Bismillahir Rahmanir Rahim.
Allahu Ta’ala dice en el Corán i-Kerim: “Sujétense firmes, todos ustedes sin excepción, y no se separen el uno del otro”.
Pero desde el tiempo del tercer khalifa, Hz. ‘Uzman (ra) esto de separarse, de acusarse el uno al otro, ha sucedido. Es por esto que la unidad tawhid, es la primera orden de Allahu Ta’ala y Rasulullah (saws) a nosotros musulmanes, a su Ummah, a la comunidad de Muhammad (saws).
Islam es un castillo, un castillo fortificado, el castillo de La ilāha illa lah, y cada uno de nosotros es un pedazo de este castillo fortificado. Todo el castillo necesita de cada uno de nosotros, pero sin separarnos, ¿Por qué nos separamos? Los shiítas se separan de los sunnitas, los hanifas de los shafis, la Ahli shari’ah de la Ahli tarika, ¿Qué ha pasado con nosotros? Nos hemos transformado en aquellos que trataron a los nietos de Rasulullah (saws) en nombre del Islam como ustedes saben.
¿Qué fue lo que combatió Hz. Husayn (ra)? Combatió por el tawhid justamente, combatió la tiranía. Pero este tirano al que combatió era un rey, y a pesar de que él tomaba alcohol no obligaba a la gente a tomar alcohol, a pesar de que él mismo no hacía su salat, dejaba a las personas que hicieran su salat, sin embargo en mi propio país hay musulmanes que se llaman así mismos musulmanes y no dejan a otros musulmanes hacer su salat.
Antes de venir aquí dos estudiantes de Arabia Saudita estaban con nosotros. Como ustedes saben, nosotros hacemos la oración de la noche del modo siguiente: dos rakats Sunnah, cuatro rakats fard, dos Sunnah más y tres al final. Entre los rakats Sunnah y fard recitamos tres veces Surah Al-Ikhlas, porque Rasulullah (saws) dijo: “Quien recita tres veces Surah Al-Ikhlas es como si recitara todo el Corán.” Y hacemos el tasbih, decimos La ilāha illa lah.
A estos dos estudiantes alguien los había traído y dijeron que nosotros no éramos musulmanes, porque recitábamos el tawhid, porque recitábamos la Surah Al-Ikhlas, entonces le dijeron: “¡Cómo ustedes van a los bares, toman alcohol, recogen mujeres!” Y ellos dijeron: “Bueno, sí.” ¿Qué es esto? Realmente les digo que no hay diferencias entre hanifas y shafis, entre los shiítas y los sunnitas; somos todos la Ummah de Muhammad (saws), somos todos parte del castillo fortificado de La Ilaha illa lah. Cada uno de nosotros somos un pedacito de cemento del cual está hecho, pero si nos vamos de este castillo del Islam, éste caerá en pedazos y es lo que está sucediendo hoy en día. ¿A quién entonces le echamos la culpa? Es culpa de los ingleses o de los franceses o de los sauditas, o de los americanos, o de los shafis o de los hanafis. Pero ¿quién ha destruido el tawhid del Islam? Es la culpa del shaytanir rayim.
Había una familia muy unida, muy feliz, que tenía hijos, tenía riquezas y vivía en paz. Y el padre de la familia tenía un hermoso carnero, con cuernos preciosos; y la madre de la familia tenía un mueble muy antiguo, con un espejo precioso en la entrada de la casa que quería mucho.
Un día el shaytanir rayim pasaba por allí y vio que el carnero estaba sujeto a un palo con un cordel. Así pues, movió un par de veces el palo al cual estaba sujeto, el carnero movió un poco su cabeza y se soltó, entró en la casa, se miró al espejo, vio otro carnero enfrente y rompió el espejo en mil pedazos.
