El Libro de la Vida

 

 

Bismillahir Rahmanir Rahim.

 

Es mi intención hoy, en una situación colectiva mundial que cada vez requiere más atención, reflexionar sobre nuestra constitución como criaturas humanas, sobre el hecho de que en nuestra tradición se nos enseña que en nuestro cuerpo habitan siete almas.

En verdad, ninguno de nosotros tiene consciencia de lo que le tomó a la Creación llegar a constituir a cada uno de los seres humanos. ¡Cuántos miles de generaciones tuvieron que conectarse desde el comienzo de los tiempos para que cada uno de nosotros llegue a existir!

El mensaje de nuestra existencia ya estaba en las venas, en la sangre y en el alma de todos aquellos que nos precedieron. No tenemos ningún concepto de esto. Ni siquiera lo podemos llegar realmente a imaginar. Allah (swt) hizo posible que nuestros padres se unieran en un momento. Y de este momento de placer comenzó la fecundación, y luego el alma descendió a este cuerpo. ¡Qué maravillosa, increíble e inconcebible es la creación de Allah (swt)!

Mi abuela materna desciende de una familia de Calabria, y mi abuelo de una familia española; mi abuela paterna lleva sangre catalana, posiblemente árabe, y mi abuelo paterno viene del país vasco. Allah (swt), en su increíble concepto de la Creación, de alguna manera, los unió en esta ciudad de Buenos Aires donde están ustedes, y de este modo este faqir y mis hermanos de sangre, llegamos al mundo.

El ser humano es una de las criaturas más indefensas en el momento de nacer. Si no tuviéramos otros seres que nos cuiden, no viviríamos.

Hay historias excepcionales como la de Rómulo y Remo, en la que se cuenta que una loba los amamantó, hecho que demuestra que no llegaríamos a sobrevivir sin la ayuda de otros seres. De todas esas cosas no tenemos la menor consciencia y damos todo por supuesto, sin asombrarnos ni agradecer.

Aquellos que saben dicen que en este cuerpo habitan siete almas: el alma mineral, el alma vegetal, el alma animal, el alma personal, el alma humana, el alma secreta y, aquella alma, que es el secreto de los secretos. Cuando estas almas no están en armonía, cuando no están alimentadas, cuando están en sus puntos extremos, el cuerpo o el espíritu se enferman. Si nos preocupamos demasiado por alguna de estas almas, es decir, por las que están del lado del mundo, ignoramos la presencia de las otras y su alimentación. Y esta ceguera espiritual es mencionada en muchos hadices.

Sin embargo, hay otros tipos humanos que tienen tendencias hacia lo totalmente espiritual e ignoran la parte física. Pero Allah (swt) no nos hizo fragmentados, sino como una rica totalidad. Por algún motivo nos dio dos piernas, y ojos, cabeza, manos, dos brazos, y una riquísima dimensión psicológica y espiritual. No somos nosotros los que tenemos que juzgar si son necesarios, y tampoco corresponde que nos despreocupemos de su salud y seamos negligentes con los cuidados de la alimentación y del sueño apropiado.

Hz. Muhammad (saws) dijo: “El mejor de los caminos es el del medio.” Y se podrían escribir enciclopedias enteras acerca de este hadiz.

El alma mineral, nos dicen los que saben, está ubicada en el esqueleto. Y de acuerdo al orden en el que son presentadas las almas, ellas se encuentran al lado del alma superior, el alma que es el secreto del secreto.

El secreto del secreto es la chispa de divinidad que existe en cada uno de nosotros, la heredamos de Hz. Adam (as). Pero ¿por qué se encuentra esta alma superior al lado del alma mineral? Se nos manifiesta así, el alma mineral está muy cercana a Allah (saws). ¿Por qué? Porque esta parte nuestra jamás se rebela en contra de Allah (saws). No tiene este concepto. La roca es depositada en algún lugar y, al menos que una acción exterior la mueva, jamás dejará este lugar donde ha sido depositada. ¿Podemos, de alguna manera consciente, imitar esta sumisión total y absoluta del mundo mineral?

Pensemos que, en general, no tenemos conciencia de nuestro esqueleto. Tomamos conciencia de él solamente cuando nos rompemos un hueso, o cuando nos damos uno de esos tremendos golpes que duelen tanto por largo tiempo. Es una parte que ignoramos, pero imagínense nuestro cuerpo sin huesos. Una masa amorfa, tirada por el piso, que debería vivir arrastrada como la serpiente, pero sin su movilidad. En cambio, cuando estamos parados al comienzo del salat, el cuerpo es una alif, la primera letra con la cual escribimos el nombre de nuestro Creador. Y el cráneo, como parte del esqueleto, contiene el cerebro, el área donde reside el intelecto.

Ustedes recuerdan la historia de Bahlul Hudana, a quien lo consideraban un sabio muy inspirado que estaba alterado, algunos lo llamaban un idiota sabio. Vivía en Bagdad. Hay muchas historias sobre Bahlul Hudana. La que queremos relatar se refiere a que él había instalado un puestito de venta en el mercado de Bagdad y tenía tres cráneos. Estaba en el medio del mercado y proclamaba: “Un cráneo es gratis, el otro vale un centavo, y el tercero tiene un valor más allá de nuestra comprensión.”  Y sobre cada cráneo había un cartel con su enloquecido precio.

La gente pasaba y veía al hombre parado, tratando de vender estos cráneos, y no entendía lo que significaba todo esto. Los tres cráneos eran casi idénticos para la gente común, y consideraban que Bahlul Hudana estaba cada día más loco.

