Hz. Muhammad (swas), el ser humano perfecto

 

Bismillahir Rahmanir Rahim

Un edificio que tarda años en ser construido se destruye si uno pone en él dinamita; todo cae.

Una amistad que uno tarda años en establecer, una sola palabra fuerte o fea, puede destruirla. Es muy simple, muy fácil destruirla.

El Profeta (saws) dice: “La peor distracción es destruir un corazón”. Y nosotros hacemos eso a veces. Lo hacemos, generalmente, con gente que nos quiere. Eso es lo más terrible de esa acción.

Un día un beduino llegó a la mezquita del Profeta (saws), y tenía que ir al baño. Se fijó bien y no había ningún baño. El beduino estaba desesperado, tenía que hacer sus necesidades. Incluso algunos beduinos lo siguen haciendo hoy en día. Tienen unas túnicas largas, entonces se agachan rodeados por esas túnicas largas, y cuando se levantan y vuelven a su lugar, dejan un regalo.

El beduino hizo eso en la mezquita del Profeta (saws), y el santo ‘Umar (ra) sacó la espada que tenía, y dijo: “Le cortaré la cabeza por insultar al Profeta y a su mezquita.” Pero el Profeta (saws) lo detuvo, lo agarró del brazo y le dijo: “Él no sabe”.

Nosotros ayunamos durante el mes de Ramadán, y algunas veces los que están ayunando se olvidan de ello, ven una mesa hermosa con muchas delicias, se acercan a la mesa y comen un poquito. Normalmente eso rompería el ayuno, se pierde ese día. Y aunque se hayan ayunado diez horas, con dicha acción se pierden esas diez horas.

Uno puede llegar a comer toda una comida, sin darse cuenta de ello, y Allah (swt) lo perdona aún, de manera tal que uno puede continuar ayunando. Así que lo hecho sin intención, sin saber, está perdonado.

Allah (swt) conoce a Sus criaturas. Nosotros no sabemos, nos olvidamos, y a veces con nuestra ignorancia cometemos cosas horribles. Sin embargo, eso Allah (swt) lo perdona, y el Profeta (saws) también lo perdonaba.

Cada musulmán, cada creyente, puede perdonar esas acciones por ignorancia o por olvido.

Luego llegó la conquista de Meca.

Meca es la ciudad donde nació y vivió el Profeta (saws). Hermosas revelaciones le fueron dadas mientras vivía en Meca. Pero su propia familia, su propia tribu, los Quraysh, lo querían matar.  Estos fueron los que torturaron y mataron a los primeros musulmanes. A causa de esto, los musulmanes emigraron a Abisinia, actual Etiopía. Y el Profeta (saws) y otros emigraron a Medina.

Un punto interesante en todo esto es que mucha gente cree que los judíos y musulmanes son enemigos. Esta gente se olvida que aquellos que salvaron al Profeta (saws) de que su propia familia lo matara, fueron los judíos de Medina. Y esos judíos después se hicieron musulmanes.

Luego de una serie de batallas y demás, el Profeta (saws) finalmente conquista Meca y regresa a ella luego de muchos años.

La gente, que al principio del Islam había torturado y matado a los primeros musulmanes, pensaron que cuando el Profeta (saws) regresara, tomaría revancha y que los torturaría, mataría y les haría toda clase de calamidades.

No solamente esto no sucedió, sino que el Profeta (saws) reunió a todos los habitantes de Meca, y les preguntó: “¿Qué es lo que debo hacer con ustedes ahora?” Entonces uno de ellos respondió: “Haz con nosotros lo mismo que Yusuf hizo con sus hermanos”.

Ustedes conocen la historia de Yusuf (as), que sus hermanos lo tiraron a un pozo de agua, luego lo vendieron como esclavo, y a pesar de todo eso, años más tarde, él los perdonó.

Así pues, el Profeta (saws), sin ninguna excepción, perdonó a todos aquellos que torturaron y mataron a todos sus hermanos de religión. Como ven, no hay venganza en el Islam.

Perdonó incluso a un hombre llamado Wahshi, que significa “algo salvaje”, un animal. Era un africano, y guerrero experto en arrojar lanzas y flechas.

El Profeta (saws) tenía un tío a quien quería más que a un padre, el santo Hamzah (ra). El guerrero Whashi fue quien mató a Hz. Hamzah (ra) con una lanza, y abrió su estómago con un cuchillo, le sacó el hígado y se lo comió.

Cuando el Profeta (saws) llega a Meca, Wahshi estaba ahí, entre los que habían sido derrotados.

