) dice: “Yo quiero que ustedes Me recuerden. Yo quiero que Me adoren. Todo lo he creado para ustedes, pero a ustedes los he creado para Mí”.

Y cuando comenzamos a transitar este camino buscamos despejar la ruta, la jornada del alma, para que pueda volver a encontrar el propósito de su existencia en la Tierra.

Les relataré una historia para que sea más gráfico lo que les quiero decir.

Esto sucedió en un cafetín de Istanbul, que está como a una cuadra del dergah, donde hay una parada de taxis.

Estaba tomando su té y charlando con unos amigos un creyente muy adinerado. En eso entra un medzub. El medzub  es un ser que Allah (swt) ordenó que naciera así. No está mucho en este mundo y tampoco puede estar en el Más Allá porque tiene cuerpo, pero tiene una conexión muy especial con el Creador.

Este medzub ve al creyente rico y le empieza a pedir dinero para comprar yogurt.

El pudiente, que estaba cansado de que todo el mundo le vaya a pedir, porque sabían que tenía dinero, le dice: “No, no, no. Vete.” El medzub no se va y empieza a pedir a los gritos y, con tal de que se callara, el hombre pudiente mete la mano en su bolsillo, le da dinero al medzub y le dice: “Toma, ve a comprar tu yogurt y vete”.

El medzub compra el yogurt, pero vuelve a la meza y le pide al creyente rico: “Ahora me hace falta dinero para comprar pan. Dame más.” El rico le dice: “No, te vas, se acabó.” Y se dio la vuelta, se fue y no le dio el dinero.

El medzub podría haberle pedido a cualquiera.

El rico esa noche va a dormir y sueña. ¿Qué es lo que sueña? Que muere y va al Paraíso. Mira alrededor y dice: “¡Qué hermosos todos estos jardines, estas flores, estas aguas! ¡Qué increíble! Pero tengo un poco de hambre. ¿A quién le pido?” Cuando pensó en el hambre que sentía apareció uno de los seres del Paraíso con yogurt. Le da el yogurt, y el hombre rico le dice: “¡Qué rico! Antes de que te vayas, ¿me podrías traer un poco de pan?” El otro le dice: “No, no, no.” El rico se queja: “¡Cómo no! ¡Aquí en el Paraíso debe haber de todo!”  El ser del Paraíso le dice: “Hay de todo lo que envían desde la Tierra. Tú solamente has enviado un yogurt al Más Allá. Cuando te pidieron pan, te negaste. Así que para ti no hay nada más que yogurt”.

El hombre rico se despierta, se da cuenta del mensaje y de la enseñanza que en él había, así que buscó todo el dinero que tenía y salió a darle a todo el mundo.

Es decir, en el Más Allá nos espera lo que enviamos desde aquí. ¿Me explico? Busquemos que la balanza esté inclinada del lado de lo positivo. Amin.

Todo recuerdan a Bahlul Udana, que decían  era medio hermano del Sultán Harún Al-Rashid, famoso personaje de “Las mil y una noches”, época de esplendor de nuestra religión y de la ciudad de Bagdad.

Él también era un medzub, no estaba ni aquí ni allá, pero Harún Al-Rashid lo consultaba en todo, en cada decisión que debía tomar consultaba con él, por la sabiduría que tenía.

Una noche andaba dando vueltas por ahí y, como hacía un poco de frío, dice: “Voy a encender la chimenea” Empieza a buscar leña y no había por ningún lado. Después logra encontrar leña, pero no tenía fuego para encenderla, Y dice: “¿Y ahora cómo la enciendo? Voy a dar unas vueltas por el infierno, pediré prestado un poco de fuego y regreso y enciendo la chimenea”.

Llega al infierno, y de pronto ve jardines y colinas y árboles, etc. Entonces le pregunta a los ángeles que estaban por allí: “¿Estoy en el infierno o me equivoqué?” Le responden: “No. Estás en el infierno.” Y nuevamente pregunta: “¿Y dónde está el fuego?” Le responden: “El fuego está si lo que has enviado aquí es fuego, de lo contrario no hay”.

Hay un antes y después en el Hajj.

Todos hablan de la igualdad en esta Tierra. Se preguntan ¿Por qué algunos nacemos así, otros como animales, algunos nacemos con mucha inteligencia y otros con menos, algunos nacemos con extraordinaria belleza? Y si quieren recordar acerca de extraordinaria belleza está la historia de Hz. Yusuf (as), cuando la mujer que lo quería conquistar se lo presenta a sus amigas y éstas la criticaban porque sabían que ella estaba perdidamente enamorada de él pero estaba casada con otro. Entonces ella las invita, y coloca a su disposición manzanas y cuchillos para que ellas coman, y en eso les presenta a Hz. Yusuf (as). Éstas al verlo se cortaron; tal era la belleza de él.

