La ascensión espiritual

Bismillahir Rahmanir Rahim

 

Hace unos días hemos estado hablando sobre los qutubs y la santidad. Sería interesante analizar un poco más algunos aspectos básicos de este camino, especialmente para aquellos que están comenzando en él y, para aquellos que llevan más tiempo, recordar estos aspectos nunca viene mal.

El camino es uno solo, pero un aspecto muy interesante es que a pesar de que todos transitamos el mismo camino, es diferente para cada uno de nosotros. Incluso los aspectos del camino cambian de acuerdo al estado en que nos encontramos. Sin embargo, ¿a qué se debe esto? Todo está relacionado, en primer lugar, con la constitución física de aquel que transita este camino, de la armonía o desarmonía de esa constitución física, de la persistencia o la ausencia de su motivación, aunque sea parcial, de la fuerza o la debilidad de su estado espiritual, de lo correcto o de lo desviado de su actitud y de su salud o falta de ella con respecto a lograr el objetivo en nuestro camino.

Algunos, y hablo de aquellos que buscamos en todo el mundo, poseemos todas esas condiciones, Insha’Allah, las positivas. Otros poseemos sólo algunas de ellas y otros tenemos una sola que nos sostiene en este camino. Si a alguien, en una parte de la constitución física del ser, le falta armonía, eso representa una traba en el camino, porque necesita de la salud del cuerpo para que su búsqueda tenga también esa fuerza necesaria. Generalmente, si el cuerpo está muy enfermo la búsqueda espiritual sufre, y esto depende de la dieta, de cómo nos cuidamos, de cuánto dormimos, del poder que la imaginación tiene sobre nuestro ser y, nuevamente, a dónde aspiramos llegar.

Aquellos que saben hablan de los seis reinos, que todos creo, conocemos. El primero de ellos (existen muchos más, pues hay reinos dentro de los reinos y la cantidad es innumerable) es aquel en el que estábamos en la presencia de Allah (swt), y Él nos preguntó: “¿No soy Yo vuestro Señor?” La existencia física nos ha removido de esa dimensión y nos a traído aquí, donde estamos ahora. Y este reino es un reino de dificultades, de lucha, de dolor, de cambio. Tengan siempre esto presente. Algunos de ustedes a veces me dicen “Amado Baba”, “Beloved Baba”; beloved es un término que utilizo a menudo, pero ¿son los labios los que dicen esas palabras o es el corazón quien las pronuncia? Esta es una pregunta que cada uno de nosotros debe considerar realizar y ser sincero, porque si alguien me dice “Mi Amado” y lo dice con los labios, pero no lo siente con el corazón, en realidad no me afecta en absoluto, pero la persona que imagina que lo dice con el corazón, pero sólo lo tiene en los labios, sí resulta afectada por esa posición, porque lo mismo ocurre con Allah (swt).

El derviche es hijo del momento, simplemente, porque el presente no puede ser recuperado, es ahora, ya, en este instante. Cuando se fue nada podemos hacer. Allah (swt), que existía antes de la creación, creó al ser humano y lo trajo de la nada a la existencia, y desde ese momento no hemos dejado de ser viajeros, y así vamos a continuar.

El próximo reino es el reino de Barzakh, allí es donde estaremos, quizás, por un largo período de tiempo. Es simplemente una barrera entre lo que vemos y aquello que no podemos ver.

El siguiente es el reino de la resurrección. Es el momento en que seremos llamados para el Juicio Final, donde debemos presentarnos frente a Él. La naturaleza sutil del ser humano será recreada según el conocimiento de Allah (swt), y el aspecto físico quedará representado por lo que hemos hecho en esta vida, en esta dimensión, en este momento. Entonces, nuestras buenas acciones pintarán esta parte de carne y hueso de una manera, y las malas acciones también.

Es decir que, si tenemos conocimiento y no actuamos de acuerdo a ese conocimiento, si dejamos que nuestra imaginación domine nuestras acciones, estamos perdiendo mucho tiempo que hay que ganar. Porque ¿De qué sirve tanto rezo, tasbih, dhikr, si en nuestro corazón hay resentimiento que no podemos remover? Si actuamos motivados por emociones, o peor aún, si las ambiciones por las cosas terrenales nos distraen de lo que debemos hacer, nos alejamos de aquello que es sagrado y nos apartamos del camino.