Cuando la mujer llegó y vio el espejo roto mandó a matar el carnero. Cuando el hombre llegó vio a su carnero muerto, se enojó tanto que golpeó a su mujer, y ésta murió. Luego llegaron los hermanos de la mujer a matarlo, y entonces la situación se tornó horrible. Pero todo lo que hizo el shaytanir rayim fue, simplemente, soltar el palo del carnero.
Pero del mal que hacemos no debemos acusar a nadie y menos al shaytanir rayim. Éste lo único que hizo fue mover un poco el palo.
No es posible que seamos musulmanes sólo cuando rezamos y luego con nuestras esposas somos un desastre, o con otros vecinos, o en nuestros trabajos. Somos personas completamente diferentes. ¿Qué somos? Realmente no somos ni siquiera una unidad en nuestra propia persona. No tenemos unidad en nuestro corazón. Debemos ser musulmanes todo el tiempo, no solamente cuando rezamos. En cada momento de nuestras vidas nosotros debemos ser un mu’min. Debemos tener tawhid en nuestro imam, en nuestra fe. Luego, como orden de Allahu Ta’ala, para todo hombre y mujer, buscar el conocimiento. Ahora, en las puertas del siglo XXI, en nuestras naciones, hay una inmensa proporción de personas que son analfabetas, es algo vergonzoso.
Para los musulmanes es obligatorio el conocimiento. Conocer primero las cosas básicas de nuestra religión, cómo hacer nuestras oraciones, cómo ayunar, aprender de nuestra religión. ¿De dónde lo aprendemos? Del Corán i-Kerim, del comportamiento y las palabras de Rasulullah (saws) ¿Pero es eso suficiente? Todos y cada uno de nosotros debemos conocer los principios de nuestra religión. Todos tenemos saber cuál es el comportamiento que debemos tener en nuestros trabajos, en nuestras familias, cómo debemos comportarnos en nuestra sociedad, en la relación con nuestros vecinos, con nuestros padres.
Cada musulmán se supone que debe saber, de acuerdo a nuestra religión, cuál es este comportamiento.
Rasulullah (saws) decía: “Busquen el conocimiento aunque sea tan lejos como la China.” El conocimiento es el camello perdido del musulmán.
Si todos nosotros nos ocupáramos en conocer nuestra religión nos comportaríamos en forma diferente, pero ¿Por qué? Por qué dejaron de lado el Corán i-Kerim.
Un musulmán, en todo momento, debe ser perdonador, generoso, justo, fuerte, compasivo. Nuestro ejemplo es Rasulullah (saws); cuando lo conocemos a él vemos cada uno de estos atributos. Antiguamente a los musulmanes se los respetaba porque tenían tawhid ahal.
Aun así, si tuviéramos todas estas cosas, uno dice: “Yo soy el fuerte, yo soy el generoso.” En vez de esto, decir: “No soy yo, sino que son regalos de Allahu Ta’ala.” Dejar la identidad, como nuestro padre Hz. Adam (as), cuando Allahu Ta’ala le había enseñado Sus propios nombres y le preguntó: “¿Cuál es tu nombre?” La respuesta de Hz. Adam (as) fue: “Mi Señor, yo no tengo nombre, no tengo identidad.” También como Hz. Salman Al-Farsi (ra) cuando estaba en presencia de Rasulullah (saws) y un grupo de personas se estaban presentando el uno al otro, y llegó la hora de Hz. Salman Al-Farsi (ra), que provenía de una familia real, rica, y dejó todo y se convirtió en uno de los que esperaba a Rasulullah (saws) sentado a su puerta para verlo, dijo: “Soy Salman Al-Islam”.
Cuando se les pregunta a ustedes quiénes son, responden: “Yo soy el profesor tanto, yo soy el Sheikh tanto.” Si fuéramos como Salman Al-Farsi (ra) porque Rasulullah (saws) dijo: “Salman es de mi casa”.
