El estado interior

 

 

Bismillahir Rahmanir Rahim

 

Recuerdo la historia de un Sheikh. A este Sheikh un derviche, que quería mudarse a una ciudad, vino a verlo y le preguntó cómo era esa ciudad. El Sheikh le dijo: “Antes de que conteste tu pregunta, dime cómo es la ciudad de la cual tú vienes.” El derviche responde: “Bueno, son egoístas, se pelean, hablan mal el uno del otro, roban, y cometen toda clase de actos que son negativos y rechazados por Allah (swt).” El Sheikh lo miró y le dijo: “La gente de esta ciudad es exactamente así, como la gente de la ciudad de la cual tú vienes.” A este derviche le agradó el Sheikh y se quedó con él a estudiar.

Al poco tiempo aparece otro derviche, que también quería mudarse a este pueblo, y le pregunta al Sheikh cómo era la gente de ese lugar. El Sheikh le dice: “Antes de que pueda responder dime cómo es la gente de la ciudad de la cual tú vienes.” El derviche le contesta: “Lamento mucho tener que mudarme, porque la gente de mi pueblo vive en armonía, se respetan los unos a los otros, aman la naturaleza y buscan todo lo que sea espiritual.” El Sheikh lo miró y le dijo: “Bueno, así es la gente de esta ciudad.” El primer derviche, asombrado, dice: “¿Cómo puede ser posible que para mí la gente de esa ciudad es lo peor que existe, y que para él la gente de esa ciudad es de lo mejor?” El Sheikh le respondió al primer derviche: “Muy simple: él se limpió los anteojos, y tú aún miras con los anteojos sucios”. Así es como percibimos esta vida y todo lo que nos rodea.

Decimos: “La ilaha illa Allah, La ilaha illa Allah, La ilaha illa Allah”, y a los que se han puesto las taqiyahs de muhibhace poco les pedimos que recitaran setenta mil veces, La ilaha illa Allah. Y el significado de esta frase significa: “Nada existe sino Allah”, en una forma muy básica de comprenderlo.

Ocurrió una vez que un derviche, que había pasado muchos años estudiando este camino, va a ver a un Sheikh. Así pues, entra y lo ve al Sheikh que estaba fumando con una pipa muy larga, y le pregunta: “Todos sabemos que nada existe, que no hay ni pasado ni presente, todo es el ahora, que nada existe sino el Creador, que nosotros tenemos que continuar en este camino y estar totalmente absortos y …” Continuaba hablando, halagándose a sí mismo, como si ya hubiese llegado al estado de La ilaha illa Allah. El Sheikh lo miraba, sonreía, y no decía absolutamente nada. Finalmente, el derviche termina diciendo: “Y es por eso que me encuentro en este estado tan elevado.” Cuando dijo eso, el Sheikh se sacó la pipa de la boca y le pegó con la misma en la cabeza. El derviche se enojó, y le recriminó al Sheikh: “¡Y usted por qué me hizo eso!” El Sheikh le observó: “Si te encuentras en el estado de la nada, ¿de dónde sale esa ira?”

Es muy importante, para todos nosotros, ver la realidad de nuestro estado y cuáles son los aspectos que debemos corregir. Para aquellos que no ayunan es muy difícil comprender esto. Pero luego de quince o dieciséis días de ayuno, imagino, que todos debemos estar sintiendo algo muy similar, y eso es el amor por la Creación de Allah (swt), el deseo de perdonar, y de mirar a todos los seres humanos, sin excepción, con amor y con perdón en nuestros corazones. Si no estamos en ese estado, habiendo transcurrido todos estos días de ayuno, entonces hay algo que no estamos haciendo de manera correcta.

Otra pequeña historia.

Alguien va a ver a un Sheikh y le dice: “Yo deseo aprender.” El Sheikh le dice: “Muy bien, siéntate.” Y ustedes saben, como es costumbre, la gente de oriente es muy hospitalaria. Entonces el Sheikh le dice a la persona que quería aprender: “¿Quieres una taza de té?” El aprendiz le dice: “Sí, con todo gusto. Por favor.” El Sheikh coloca la taza de té en una bandeja, toma la tetera y sirve el té, mientras miraba al buscador sin decirle una sola palabra. El Sheikh continuaba sirviendo hasta que la taza se desborda y empieza a caer el té sobre la bandeja. El Sheikh continuaba mirándolo y seguía sirviendo el té. Llegado un punto, el buscador le dice al Sheikh: “Mire, no cabe más té en la taza, se ha desparramado todo.” El Sheikh le dice: “Sí, ya lo sé. Pero quiero que sepas que esa taza eres tú.” El buscador le pregunta: “¿Por qué?”A lo que el Sheikh responde: “Porque te estoy observando, y estás tan lleno de tus propias opiniones que no tienes lugar aquí. Vete, y cuando regreses con la taza vacía, te enseñaré.” Así es Tasawwuf. Así es este camino para quien tiene ojos para ver.

Por último, y hay muchos de nosotros así, viene otro derviche a ver a este Sheikh, y le pregunta: “Sheikh, ¡Qué bárbaro! ¿Cuánto lleva aprender todo lo básico para poder llegar a algún punto?” Y el Sheikh le responde: “Diez años.” El derviche le dice:  “¡Pero yo quiero hacerlo mucho más rápido! Dígame todo lo que tengo que hacer y en lugar de recitar setenta mil La ilaha illa Allah, lo haré setecientas mil veces, rezaré día y noche, haré mis ayunos los días blancos del mes, ayunaré todo el mes de Rayab. Trabajaré día y noche para hacerlo más rápido. Y en ese caso, ¿en cuánto tiempo puedo llegar a aprender?” El Sheikh lo mira y le dice: “En veinte años.” Eso somos nosotros.

Espero que el mes de Ramadán les esté dando la oportunidad a todos, como me la ha dado a mí, de verme a mí mismo, y me guste o no me guste lo que veo, aquí estamos, tratando de poder llegar a ese nivel, el de poder estar frente al Creador y no tener más preguntas, porque todo está respondido, Insha’Allah.

¡Ramadán Mubarak a todos!

 

 

As Salam ‘alaykum wa rahmatullah wa barakatuh  

 

Sohbet de Hajji Orhan Baba. “Historias acerca del aprendizaje en Tasawwuf.” Jueves 2-07-2015