Cubrir las faltas

 

 

Bismillahir Rahmanir Rahim

 

Esta es la historia de alguien que se llamaba Qarún.

Qarún estaba muy orgulloso de su riqueza, de sus bienes personales y era primo del Profeta Moisés (as). Pero Qarún estaba realmente celoso de la notoriedad del Profeta Moisés (as), y deseaba que de alguna manera éste fallara en su misión. Realmente creyó, debido a su falta de fe, que podía hacer algo para que eso sucediera.

Se puso en contacto con una mujerzuela a la que le prometió que si afirmaba en público que el Profeta Moisés (as) había mantenido relaciones con ella, él se encargaría de que no trabajase más y que tuviera un futuro prometedor, sin ninguna necesidad económica. Al oír la propuesta, la mujerzuela sin dudar, aceptó.

Esperaron a que el Profeta (as) comenzara a recitar los Diez Mandamientos que había recibido de Allah (swt), luego de estar cuarenta días en la cima del Monte Sinaí, ya que toda la gente se encontraba reunida y muy ansiosa por escuchar las novedades que traía.

El Profeta Moisés (as) se encontraba leyendo el fragmento en el que decía que aquel que comete homicidio debe pagar con su vida y aquel que comete adulterio también. Cuando Qarún lo interrumpió y le preguntó: “Oh Moisés, ¿estos mandamientos que estás leyendo se aplican a toda la comunidad incluido tú, o estás exento de seguirlos?” Moisés (as) respondió: “¡Oh no! ¡soy un sirviente como todos vosotros y por supuesto estas leyes se aplican también a mí!”

Qarún no podía estar más contento con lo que oía, entonces se dio vuelta y dijo a la comunidad: “¡Si Moisés no está exento de estas reglas, escuchad lo que esta mujer tiene que deciros de él!

Todos los presentes miraron hacia donde se encontraba la mujerzuela que, por supuesto, era bien conocida en la comunidad, esperando a oír lo que tenía que decir acerca del Profeta Moisés (as), mientras Qarún rebozaba de alegría. Pero sin salir de su asombro escuchó que la mujer decía: “¡Oh Moisés, déjame decirte lo que este hombre me propuso! Si yo afirmaba que había tenido una relación íntima contigo, me daría un futuro económico e infinidad de cosas.” La mujerzuela enumeró todas las riquezas que él le había prometido y que le iban a permitir pasar el resto de su vida sin ninguna necesidad.

Allah (swt) tomó el corazón de esta mujer y ella, simplemente, comenzó a decir la verdad.

La gente se encolerizó y quería castigar a Qarún, pero Moisés (as) de quien se sabe tenía un temperamento muy fuerte, no quiso tomar medidas por sí mismo, y consultó con Allah (swt) acerca de lo que debía hacer con Qarún. Así pues, Allah (swt) le dijo: “Yo he puesto la Tierra a tus órdenes. Tú eres Mi Mensajero. Haz con él lo que desees”.

Entonces, Moisés (as) ordenó a la Tierra que trague a Qarún.  En ese momento la Tierra se abrió como si fuera arena movediza, y comenzó a tragar a Qarún, quien gritaba desesperadamente: “¡Perdóname Moisés! ¡Perdóname! ¡Cometí un error, perdóname!” Estaba desesperado por salvar su vida. Moisés (as) no hizo caso de los lamentos de Qarún, y continuó ordenando a la Tierra que lo tragara, y así fue. Se dice que aún hoy en día está hundiéndose en el seno de la Tierra.

Pero apenas se hundió la gente comenzó a decir, sabiendo que Qarún era muy adinerado, que Moisés (as) había hecho eso para quedarse con todas las riquezas de quien había sido su primo. Inmediatamente Moisés (as), al oír todos estos comentarios, ordenó que toda la fortuna de Qarún también fuera tragada por la Tierra, desapareciendo junto con él.

Esa noche Moisés (as), como solía hacer, comenzó a conversar con Allahu Ta’ala, y le dijo: “Oh Moisés, Qarún te pidió perdón y tú te negaste a perdonarlo. En cambio, si Mi siervo me hubiera pedido una sola vez sinceramente perdón, lo hubiera perdonado y lo hubiera acogido entre los Míos”.

Imaginen que si Allah (swt) perdona a quien una sola vez puede llegar a decir con Amor y Sinceridad: “Perdóname. ¡Oh Allah!”, ¿qué es lo que no les perdonaría a aquellos que continuamente tienen Su nombre en la boca? ¿Qué es lo que no les daría a Sus amantes?

Allah (swt) envió al Profeta Muhammad (saws) a la Tierra como Su Misericordia. El Sultán de los Profetas (saws) tiene la copa de vino del Amor. El contenido de la copa es el Amor Divino. El lugar donde se sirve ese vino es en el Círculo de los Amantes. La copa que recibe ese amor es nuestro ser. Y dicen que aquel que una sola vez bebe de esa copa, jamás puede volver a estar sobrio ni separado. Aquel que bebió de esa copa estará intoxicado el resto de su existencia.

Si nosotros vemos y mostramos las culpas de otros públicamente, la Tierra le pide al Señor: “¡Oh Allah, déjame tragar a esa persona que está criticando a Tu Creación!”

En cambio, cuando vemos culpa en otros y los perdonamos, nuestro Señor perdona setenta de nuestros pecados. Allah (swt) nos perdona setenta pecados, no solamente si los perdonamos, también si no los vemos ni los mostramos, si bajamos los ojos y no percibimos los defectos de otros.

Y si además de no verlos, cubrimos las faltas de otros para que los demás no las vean, Allah (swt) hará lo mismo con nosotros el Día del Juicio Final, cuando estemos todos desnudos, de pie y no haya sombra, Él cubrirá nuestras culpas.

Cubramos las faltas de los demás para que nuestras propias faltas sean cubiertas. Quizá sea fácil estar conscientes de las faltas de otros, pero recuerden que Allah (swt) está consciente de las mil y una faltas que existen dentro de nosotros.

Ayudemos a los necesitados, y no dejemos que aquellos que se acercan a nuestra casa con sed y hambre se vayan descontentos. Dar agua a aquel que está sediento, cubrir las faltas de otros, ayudar a los pobres, es la estación del ángel Gabriel (as). Aprovechemos ahora que estamos sanos y que tenemos fuerzas para tratar de alcanzar esa estación, porque el día va a llegar y no vamos a tener elección. Ese día va a llegar cuando nuestra alma sea removida de nuestro cuerpo y no vamos a poder elegir qué hacer con nuestro tiempo, ni con nuestra lengua, ni con nuestra mano, ni con nuestros pensamientos, ni con nuestras acciones.

El dergah es un lugar sagrado, y como tal deber ser respetado, lo mismo que una mezquita, lo mismo que una iglesia, lo mismo que una sinagoga, lo mismo que cualquier otro lugar donde se reúne gente para adorar a Dios. Con ese propósito y con esa actitud es que debemos estar allí.

Aquel que beba de la copa del Amor jamás va a sentir nada más que total devoción y tendrá ojos solamente para Dios. Nada lo puede afectar. Sin ninguna duda, jamás esa persona puede ser afectada por las pequeñas miserias de esta vida.

Cuando realicen la oración, cuando realicen la remembranza y pronuncien Su nombre, recuerden para que están allí. Insha’Allah estas palabras lleguen a todos nuestros corazones.

 

As Salam ‘alaykum wa Rahmatullah wa Barakatuh

 

Sohbet de Hajji Orhan Baba. 1-04-2009