Hz. Pir Yahya Al-Shirvani (ks)

 

Bismillahir Rahmanir Rahim

 

Me sugirieron que hablara de Tawhid, pero tengo un problema, sólo me gusta hablar de lo que conozco, y de lo que no conozco es mejor no hablar. Así que en este caso no los puedo ayudar. Sólo si encontrara a un santo él les podría decir qué es Tawhid.

En este momento estoy pasando por una etapa como le sucedió a Muzaffer Baba (ra), una vez en mi presencia, y en otra oportunidad en la presencia de dos de nuestros hermanos en Estambul. Se estaba hablando de derviches y Muzaffer Baba (ra) se da vuelta y dice: “¿Y dónde están los derviches?” y en este momento me estoy haciendo mucho esa pregunta: “¿Y dónde están los derviches?”  ¿qué es lo que nos mueve, qué es lo que nos impulsa a transitar un camino como este, un camino de espinas? Espinas que no son visibles pero que están allí, y en cuanto nos descuidamos nos pinchan y nos traen a la realidad de nuestro estado, y cuando vemos ese estado si estamos un poquito débiles comienzan las dudas y las preguntas.

Y sentí que, como hemos hecho en el pasado, debía hablar de un santo.

En este caso, de Hz. Pir Yahya Al-Shirvani (ks), de Shirvan, del norte de la antigua Persia. El área de Shirvan, del norte de Persia tuvo una alta concentración de maestros espirituales. Y nuestra Halwatiyyah proviene de esa región, simplemente porque los que la fundaron tienen dos cofundadores, uno fue Omar Al-Khalwati (ks), quien tuvo un rol preponderante en la parte estrictamente espiritual de este Camino. Y luego está Hz. Yahya Al-Shirvani (ks), quien le dio la estructura a la Tariqah, de la cual la Yerrahiyyah desciende.

Estos dos santos vivieron en los siglos XIV y XV de la era cristiana. Entre ellos dos, y estoy hablando de cofundadores, por la importancia espiritual, no por continuidad, porque entre ellos hubo otros Sheikhs.

Hz. Yahya Al-Shirvani (ks) era un Seyyid, descendiente del Profeta Muhammad (saws) a través de la línea de su padre.

Desde el comienzo, como sucede con seres de alto nivel espiritual, mostró una conducta impecable, una madurez espiritual poco común y estaba destinado a ser uno de los más grandes maestros de nuestro Camino.

Muzaffer efendi (ra) explica la unión entre el derviche y el maestro. Y en términos espirituales habla de una especie de coito en el cual la voz, las palabras del Sheikh pronunciadas para las orejas del discípulo entran, y de acuerdo a cómo entran, en la unión entre el murid y el murshid, entre maestro y discípulo, si es que produce un varón significa que esa persona puede enseñar a otros en Tasawwuf, en el Camino Místico del Islam. Y si, por el contrario, de esa unión nace una niña espiritual eso significa que uno camina y avanza espiritualmente de la mano del maestro, pero generalmente no puede enseñar a otros. Quiero explicar, como lo he hecho tantas veces, que ese niño espiritual se puede producir en una mujer, como tantas mujeres Sheikhas en Islam han existido, entre ellas las que todos conocemos debido a su altísimo grado espiritual, Hz. Rabi’ah Al-Adawiyyah (ks).

Hz. Yahya Al-Shirvani (ks) fue uno de esos seres en los cuales, a través de la unión con su maestro, nació un hijo varón.

Un día, Hz. Yahya (ks) siendo un pequeño estaba jugando con sus amigos, y pasan dos Sheikhs antecesores de él en la Khalwatiyyah, Hz. Ishid’in (ks) y el otro Sheikh era su yerno. Y cuando lo ven, Hz. Ishid’in (ks) mira al niño y le dice a su yerno: “Mira a ese joven. Allah (swt) le ha otorgado a él el adab de sus antecesores.” Es decir que estos verdaderos Sheikhs, y digo verdaderos porque casi no existen esos Sheikhs hoy en día; los que conocía partieron al Más Allá, y no conozco ningún otro verdadero Sheikh. Aunque dicen los que saben que Allah (swt) jamás ha dejado la Tierra sin un gobierno divino. Es decir que hoy como siempre hay un Qutub, los siete ‘abdals con los cuarenta ayudantes y así sucesivamente continúa el gobierno espiritual sobre la Tierra.