Llegado el momento Wahshi se hizo musulmán. Y él iba a la mezquita del Profeta (saws) a rezar.  El Profeta (saws) lo vio y lo único que le pidió fue que, por favor, cuando viniera a la mezquita a rezar, no se colocara al lado de él o muy cerca de él. Que se situara un poco más hacia atrás, porque al verlo recordaba a su tío.

Así que la reacción del Profeta (saws) no fue de ira ni de odio porque esta persona había matado a su tío, sino que Wahshi le traía una memoria muy dulce de ese tío amado, y simplemente no quería acordarse del modo en que había muerto.

Es una historia dentro de otra historia.

Si ustedes recuerdan, esta historia empezó con la historia del beduino que fue a hacer sus necesidades en la mezquita del Profeta (saws).

Cuando finalmente los musulmanes regresan a Meca, se dirigen a la Ka’ba, y el Profeta (saws) le pregunta al santo ‘Umar (ra), que estaba a su lado: “Ya ‘Umar, ¿Qué tipo de justicia se debería aplicar a alguien que llega aquí y destruye este edificio construido por el Profeta Abraham (as)? Hz. ‘Umar (ra) responde: “Hay que cortarle la cabeza y se acabó.” El Profeta (saws) le dice: “Ya ‘Umar, recuerda que el otro día, en mi mezquita, tú estabas a punto de destruir la verdadera Ka’aba, que no es el edificio de piedra, sino que es el corazón de cada ser humano”. Es decir, que el Profeta (saws) se refería al beduino a quien Hz. ‘Umar (ra) quería cortarle la cabeza por haber orinado en la mezquita.

Entonces ven que el corazón del ser humano es la verdadera Ka’ba, es el verdadero templo. Nosotros no podemos destruir ese templo, no podemos romper un corazón.

Se supone que nosotros debemos ser aquellos que curamos el corazón, Habib Al-Qulub, es uno de los nombres de nuestro amado Profeta (saws).

Nosotros, como musulmanes y derviches, estamos imitando al Profeta (saws) al ser doctores del corazón, curando al corazón, no destruyéndolo.

Todo nosotros estamos enfermos del corazón, todos nosotros tenemos enfermedades del corazón. Porque el corazón se supone que sea la casa de Allah (swt), la casa de Dios. Pero nosotros hemos convertido la casa de Dios en un establo; tenemos cerdos metidos en el corazón, tigres, leones, serpientes cobras. En parte es un establo y en parte es un zoológico.

¿Cómo es posible que podamos convertir un palacio en un establo? Tenemos que limpiar ese establo, tenemos que lavarlo con perfume, tenemos que redecorarlo, y tenemos que hacerlo, nuevamente, Bayt ul Lah, la casa de Dios. Tal es el propósito de este trabajo.

Cada ser humano tiene muchos niveles y muchas almas.

Se dice que el ser humano es el microcosmo de un macrocosmo.

Se dice que, si uno pudiera fotografiar los dieciocho mil universos que existen y los pudiéramos observar, veríamos que tienen la forma del ser humano.

Todo lo que existe en el universo, existe también en el ser humano.

Cuando Allahu Ta’ala creó al ser humano, lo hizo de la manera más hermosa posible. Le enseñó Sus nombres. ¿Cuáles son los nombres de Allah (swt)? nosotros conocemos noventa y nueve. Tenemos un libro escrito sobre eso, pero los nombres de Allah (swt) son infinitos. Son tantos como Su Creación o más.

Así es que Allah (swt) puso en el ser humano toda la información de lo que ha sucedido, de lo que está sucediendo, de lo que sucederá, de todo lo que existe, de todo lo que ha existido y de todo lo que existirá. Incluso Sus cualidades divinas las puso en el ser humano. Luego de esto llamó a todos los ángeles, y les pidió a todos ellos que se prosternaran frente a Adam (as) de la misma manera que nosotros nos prosternamos para rezar.

En el Sagrado Corán, lo describe así; hay un ayat en donde dice que Allah (swt) y Sus ángeles hacen salat a Rasulullah (saws). Lo cual no significa que Rasulullah (saws) es de naturaleza divina, sino que la prosternación significa Su amor, Su Rahma, Su compasión por el Profeta (saws) de parte de Allah (swt).

En el caso de los ángeles esto significa una señal de respeto frente a un maestro.

El Profeta (saws) no es ni más ni menos que el hombre perfecto.

Cuando Allah (swt) crea al primer hombre, al primer Profeta Adam (as), en el Paraíso, Él le da lo mismo que al Profeta Muhammad (saws). Adam (as) es nuestro padre. Así que al ser nuestro padre el potencial de ser un hombre perfecto existe en cada uno de nosotros, sin fijarnos en el color, la raza, la altura o el sexo de una persona. Todos los seres humanos tienen ese potencial.

