Hz. Abu Bakr As-Siddiq (ra)

 

Bismillahir Rahmanir Rahim

 

Muchas veces recibo mensajes, escritos con expresiones tales como: “Mi amado Baba”, “Mi querido Baba.” Me pregunto si nosotros conocemos realmente lo que es amor, entendiendo como base de esta charla que fue por amor que todo lo que existe fue creado. Y hago esta referencia porque creo que en realidad entendemos muy poco lo que es amor.

Hace un tiempo con alguien que no está allí y no es miembro del grupo de Murillo, pero es un hermano Yerrahi, me comentaba cuánto me quería, pero no quería ir al dergah de Murillo porque no sabía si eso era correcto o no.  Otros hermanos hace ya años atrás, cuando aún vivía en Buenos Aires, recuerdo que iba a la mezquita de Alberti y muchos no saludaban, y me preguntaba qué iba a suceder el día en que tendríamos que estar presentes frente a Hz. Pir Nureddin Al-Yerrahi (ks), escuchar lo que él dice y no poder compartir ese momento juntos, porque estaríamos juntos en presencia de él, pero nuestros corazones estarían desunidos.

La Yerrahiyyah ha tenido muchos años de enormes dificultades en mantener esa hermandad unida en un solo cuerpo.

Nuevamente, cuando alguien dice: “Mi querido esto, mi amado aquello”, y ese “amado” lo reta por algún motivo, y la persona recibe ese reto como una ofensa en lugar de entender el por qué y el motivo y reacciona de manera totalmente diferente de lo que sus labios dicen, entonces eso no es amor. Es sólo un sonido que sale o algo que creemos que es amor y simplemente es algo que está en nuestra imaginación.

Ocurrió en Ramadán, hay gente que me dice: “Mi amado Baba, vamos a estar juntos aquí y en el Más Allá.” Y en la Mezquita de Palermo, esas mismas personas, no se acercaron a otras personas a decirles: “As Salam ‘alaykum”, siendo todos Yerrahis. Personalmente tengo un problema con eso, porque me gustaría que si alguien escribe o dice algo así me encantaría, y les pido, que sea sincero. De lo contrario mejor no usar esas palabras. Si por un instante tenemos la certeza de que nuestros labios van a mencionar: “Mi amado, mi querido”, y nuestras acciones van a hablar de una manera diferente.

Ustedes saben que los Sahabas fueron seres humanos increíblemente afortunados, porque vivieron en la mejor de las épocas y pudieron estar en la presencia de lo mejor de la creación, Hz. Muhammad (saws). Ellos fueron elegidos para preservar el camino y los hábitos del Profeta (saws) y para asegurar que esa información llegara a nosotros en este momento, y para que pudiéramos estar hablando de este tema usándolos a ellos como ejemplo. Me gustaría simplemente mencionar algunos de los actos del mejor de todos los Sahabas, Hz. Abu Bakr As-Siddiq (ra). Él fue el primero en amar al Profeta (saws) entre los hombres. Ustedes saben que él se llamaba Abdullah, pero era conocido como Abu Bakr. Él fue quien recibió de la manera más completa todas las características de la profecía a través del Mensajero de Allah (saws), y quiero dejar establecido que no estoy afirmando en absoluto que fue profeta ni nada de eso. Me refiero a que él recibía el regalo de esos hábitos, de esa manera de comportarse, de esa sabiduría, simplemente por estar al lado de Hz. Muhammad (saws). Allah (swt) se refiere a él como alguien que estaba en segundo lugar de acuerdo a los hábitos y cualidades de Hz. Muhammad (saws), es decir que después del Profeta (saws) seguía él en importancia en nuestro camino. Él fue quien llamaba, luego de Hz. Muhammad (saws), a la gente al Islam. Estuvo al lado de Hz. Muhammad (saws) en todas las batallas. Él estuvo al lado de Hz. Muhammad (saws) en todas las reuniones. Él era quien reemplazaba a Hz. Muhammad (saws) si por algún motivo estaba ausente y dirigía el salat. Y se encuentra enterrado al lado de Hz. Muhammad (saws) en Medina.