Finalmente, alguien se le acerca y le dice: “Por favor, aquí estamos todos discutiendo qué significa eso, estos tres carteles que usted puso sobre los cráneos. ¿Nos podría, por favor, explicar de qué se trata? Porque algunos lo toman en serio, algunos le dan un cierto significado y otros se están riendo.” Bahlul Hudana respondió: “Mire usted mismo.”  Y puso en sus manos el cráneo que era gratis, tomó un picahielos y lo introdujo por uno de los orificios del oído. Intentaba introducirlo, pero el picahielos no entraba. Entonces Bahlul dijo: “¡Véalo, éste no vale nada!” Tomó entonces el que valía un centavo, puso el picahielos a través de un orificio de la oreja, y salió directamente del otro lado. Dijo entonces: “¿Ve? éste vale muy poquito.” Y, al introducir el picahielos en el tercer cráneo, éste entró, pero no pudo salir del otro lado.

El libro es toda la Creación que no tiene límites; el libro es el mundo y es cada uno de nosotros; el libro es aquel ser humano que tenemos enfrente.

Se trata de encontrar ese equilibrio que requiere que tengamos una cierta cantidad de comida, una cierta cantidad de descanso, una cierta cantidad de dedicación a lo que Allah (swt) nos ordena hacer.

Si estamos desequilibrados es porque no atendemos al libro, y no hacemos lo que el Sagrado Corán nos ordena, lo que cada uno de nosotros, voluntariamente, aceptó obedecer. Ese libro de la vida registra absolutamente todo y, cuando por fin estemos en el Más Allá y alguno encuentre nuestros cráneos, Insha’Allah, roguemos que no sean como los primeros dos de la historia.

Cada uno de nosotros tiene la obligación de ver este libro que está presente, continuamente, frente a nuestras narices en la manifestación de cada aspecto de la Creación de Allah (swt).

El ser humano es algo increíblemente maravilloso. Hoy estaba leyendo que una nave enviada al espacio hace unos años por la Unión Europea, ha llegado a un punto, a una órbita donde estará una décima por encima del frío absoluto. Entiendo que el concepto es que nada más frío puede existir que eso. Por esto lo llaman el frío absoluto. Pero dicha nave va a estar a una décima de grado más frío que ese cero absoluto.

Si llegamos a concebir todo esto ¿cómo podemos comprender que se está ubicando un vehículo que atravesó, durante años el espacio, y ahora está en esta órbita remotísima? Allí van a medir ondas que comenzaron a existir, de acuerdo a los cálculos, trescientos ochenta mil años después del primer momento del famoso Big Bang, el ¡Kun! de la Creación.

Intentarán medir las ondas que dan vueltas como un torbellino por todo el universo. No lo puedo imaginar, no lo puedo comprender. Es realmente increíble. Pero reparemos en esto: si somos capaces de concebir, de planear, de llevar a cabo este tipo de investigaciones científicas, ¿por qué no podemos, quizás, dormir un poco menos, comer un poquito menos, hacer los tres días de ayuno en el medio del mes? Y no estoy diciendo que no comamos nada en absoluto. Hz.  Muhammad (saws) les prohibió a algunos de sus compañeros más íntimos, que deseaban estar constantemente en estado de ayuno, ayunar todos los días. Lo prohibió. ¿Por qué? Porque se hubiese convertido para aquellos en un estado común. Y el ayuno, se supone, tiene que generar cambios. El mismo Hz. Muhammad (saws) señaló que el ayuno más difícil era el del Profeta Dawud (as), que ayunaba un día sí y otro no, intercaladamente.

Todos nosotros tenemos problemas, y Hz. Muhammad (swas) fue un rey. El rey de un imperio, pero encontraba el momento para rezar, para hacer su salat, el momento para dormir, el momento para amar, el momento para atender a sus esposas. ¿Y quién de nosotros puede atender a más de una mujer en todos los aspectos? Sin embargo, Hz. Muhammad (saws) lo podía hacer. Recuerden, por favor, estas cosas, porque este es el mes para recordar y reflexionar sobre nuestras acciones. Este mes de Rajab es el mes de Allah (swt), en el que Hz. Muhammad (saws) ayunaba más, después de Ramadán.

No dejemos que el mundo nos consuma. Tratemos de encontrar ese equilibrio en nuestras vidas que nos permita alimentar nuestra parte animal y nuestra parte espiritual, porque el mejor de todos los caminos es el del medio.

Hz. Muzaffer Efendi (ra), decía muchas veces: “Si me vistiera con túnicas, y con los cabellos y la barba crecidos, y hablara de las cosas espirituales más elevadas con fórmulas seductoras, tendría miles y miles de seguidores, pero ¿de qué sirve hablar de dimensiones inalcanzables cuando no somos capaces de cumplir con las obligaciones diarias?”

Por favor, consideren estas cosas con atención durante este sagrado mes. Hz. Muzaffer Efendi (ra) escribía con palabras simples, aparentemente de temas simples. Hz. Muzaffer Efendi (ra) y Hz. Sefer Efendi (ra), fueron los Sheikhs que nos enseñaron este camino. Así que no confundamos palabras simples con vacío. Nada está más lejos de la verdad.

Insha’Allah, el Creador acepte todo lo que ustedes hacen y, aquello que no es correcto, si han hecho algo incorrecto, que sea simplemente convertido en una buena acción, en esta vida y en el Más allá.

 

As Salam ‘alaykum wa rahmatullah wa barakatuh.

Sohbet de Hajji Orhan Baba. “El alma mineral y su cercanía al Creador. Historia de Bahlul Hudana.” 2-08-2009