Con el tiempo llegamos a un punto donde queremos aislarnos de la gente, queremos encontrarnos en estado de halwat; la raíz de esa palabra se refiere al “void”, al vacío que existía antes de la creación. Eso es halwat. Pero, ¿cómo podemos tan sólo intentar entrar en un estado de halwat cuando ni siquiera podemos dominar nuestra imaginación? “Alguien me insultó”, “Alguien usó mi coche”, “Alguien me debe dinero y no me lo devuelve”, “Alguien me prometió esto y no lo hizo”, “Alguien dice a otro que lo quiere, pero no me dice a mí que me quiere”. Tantos dioses podemos tener en un sólo corazón.

Entendamos que esta jornada de la vida, de la búsqueda en esta dimensión, está llena de dificultades, pruebas, momentos; porque ese viaje es la continuación del viaje del Barzakh; y de la resurrección iremos al Paraíso o al infierno.

En una oportunidad hemos hablado de esto y hemos hablado también de una duna de Almizcle, que está en una pequeña ciudad más alejada del resto en el Paraíso, ubicada frente a Allahu Ta’ala. Muy pocos podrán llegar a ese lugar, muy pocos serán llevados allí. Nadie puede llegar a ningún sitio por deseo propio, por esfuerzo propio, es Allah (swt) quien reconoce los esfuerzos y es Él quien nos lleva.

Para caminar en el camino es necesario, entonces, adquirir conocimiento. Aquel que no lee, aquel que no aprende, aquel que no escucha, ¿qué hace para avanzar en este camino? Para que el conocimiento tenga valor debemos transferirlo a la visión de Allah (swt), a la visión de Su Creación, a la visión de Su manifestación, ver cómo Él se manifiesta en todo lo que existe.

La ascensión espiritual es vertical. Quien nos mostró el camino de la ascensión en nuestra religión, y tenemos una ventaja que ninguna otra religión tiene, es el Mi’raj de Hz. Muhammad (saws). Él nos mostró cómo se hace. Por favor, no imaginemos siquiera que nosotros haremos el mismo viaje que él realizó, no es lo que estoy diciendo. Lo que digo es que en la ascensión hacia Allah (swt), vamos desde esta dimensión al Barzakh de dos maneras: la pequeña muerte y la gran muerte. La pequeña muerte es cuando uno muere en vida porque se entrega a Allahu Ta’ala. La gran muerte sucede cuando el alma deja este cuerpo y este cuerpo retorna a sus elementos básicos y alimenta a otra creación. La ascensión es vertical y cuando uno llega a Él, en Él y a través de Él, debemos retornar a esta dimensión y el misterio de todo esto consiste en que, a pesar de que hay retorno, no hay separación porque nada existe sino Él.

Este halwat del que hablamos, no significa que debemos ir a una cueva de ermitaños y pretender que estamos sometidos a Allahu Ta’ala y Él nos proporcionará comida dentro de la cueva. El halwat es estar en este mundo, trabajando en este mundo como si nunca nos fuéramos a morir, e interiormente, trabajar para Allah (swt) como si la vida se fuera a acabar en el próximo segundo. Ese halwat es al que aspiramos, y es por eso que insisto en que, si nuestra imagen del camino sólo aparece por tres o cuatro horas los días que asistimos al dergah, es solamente un estado imaginario.

Una vez un derviche pasó frente a un rey. Cuando el rey lo vio venir, le dijo: “¡Oh, asceta!” El derviche lo miró y le dijo: “¿Quién?, ¿yo? No, yo no soy asceta. Tú eres el asceta.” El rey al escuchar esto se enojó y dijo: “¿Cómo puedes decir eso, que soy un asceta cuando tengo soberanía sobre todo el mundo?” El derviche le dijo: “No, el que tiene soberanía sobre todo el mundo, visible e invisible, sobre lo creado y lo no creado, sobre lo imaginario y lo real, soy yo. Tú te has conformado con una boca llena y unos pocos trapos. Tú eres el asceta, no yo.”

Un enamorado (que puede ser tanto una mujer como un hombre, tomo el ejemplo de un hombre) vio a su enamorada y sacó un libro de poesías. Hablaba de cuán bella era y de todos los sentimientos que ella inspiraba en él, y hablaba y hablaba. La destinataria de todos esos elogios lo miraba sonriendo y, finalmente, le dijo: “¡Detente! Evidentemente tú no estás enamorado de mí, sino que estás enamorado de todos esos versos que tu voz recita, porque si estuvieras realmente enamorado de mí, tirarías todas esas palabras y correrías a abrazarme”.

Insha’Allah que con estas palabras haya podido dejarles el mensaje que cada uno de ustedes se merece.

As Salam ‘alaykum wa rahmatullah wa barakatuh.

Sohbet de Sheikh Hajji Orhan Baba. “Acerca de ascender espiritualmente.” Sábado 4-07-2009