Ustedes recuerdan cuando hicimos el Hajj y estuvimos cerca de la cueva donde Hz. Muhammad (saws) y Hz. Abu Bakr (ra) se refugiaron cuando comenzó la Emigración hacia Medina. Hz. Abu Bakr (ra) le pidió permiso a Hz. Muhammad (saws) para entrar primero en la cueva, por si había algún animal salvaje, algún peligro, y dijo: “Quiero entrar primero, porque si hay algo que nos ataca quiero que me ataque a mí primero y no a ti.” Entonces al entrar notó que había muchos agujeros y comenzó a taparlos a todos, por las dudas de que saliera un escorpión o quizás otra amenaza y los atacaran mientras estaban descansando. Así es que empezó a rellenar cada uno de esos agujeros con su ropa. Cortaba su vestimenta y los rellenaba, pero solamente uno no logró tapar. Cuando va a inspeccionar lo que había en ese agujero encuentra que estaba lleno de serpientes y, algunas de ellas, muy venenosas. Hz. Muhammad (saws) ya había entrado a la cueva y se había recostado a descansar, mientras Hz. Abu Bakr (ra), sentado al lado de él puso su pie sobre ese agujero. Por supuesto, las serpientes comenzaron a picarlo, y él no decía una sola palabra, continuaba sentado al lado de Hz. Muhammad (saws). Con el paso de las horas el veneno comenzó a hacer efecto, el dolor se incrementaba y Hz. Abu Bakr (ra) no pudo contener sus lágrimas. En un momento las lágrimas corrían por sus mejillas y, sin darse cuenta, un par de ellas cayeron sobre la mejilla de Hz. Muhammad (saws), quien se despertó y lo mira y le pregunta: “¿Por qué estabas llorando?” Hz. Abu Bakr (ra) le relató lo que estaba sucediendo. Hz. Muhammad (saws) le pidió que acercara el pie, las serpientes se alejaron, puso la mano en su boca y con la saliva pasó sobre la zona en donde las serpientes lo habían picado, e inmediatamente el veneno abandonó el cuerpo de Hz. Abu Bakr (ra) y sus heridas fueron curadas. Hoy en día ese regalo le fue otorgado a Hz. Ahmed Ar-Rufai (ks) y a sus seguidores. Los Rufai actualmente tienen ese regalo. Los Sheikhs de esa Tariqah ponen sus manos en sus labios y con la saliva tocan el lugar donde un animal venenoso pica a uno de sus derviches y el veneno sale del cuerpo.

Cuando Hz. Abu Bakr (ra) fue invitado a ir a Meca con su amado Profeta (saws) se llenó de alegría, comenzó a llorar, fue en ese momento que su hija, Hz. A’ishah (ra), al ver llorar a su padre supo por primera vez que los hombres podían llorar de alegría. Toda la familia de Hz. Abu Bakr (ra) estaba al servicio de la familia de Hz. Muhammad (saws). Pero cuando ellos comienzan la Emigración y se refugian en esta cueva, el hijo de Hz. Abu Bakr (ra), Abdur Rahman, era quien traía todos los días noticias de lo que sucedía con la tribu Quraysh. Estaban esperando el momento más propicio para continuar con su marcha hacia Medina. Tenían un esclavo llamado Fahira, era un pastor que se ocupaba de las ovejas de la familia de Hz. Abu Bakr (ra) llevándolas de una pastura hacia otra, las ordeñaba y les traía leche, y nadie se preocupaba por él porque sabían que esa era su profesión. Una de sus hijas, ‘Asma (ra), era la que traía comida y la esposa de Hz. Abu Bakr (ra) era quien cocinaba la comida que ellos recibían en la cueva.