Lo que ellas veían era parte con sus ojos y parte con el alma, veían a un profeta. No me puedo imaginar cómo debe ser esa experiencia.

Un zar ruso, en cierta época, quería saber sobre la igualdad. Acerca de por qué algunos tenían mucho y otros poco, por qué algunos eran más lindos que otros, unos tenían más inteligencia que otros. Quería saber por qué existían ese tipo de cosas.

Le dan una respuesta: “De la manera en que Allah (swt) nos pone en el mundo es para poder llegar de regreso a Él”.

No contento el zar con esta respuesta llama a un sabio islámico y le hace los cuestionamientos que tenía. El sabio le dice: “¿Tienes una orquesta sinfónica?” El zar responde afirmativamente. El sabio le pide: “¿Puedes llamarla para que venga?” El zar responde: “Cómo no”.

La orquesta llega y el sabio pide: “Que sólo toque el de la trompeta francesa, por favor.” El músico ejecuta la trompeta y el zar lo mira al sabio islámico y le dice: “¡Esto es demasiado aburrido!” El sabio dice: “Claro que es demasiado aburrido. ¿Puede tocar ahora toda la orquesta?” Comenzó entonces a tocar toda la orquesta y todos los corazones se llenaron de alegría.

Cuando se termina de ejecutar la pieza el sabio le dice al zar: “Ya ves por qué es así. Si todo fuera como ustedes dicen el alma no llegaría jamás a regresar al Creador”.

Nuestros hermanos mañana pasarán a través de esta etapa, de limpiarse. Cuando ellos regresen abrácenlos, besen sus manos, como se hacía en la antigüedad.

Los derviches esperaban afuera cuando llovía para ser tocados con esas gotas de lluvia que hacía instantes habían nacido y estuvieron en la presencia del Creador.

Eso es tener conciencia de lo que sucede. Eso es el Hajj. Eso es el peregrinaje. Eso es regresar a este mundo, ser puros e Insha’Allah, comportarnos con esa pureza frente al resto de la Creación.

En una de las ceremonias los hajjis juntarán primero siete piedritas para arrojarlas a las columnas donde el shaytanir-rayim tentó al Profeta Ibrahim (as), para que no sacrificara  a su hijo. Lo tentó a él, a su esposa Hagar (as) y a Isma’il (as). Pero todos sabían que Hz. Ibrahim (as) no desobedecería la orden de Allah (swt).

Hay que recoger setenta piedritas en Muzdalifa, un lugar luego de ‘Arafat.

De esas setenta piedritas tiramos las primeras siete, pero ¿Qué es lo que estamos tirando en ese momento? Sin ninguna duda no estamos tirando piedras al diablo.

El diablo no está en esas columnas. Es el simbolismo de remover de nuestros cuerpos aquello que invade el alma al llegar a este lugar: la arrogancia, los celos, el odio, el amor por las posesiones, el amor por las riquezas, el estatus y el dinero.

Los profetas nos trajeron ese mensaje para limpiar y remover eso del alma.

Nosotros los musulmanes tenemos el Corán i-Kerim que existirá hasta el Final de los Tiempos, así como está ahora, sin que un punto sea cambiado. Y ésta es la razón por la cual el Corán i-Kerim descendió por un período de veintitrés años, en diferentes revelaciones al Profeta Muhammad (saws), mediante el arcángel Gabriel (as). Así estará hasta el Final de los Tiempos.

Las siete cualidades divinas que recitamos: La ilāha ila llah, Allah, Hu, Haqq, Hayy, Qayyum, Qahhar, son las que nos limpian de esos siete pecados capitales.   Y cuando tiramos las piedritas decimos: “¡Allahu Akbar, Allahu Akbar, Allahu Akbar!”

Ese primer día, el lunes se arrojan las piedras a lo que llamamos “el gran shaytan”. Los otros días se visitan los tres sitios, y se arrojan siete en cada uno.

Si nos quedamos los tres días luego del ‘Id, son siete por tres, veintiuno, veintiuno por tres son sesenta y tres, más las siete del primer día suman las setenta piedritas que debemos tirar. Y debemos pedir a Allah (swt) que disminuya la influencia de cada uno de estos pecados capitales en nuestro ser, para poder continuar el camino de regreso.

Y no se olviden de hacer du’a por los hermanos que están en el Hajj.

 

As Salam ‘alaykum wa rahmatullah wa barakatuh.

Sohbet de Hajji Orhan Baba. 18 de Agosto de 2018