Cuando Allah (swt) crea a Adam (as) pone en él Sus atributos divinos, Sus cualidades divinas, y con eso Le otorga todo el conocimiento que es posible tener, desde el principio de los tiempos hasta el final, porque todo tiene un principio y un final, excepto Allah (swt). Incluso la muerte en sí misma ha de morir.

Entonces Allah (swt) pide a los ángeles que se prosternen ante Adam (as). Todos los ángeles, cuyo número es infinito, se prosternaron frente a Adam (as), solamente un ángel se negó a hacerlo. El nombre de este ángel es Hariz, que significa “el ambicioso”.

¿Saben por lo que él tenía ambición?  No era por fama ni dinero. Se trataba de un ángel ambicioso que quería la aprobación de Allah (swt). Y cuando sucedió la Ascensión del Profeta (saws) y éste conversó con Allahu Ta’ala e intercambió setenta mil palabras, cuando el Profeta (saws) dejó su cama e inició la etapa de la Ascensión, al hacerlo tocó una hoja. Y al regresar todavía la hoja se estaba moviendo en el aire. Así que dicha Ascensión no tuvo tiempo en el sentido en que nosotros concebimos el tiempo.

A medida que el Profeta (saws) iba ascendiendo, lo hizo a través de siete cielos, acompañado por el arcángel Gabriel (as), vio muchos palacios hechos de perlas, de joyas y de rubíes pero que estaban todos en ruinas, esto en el primero, en el segundo y en el tercer cielo. De modo tal que el Profeta (saws) le pregunta al arcángel Gabriel (as): “¿A qué santo, a qué Profeta pertenecen todos estos palacios?” A lo que el arcángel Gabriel (as) le indica: “Estos pertenecen a Hariz. En este palacio rezó diez mil años a Allahu Ta’la, en este otro, veinte mil años, y en este otro lo hizo por treinta mil años”. 

El ángel Hariz fue quien desobedeció a Allahu Ta’la y no se prosternó ante Adam (as). Y Allah (swt) le pregunta: “¿Por qué no te has prosternado frente a Adam?” Y el ángel responde: “Yo soy mejor que él, porque a él lo has creado de tierra y a mí me has creado de fuego.”

Pero esta es una información errónea, porque Allah (swt) creó solamente el cuerpo de Adam (as) con los elementos básicos. No lo creó solamente de aire, tierra, fuego, agua. Pero Hariz no sabía eso porque era estúpido. Estaba demasiado ocupado rezando, buscando la aprobación de Allah (swt). Y porque era estúpido y ambicioso, se convirtió en arrogante.

Esta única desobediencia debido a su estupidez, debido a su ignorancia y arrogancia, le costó que lo echaran del Jardín del Paraíso.

Pues entonces nosotros, estamos hechos, como dije al principio, de los mismos materiales que todo el resto de la Creación, y las cualidades divinas.

Con esa información Allah (swt) nos ha enviado a nosotros al mundo.

Hombre y mujer, sin diferencias, nos ha enviado como Sus khalifas, como Sus representantes, como Sus gobernantes del universo.

Y Allah (swt) dijo: “He creado todo y a todos para ustedes, y a ustedes los he creado para Mí.”  Este es el honor que se le ha dado al ser humano. Pero no seres humanos como somos ahora, en este momento, sino como el ser humano que se supone será como nuestro ejemplo, el Profeta (saws), el “hombre perfecto”.

Pero nosotros tenemos ese potencial. Nosotros tenemos muchas almas dentro de nosotros, porque todo existe dentro de nosotros, puesto que somos el microcosmos.

Está el alma mineral, lo mismo que las montañas, las rocas y las playas y el aire.

Aquel que, en verdad, realmente está agradecido, necesita conciencia. De todo esto que estamos comiendo en esta mesa, de todo esto que nos estamos beneficiando, y el amor y cuidado que sentimos por cada uno y el aire que respiramos y la boca por la que el aire entra, y esa increíble máquina que transforma el aire dentro de nuestros pulmones es un purificador de la sangre: todo eso es la habilidad de poder vernos a nosotros mismos.

No importa qué profesión uno tenga. Aunque sea uno el más grande psiquiatra, el más grande profesor, el más grande santo, estemos conscientes de que seamos quienes seamos en esta vida, no merecemos nada, pero nada de todo esto.