Cierto día, ‘Asma (ra) entra a la cueva y estaba con una cara triste, sin ninguna duda preocupada por algo que había sucedido, y Hz. Muhammad (saws) le preguntó qué pasaba, por qué ella estaba así, y ella le relata que el día anterior, cuando regresaba de la cueva, se encontró de pronto con Abu Yahl, el maldito. Éste le dijo: “¡Tú sabes dónde está Muhammad y ahora mismo me lo vas a decir!” y ella le dijo: “Yo sé dónde él está, pero jamás te lo voy a decir.” A todo esto, el maldito Abu Yahl se enojó, le dio una tremenda bofetada que hizo que ella cayera sobre una roca y comenzara a salirle sangre profusamente, y entre lágrimas ‘Asma (ra) le dijo a Abu Yahl: “No importa lo que hagas. No importa si me matas. ¡Jamás te entregaré a Muhammad!” El Profeta (saws) cuando escuchó todo eso dijo: “Ha sido posible para mí devolver todos los favores que me han hecho, pero los favores de Abu Bakr y su familia serán recompensados por Allah (swt) directamente.”  Y así continúa esta historia. Después de estar tres días en la cueva ellos comienzan su larga caminata, unos cuatrocientos kilómetros hasta Medina. Mientras caminaban el Profeta (saws) notaba que Hz. Abu Bakr (ra) estaba en un momento a su derecha, de pronto estaba a su izquierda, de ahí se iba delante de él, después se iba corriendo hacia atrás de él, y así estaba continuamente con movimiento. Y cuando Hz. Muhammad (saws) le preguntó por qué hacía todas esas cosas, él le dijo: “¡Oh, Mensajero de Allah! Pienso que si estoy a tu derecha y alguien te ataca por la izquierda yo quiero estar ahí para recibir el golpe antes que tú. Y de pronto estando ahí me pregunto: ‘¿Qué pasa si viene el ataque por delante? Entonces voy hacia adelante. Pero si estoy adelante estoy descuidando tu espalda, entonces corro hacia atrás’”.

Señores, estos eran hombres maduros, sin ninguna duda seres excepcionales porque así lo decidió Allahu Ta’ala y mostraban, de esa manera, el inmenso amor y total devoción que tenían el uno por el otro.

En cierto momento de estas jornadas de camino hacia Medina, de la Emigración hacia Medina, se detienen en una casa, y la dueña de la casa se llamaba Ummi Ma’bad, y tenía cabras. Habían caminado mucho, estaban los dos muy cansados y muy hambrientos. Hz. Abu Bakr (ra) apenas llegó fue inmediatamente a ordeñar las cabras, tomó la leche y se la entregó a Hz. Muhammad (saws), quien la tomaba con mucho deleite. Hz. Abu Bakr (ra) en lugar de pensar en sí mismo sonreía con un inmenso amor, porque su amado, su queridísimo, su amadísimo Profeta (saws) disfrutaba de la leche de cabra.

Como ustedes saben, ellos ya habían pasado muchos años juntos, y como sucede con gente que se ama, hasta se parecían físicamente; se parecían sin ninguna duda en su forma de vestirse, en sus hábitos, en sus expresiones, en lo que sus rostros reflejaban. Y cuando llegan a Medina, los habitantes de esta ciudad jamás habían oído de Hz. Muhammad (saws), lo habían invitado a ir a Medina, pero nunca lo habían visto en persona, entonces no sabían quién era. Y cuando llegan a Medina, los habitantes se empiezan a reunir alrededor de Hz. Abu Bakr (ra). Hz. Muhammad (saws) no dijo una sola palabra. Recién cuando el sol estaba en el cenit, supieron quién era el Profeta (saws), porque Hz. Abu Bakr (ra) se quitó un pañuelo que tenía y lo puso en la cabeza de su amado Muhammad (saws) para que el sol no lo molestara.

Hay hadices sobre estas historias, si los leen verán que son reales y correctas.

Un amante de Allah (swt) dijo: “Yo me he convertido en Ti y Tú Te has convertido en Mí. Mi espíritu es el cuerpo de esa unión y Tu alma le da vida.” Eso es amor. Porque cuando entre seres humanos se produce tal unión espiritual nadie puede ver la diferencia. Eso es amor. Hay muchas historias sobre esta relación.