No obstante, estos dos Sheikhs al ver a Hz. Yahya Al-Shirvani (ks) se dijeron: “Vamos a suplicarle a Allah (swt) que él herede el ma’rifah de la Khalwatiyyah cuando crezca”.

Una noche Hz.Yahya (ks) siendo un niño vio al Profeta (saws) en sus sueños, quien le dijo: “Mi hijo, Yahya, ve y encuentra a Shahreddin Al-Khalwati, un waliullah, amigo mío y de Allah (swt). Recibirás el honor de servirlo y el beneficio de escuchar sus sohbets”.

Al día siguiente, y aunque Hz. Yahya (ks) era muy pequeño, salió de su casa con el permiso de sus padres a buscar al Sheikh Shahreddin (ks). Lo encontró y se puso a su servicio.

Muchas cosas extraordinarias le sucedieron a quienes conocieron a Hz. Yahya Al-Shirvani (ks).

Un día la madre estaba caminando con él, se da vuelta y no lo ve más. Una tremenda congoja apareció en su corazón, pero no se movió de donde estaba, anhelando ver nuevamente a su hijo. A los pocos minutos Hz. Yahya (ks) aparece nuevamente y la madre le preguntó: “¿Dónde estabas hijo mío?” y él le responde: “¡Oh, madre! Fui llevado frente a una reunión de santos que estaban muy contentos de verme.” Y en esa reunión uno de ellos le dijo: “Ve y retorna a tu madre que yo luego te voy a encontrar”.

Otra historia acerca de Hz. Yahya (ks) nos dice que es a través de su padre que él desciende del Profeta (saws). Su padre se llamaba Bahauddin. Este hombre estaba muy preocupado porque no llovía, pero al mismo tiempo tampoco comprendía los estados espirituales de su hijo. Sin embargo, sabía que su hijo tenía una conexión muy especial con el Creador, y le dice: “Hijo mío, hace tiempo que no llueve. ¿Podrías pedirle a Él que es tu amigo que por favor haga que la lluvia descienda?” Hz. Yahya (ks) le dice: “¡Oh, padre! Sería mucho más meritorio que seas tú quien le pida a Allah (swt) que llueva y que lo pidas en nombre de la relación que existe entre Él y este faqir.” El padre ofreció un pedido muy sincero desde su corazón, pero llovió solamente en lo que era la tierra de Bahauddin. Todas las chacras vecinas no recibieron una gota de esa lluvia. Bahauddin va y le dice a Hz. Yahya (ks): “¡Oh, Yahya! Esto es muy extraño. Nosotros hemos sido beneficiados por esta lluvia y nuestros vecinos no tienen nada”, y él le dijo: “Padre, tú has pedido lluvia sólo para ti, no lo has hecho para el resto de los musulmanes”. Así que cuando uno se reúne para buscar Tawhid, quizás deberíamos pensar en los billones de musulmanes que hay en el mundo. El Tawhid del Islam no es sólo para un grupo de gente. Recuerden que una de las virtudes que Allah (swt) más ama es la generosidad, entonces deberíamos ser generosos con aquello que Él nos dio. Muy pocos tienen un dergah como el que está allí. Todo lo que hay en ese dergah es espectacular, comenzando por las princesas que están allá a lo largo de la ventana. La mujer en nuestra tradición tiene un lugar especialísimo, aunque algunos digan que Islam tiene fama de no ser una religión muy justa con las mujeres. Lamentablemente hay cierta parte de musulmanes que dan ese ejemplo. Pero la verdadera enseñanza de nuestra religión, lo mismo que la verdadera enseñanza de Jesús (as) muchas veces ha sido distorsionada, y muchas veces el mensaje no tiene nada que ver con lo que los hombres hacen con ese mensaje.