Y a pesar de darnos cuenta de que somos nada, poder dar todo. Es la realización de ese estado con lágrimas en los ojos, y sentir una terrible vergüenza. No sentir vergüenza solamente cuando robamos, o cuando herimos a alguien o cuando hacemos algo que está mal: con cada respiración, cada vez que tomamos agua, cada cosa, cada acto que realizamos, sentir esa vergüenza.

Y con esa vergüenza de darnos cuenta que no somos nada, estar agradecidos con ‘Aisha por haber preparado todas estas cosas. Por esa demostración de amor le estoy agradecido.

Allah (swt) es el origen de todo. De fe, de agradecimiento, de todo es el origen. Entonces Adam (as) pensó, con la mente hecha de carne, que esa mente fuera más inteligente. Como nosotros queremos más dinero, bueno, algunos lo tenemos.

Para querer más de algo uno tiene que haber visto, tiene que haber experimentado esa sensación, y uno tiene que llegar a desear tener más de eso. Y de esta manera entendamos que sólo se puede entender aquello que uno ya conoce.

Y la señal de haber comprendido realmente algo es estar de acuerdo. No importa cuán simple sea ese acuerdo con algo, significa que lo hemos entendido. Y si nosotros estamos en desacuerdo con algo, significa, simplemente, que no lo hemos entendido.

Entonces con esa mente de carne que Adam (as) tenía, eligió el Nur ‘Aql, la “luz del intelecto”, que es lo que nosotros llamamos Ruh, “espíritu”.

En el momento en que Adam (as) elige la “luz del intelecto”, en el momento en que esta luz entra en el cráneo de él y encuentra su lugar, inmediatamente imam entra en su cuerpo, y después haiat cubrió todo el cuerpo.

El arcángel Gabriel (as) quedó en estado de shock al ver cómo entraban las tres luces. Entonces le dice a Allah (swt): “Oh Allah, Tú me has ordenado darle una sola de estas tres luces para Adam (as). ¿Qué es lo que hago ahora? Las tres luces ingresaron al cuerpo de Adam (as).” Y Allah (swt) le dice al arcángel Gabriel (as): “Oh Gabriel cuando la luz del intelecto está, también es el lugar del imam, la fe.” Al respecto el Profeta (saws) dice: “Aquel que no tiene ‘aql (intelecto) no tiene religión.”

Así pues Allahu Ta’ala dice: “Aquel que tiene ‘aql (intelecto) y ruh (espíritu) tiene imam (fe), y también tiene haiat (vida)”. Donde no hay haiat no hay fe y tampoco hay intelecto. Cuando no está la luz del intelecto (‘aql) no hay fe (imam) y tampoco hay haiat (vida).  Cuando no hay fe (imam) la luz del intelecto (‘aql) es muy poca.

Aquel que entiende, entiende. Aquel que tiene ojos, ve.

No tenemos nada para mostrarle al ciego. No tenemos nada para decirle al sordo.

La mayoría de nosotros necesitamos de estímulos exteriores para usar nuestro intelecto, y cuando eso sucede es, finalmente, tarde.

Cuando alguien debe pegarnos un palazo en la cabeza para que despertemos y seamos conscientes ya es un poco tarde.

El musulmán se supone que toma sus precauciones primero, y luego cree en el destino. Nosotros creemos en el hecho de que, a pesar de todo lo que decimos, y de que todo lo que sucederá está predestinado, no nos sentamos a esperar que pase. Tomamos precauciones.

Una persona inteligente es aquel que es consciente antes de querer hacer algo. Siempre debe estar listo.

Cuando un mosquito se posa en nuestra frente, hay dos alternativas: una es aplastarlo, matarlo. Muchas veces, el noventa por ciento de la gente, no mata al mosquito, pero puede pegarles a sus anteojos y los rompe. Otra alternativa es: sabemos que si el mosquito es pequeño no transmite malaria. Sabemos que sólo los mosquitos que están preñados son los que pican. Si el pobre mosquito está preñado y toma de nosotros sólo un miligramo de sangre ¿Por qué matarlo? ¿Sólo por eso? Mi señora tendría una reacción alérgica, pero yo no tengo ninguna.

Parece que nosotros usamos tan sólo una fracción infinitesimal de nuestra inteligencia.

¿Alguien hace crucigramas aquí? ¿Alguien sabe cómo hacerlos?

Hay que ejercitar nuestra mente, hay que ejercitar nuestro espíritu. Es estúpido hacer crucigramas porque no tiene mayormente mucho sentido.

Debemos estar constantemente conscientes de todo lo que sucede alrededor nuestro. Porque si estamos sentados sobre dos almohadas y viene una persona que no tiene hay que darle una. Hay que estar conscientes, buscar las cosas, darlas.