En un momento, mientras Hz. Muhammad (saws) y Hz. Ibn Abbas (ra) se encontraban todavía en Meca, el Profeta (saws) estaba rezando frente a la Ka’ba. En eso, llegó uno de los no creyentes y le puso uno tela en el cuello y comenzó a ahorcarlo. Hz. Abu Bakr (ra) que estaba al lado de él se levantó y le dijo: “¿Por qué estás haciendo eso? ¿Simplemente porque un hombre dice: ‘Allah (swt) es mi Creador?” El no creyente y sus amigos, en lugar de continuar atacando a Hz. Muhammad (saws), descargaron toda su furia sobre Hz. Abu Bakr (ra) y le dieron una golpiza tremenda, a tal punto que creyeron que se iba a morir. Así es que su familia lo llevó arrastrando a su casa. Hz. Abu Bakr (ra) en medio de su dolor recupera la consciencia, lo primero que hizo en lugar de preocuparse por lo que a él le sucedía, fue preguntar si Hz. Muhammad (saws) estaba bien.

En una oportunidad, Hz. Muhammad (saws) le pide a la gente que donara todo lo que pudieran porque necesitaban dinero para armamentos, caballos y demás para defenderse.

Hz. ‘Umar ibn Al-Khattab (ra) en cierta ocasión confesó que deseaba desafiar a Hz. Abu Bakr (ra) para ver quién era más generoso, entonces toma la mitad de todas sus posesiones y se las entrega a Hz. Muhammad (saws), y dice: “No creo que nadie pueda llegar a ser tan generoso como he sido yo.” Cuando el Profeta (saws) le pregunta qué había dejado para su familia, y él estaba a punto de responder, aparece Hz. Abu Bakr (ra) con una cantidad enorme de monedas de oro, y Hz. Muhammad (saws) le pregunta: “¿Qué has dejado para tu familia?” Hz. Abu Bakr (ra) le responde: “Lo que he dejado para mi familia es a Allah (swt) y Su Mensajero (saws).” En otras palabras, había entregado todo cuanto tenía para la causa de Islam. Hz. ‘Umar (ra) sonrió y le dijo: “Jamás volveré a competir contigo.” Esos son niveles de devoción, niveles de amor, niveles de conexión que, Insha’Allah, aunque sea una minúscula parte ingrese en nuestros corazones y podamos hacer lo mismo el uno por el otro en ese dergah.

Como ustedes saben, cuando Hz. Muhammad (saws) partió al Más Allá, fue un momento de intensa conmoción en nuestra religión. Hz. Abu Bakr (ra) tuvo la madurez para calmar todo, porque Hz. ‘Umar (ra) en su desesperación por calmar todo juró que le cortaría la cabeza a quien dijera que Hz. Muhammad (saws) había muerto. Él sostenía que se había ido a reunir con Allah (swt), de la misma manera que Hz. Moisés (as) lo había hecho antes que ellos. Cuando Hz. A’ishah (ra) le pregunta a su padre dónde quería ser enterrado, Hz. Abu Bakr (ra) le dijo: “Traigan mi cajón a la puerta donde está enterrado Hz. Muhammad (saws). Si las puertas se abren solas, entiérrenme junto a Hz. Muhammad (saws), sino me llevan al cementerio”. Cuando llevaron el cajón de Hz. Abu Bakr (ra) y lo depositaron frente a las puertas de donde estaba enterrado Hz. Muhammad (saws) las puertas de ese lugar se abrieron solas, y desde adentro una voz dijo: “Traigan al amigo hacia su amigo.” Y así es con los que se aman por Allah (swt). Por supuesto, nosotros no estamos ni remotamente cercanos a un nivel así.

Quería hablarles de estas historias. Si las conocían, ¡Alhamdulillah! y si no las conocían compartir un poco del sabor de lo que es el verdadero amor.

Insha’Allah, repito, que un poco de eso entre en nuestros corazones, y ruego a Allahu Ta’ala que la Yerrahiyyah deje de lado las pequeñas miserias del mundo y permita s sus miembros pensar que en algún momento estaremos frente a nuestro Pir (ks), y en algún momento también estaremos junto a Hz. Muhammad (saws) y quizás ya deberíamos comenzar a tener vergüenza de nuestras acciones si nuestra manera de comportarnos no conforma a la conducta que estos Sahabas del Profeta (saws) nos han mostrado con sus acciones.

 

 

As Salam ‘alaykum wa rahmatullah wa barakatuh        

Sohbet de Hajji Orhan Baba. “Historia de los Sahabas. Hz. Abu Bakr As-Siddiq (ra).” Jueves 30-09-2010