En nuestra tradición, en Islam, el estado espiritual de la mujer es más alto que el del hombre, porque sólo las mujeres tienen el regalo de dar vida, es decir, que esas vidas sean concebidas en vuestros vientres y salgan al mundo. Es por esto que la mujer es la conexión entre el hombre y lo divino. Ustedes durante nueve meses llevan un hermoso ser humano en sus vientres, y durante nueve meses ese hermoso ser humano estuvo un velo más cerca del Creador. El hombre jamás puede aspirar a ese inmenso e indescriptible regalo. Es por eso que dicen los que saben que el Paraíso en esta Tierra está debajo de los pies de las madres. Y para poner énfasis en ese hadiz, nuestro santo está enterrado con su cabeza debajo de los pies de la madre. Es decir que su madre está delante de él en la Tierra y su cabeza apunta a los pies de la madre, al Paraíso en esta Tierra. Esto es lo que representa la mujer en Islam. Lamento que no vivamos de acuerdo con esta parte tan hermosa en nuestra tradición, pero así es este Camino.

Hz. Yahya Al-Shirvani (ks) ha tenido en su vida muchos eventos maravillosos. En un momento debió mudarse a la ciudad de Baku y allí lo rodeaban unos diez mil discípulos, y entre estos había unos trescientos sesenta khalifas, y él envía a estos khalifas a hacer lo que hacemos en Tasawwuf, que es recordar lo básico, lo bueno de nuestro Camino a aquellos que lo habían olvidado.

Allah (swt) regala a Hz. Yahya (ks) a través de inspiración un Wird, es decir, un conjunto de oraciones que tienen que ver con los Nombres de Dios, salutaciones especiales al Profeta (saws). Si quieren Tawhid reciten el Wird de Hz. Yahya (ks) después del Salat Al-Fayr.

No tratemos de tener estados que no son nuestros. En nuestros corazones sólo debería existir una sola cosa: servir a Allah (swt). Y si, en algún momento para aquellos que estamos casados, tenemos esposas o madres que nos hacen la vida difícil, recuerden que Allah (swt) envía seres a esta Tierra para que podamos vernos en el espejo de sus corazones. Y si vemos en la persona algo que no nos gusta es porque eso existe dentro de nosotros. Si eso no existiera no lo podríamos reconocer. Y si esa persona es una madre, quizás debamos agachar la cabeza cuando nos dan mucho trabajo y tratar de tocar la planta de sus pies para recordar que allí está el Paraíso en esta Tierra.

Espero que si alguno decide recitar el Wird de Hz. Yahya Al-Shirvani (ks) pueda encontrar aquello que busca. No pidan tener aquello que no les es dado, ni piensen que esta Tierra será un oasis permanente porque no es así. Sólo será un oasis si alcanzamos el grado de Islam, el grado de sumisión. Pero mientras quede una pizca de arrogancia en nosotros pensando que somos mejores que el de al lado porque rezamos más, porque ayunamos más, porque damos más, porque recitamos más ders con el tasbih, señores, ese solo pensamiento destruye todo lo que hacemos. No tenemos ninguna otra opción que continuar, porque es a través de esa continuidad que vamos a limar las asperezas del espíritu. Si alguien acepta Islam a los treinta o a los treinta y cinco años ¿cómo podemos pretender que en un año de rezos o dos años, los treinta años anteriores vayan a ser borrados? No puede ser, no sucede, a menos que ocurra un milagro y que Allah (swt) así lo decida. Nosotros no podemos esperar nada de eso. Debemos asumir que nuestra vida va a tener muchas espinas en este Camino y que vamos a llorar mucho y que, Alhamdulillah, con cada lágrima limpiaremos un poco más el alma y que, con cada dificultad, Insha’Allah, vamos a aprender a remover aquello que hace falta en nuestro ser.

 

As Salam ‘alaykum wa rahmatullah wa barakatuh   

 

Sohbet de Hajji Orhan Baba. “Hz. Pir Yahya Al-Shirvani (ks).” Jueves 14-10-2010