¡Ia Rab, perdona los pecados de la Ummah de Muhammad, perdona la arrogancia de la Ummah de Muhammad! ¡Tú has dicho que si no nos amamos los unos a los otros por Ti no está nuestro imam perfecto! ¡Aumenta, Ia Rab, el amor del uno por el otro, de no ver falta en el otro, de no ver lo feo en el otro! ¡Otorga unidad a la Ummah de Muhammad, Ia Rab! ¡Ia Rab, nos refugiamos en Tu Yalal, en Tu Yemal, míranos con misericordia!
Allahu Ta’ala dice que creó los doce meses, desde los tiempos en que creó los cielos y la tierra. De esos doce meses, cuatro son sagrados. De estos cuatro meses sagrados, durante los cuales a los árabes antes de Islam les estaba prohibido pelear, Dhu’l Qa’dah, Dhu’l Hijja y Muharram, que viene uno después del otro, está este mes de Rayab.
Estamos hoy en el día treceavo de Rayab. Está separado de estos tres meses que viene uno después del otro. Pero después de Rayab viene el mes de Sha’ban, y el mes de Ramadán.
Rasulullah (saws) dice: “Rayab es el mes de Allahu Ta’ala, Sha’ban es mi mes, y Ramadán es el mes de mi Ummah”.
Rayab en árabe proviene de la palabra thani (zani), que significa respeto. Es el mes del respeto. Todo y cada cosa que Allahu Ta’ala ha creado merece respeto, por la simple razón de que es la Creación de nuestro Creador.
Los que saben han nombrado este mes, además de Rasulullah (saws), como el mes de Allahu Ta’ala, también llamado como el “mes de paz”. El mes durante el cual Allahu Ta’ala no escucha ni toma en cuenta nuestros errores. El mes durante el cual los creyentes se limpian de sus pecados. También se dice que hay un río que se llama Rayab en el Paraíso, y sus aguas son limpias y claras y más dulces que la miel. Los que saben dicen que este mes de Rayab, en el día de Yawm Ad-Din, Allahu Ta’ala saciará nuestra sed con el agua del río de Rayab.
Nos puede parecer, a algunos de nosotros, extraño el hecho de que ciertos tiempos son más sagrados que otros. Para los más inteligentes no hay nada que entender en esto, porque si uno es agricultor no planta en la mitad del verano o la mitad del invierno, uno lo planta en la estación correcta, luego lo riega durante el verano o lo cosecha después. Lo cosecha cuando ya está maduro y crecido. Uno no abre su paraguas si no está lloviendo, y tampoco se quita el abrigo cuando está afuera con frío. Uno se pone el abrigo en invierno y se lo saca en verano.
Uno no va el viernes a su cocina a hacer el Yumu’ah, va a la mezquita. Hay un lugar y un tiempo para todo. Sin dudas, el lugar de nuestra vida, que es temporal, es en la faz de la Tierra y va de la edad uno a los setenta, ochenta, noventa; por cierto un tiempo limitado y, posteriormente, está el comienzo del Más Allá.
Después del Día del Juicio se decidirá el lugar en donde estaremos por toda la eternidad: bajo el fuego de Yahannam o la hermosura y la paz del Yannah.
Sin dudas nuestra religión le da una gran importancia al tiempo y al espacio.
Allahu Ta’ala le indicó a Hz. Ibrahim (as) los tiempos de cuándo hacer cada cosa. No sólo pensar cuándo es el momento de ir al Hajj, cuándo es el momento de ayunar en el mes de Ramadán, los tiempos de oración las cinco veces al día y cómo verse realizados los que realmente creen y los que verdaderamente ven la verdad del Islam, y los que verdaderamente quieren vivir esta vida como Allahu Ta’ala ha querido. Despiértense de esta inconsciencia y aprendan qué hacer dónde y cuándo durante toda nuestra vida, cada día y cada noche.
As Salam ‘alaykum wa rahmatullah wa barakatuh
Sohbet de Hajji Tosun Baba (ra). Octubre de 1999