Si esperamos reaccionar luego de que un problema se nos presenta es un poco tarde ya, pues no estamos actuando, estamos reaccionando. A menos que nuestra sabiduría haya alcanzado ese nivel, que nuestra fe haya alcanzado ese nivel, que el conocimiento de nosotros mismos haya alcanzado ese nivel de estar dispuestos a aceptar lo que pase sin importar lo que pase.

Vemos una bala viniendo hacia nosotros y podemos llegar a alejarnos de la trayectoria de la bala, o nos quedamos ahí parados a propósito. Si tenemos esa fuerza, es otro tema: ésa es la fuerza de aceptar la voluntad de Allah (swt).

Hay una historia acerca del maldito Abu Jahl, quien había cavado un pozo para que el Profeta (saws) se cayera, y en lugar del Profeta (saws) cayó él. Cayó en el pozo que él mismo había cavado.

El Profeta (saws) se levantó de la cama de Hz. ‘Aisha (ra) y se fue a meditar, y ésta se puso celosa porque creyó que el Profeta (saws) se había levantado para ir a la cama de otra de sus esposas. Entonces ella fue hacia él, y cuando el Profeta (saws) se da la vuelta la mira, y cuando él sonreía se veía el diente canino y le dice a ella: “¿Qué sucede ‘Aisha? Veo que has traído a tu diablo contigo.” Y Hz. ‘Aisha le pregunta: “¿Qué quieres decir Rasulullah? ¿Acaso que todos tienen su diablo privado?” Y él responde: “Sí ‘Aisha.” Ella le hace otra pregunta: “Oh Rasulullah, ¿Tú también tienes tu diablo privado?” El Profeta (saws) dice: “Sí ‘Aisha, pero yo he convertido a mi diablo en musulmán”.

¿Cuál sería el diablo en cuestión que Hz ‘Aisha (ra) llevaba consigo misma? ¿A qué manifestación del diablo nos estamos refiriendo? Por supuesto que celos, envidia.

Si uno puede controlar, por ejemplo, a los celos y la envidia, en consecuencia, parcialmente, podemos comenzar la conversión del diablo en musulmán.

Los celos son una cosa tan horrible, la envidia es una cosa tan horrible, que si hiciéramos una estadística de las causas que llevan a alguien a matar una persona, encontraríamos, quizás, que un gran porcentaje se debe a los celos.

Cuando nosotros leemos un hadiz o un ayat del Corán deben hacer un esfuerzo para averiguar el origen de ese ayat o del hadiz, de dónde viene, por qué fue revelada.

Allah (swt) le dice al Profeta (saws): “Cuando alguien viene hacia ti necesitado, no lo eches de tu presencia.” ¿Les parece que el Profeta (saws) podía necesitar de ese consejo? Algunos interpretan esto como que el Profeta (saws) debía casarse con una esposa rica o que debía ser gentil. Estas palabras llevan muchos años de estudio, pues ¡Cómo es posible que Allah (swt) le hablara así a Su Profeta (saws)!

Dicha Revelación le llegó al Profeta (saws) cuando éste se encontraba sentado como ahora nosotros. A él le gustaban mucho los dátiles frescos, entonces el santo Abu Bakr (ra) fue a llevarle un racimo de dátiles frescos. Así, cuando el Profeta (saws) se disponía a agarrar el primer dátil, aparece un beduino que le dice: “Oh Rasulullah, a mí me encantan los dátiles frescos. ¿Me podrías dar uno?” Entonces Hz. Abu Bakr (ra) tomó el racimo y se los llevó al beduino.  Pero Hz. ‘Umar (ra), que estaba allí viendo eso y muy disgustado con lo que estaba sucediendo, le dice al beduino: “¿Cuánto crees que vale este racimo de dátiles? ¿Diez dinares? Toma, aquí hay veinte.” Y llevó el racimo de vuelta al Profeta (saws).  El beduino desde atrás le dice: “¡Oh Rasulullah, no me han dado tiempo a comer ninguno!” Y así la misma situación se repitió por cuarta vez, entonces el Profeta (saws) le dice al beduino: “Oh beduino, ¿Realmente estás haciendo un negocio de esto o tienes tanta necesidad?” En este momento fue que ocurrió la revelación de este ayat.

Lo cual significa, en el Islam, que aquel que viene a pedir, a pesar de que sepamos que esa persona está haciendo un negocio, no importa si es gordo y rico, si pide algo hay que dárselo. Como sabemos en el Islam es haram mendigar.

 

As Salam ‘alaykum wa rahmatullah wa barakatuhu.

 

Sohbet de Hajji Tosun Baba. (Traducción al español a cargo de Hajji Orhan Baba). Dergah en Argentina.