Conversación entre Hz. Muhammad (swas) y el arcángel Gabriel (as)

 

Bismillahir Rahmanir Rahim.

Sé que ha sido un día largo para muchos de ustedes, Alhamdulillah, que comenzó anoche con el Magrib.

Creo que es imposible imaginar lo que el amante de Allah (swt) recoge en noches como esta. Porque lo poco que nuestra mente puede concebir está, por el momento, limitado a lo que el intelecto afecta. Y aquello que está más allá del intelecto no lo podemos reconocer.

Es por ello que quiero leer, en este caso, algo que ha tocado mi corazón para que nos brinde un concepto sobre lo increíblemente maravilloso que sucede cuando alguien busca el amor del Creador, cuando alguien ofrece un gesto de sacrificio. Y ese pequeño gran sacrificio es simplemente decirle a Allah (swt): “Esta noche no voy a dormir, esta noche leeré el Corán, cantaré ilahis, recitaré el tasbih, haré dhikr.” Y luego hay que continuar porque el día no se acaba. Algunos pueden regresar y dormir pero muchos otros no pueden.

Lo interesante es que a través de este proceso le hemos quitado a este cuerpo que tanto amamos, porque estoy seguro que lo amamos muchísimo, un poco de su comodidad, de su confort.  Y además de no dormir, también prometimos no comer por algunas horas. Así que la revolución que ocurre allí dentro del cuerpo es increíble, todo está en contra. Unas horas antes de romper el ayuno abrimos la puerta al mal humor, ¿pero quién es el que está de mal humor? Esto que se encuentra de la cintura para abajo, porque no tiene las cositas que lo hacen sentir cómodo.

Ahora, al mismo tiempo, si es tan fácil, porque no es algo extraordinario desde el punto de vista de la resistencia física, es algo poco común pero no extraordinario, ¿por qué el resto de los seres humanos no lo puede hacer? Si no es extraordinario ¿por qué no podemos hacer nuestros rezos cinco veces por día? No hablo de alguien en particular, sino de la creación.

¿Qué es lo primero que hacemos cuando hay problemas en nuestras vidas? Venimos al dergah, y dejo esto y dejo lo otro, como si el mundo fuera mejor que quien creó el mundo.

Esto que les voy a leer es una conversación que tuvo lugar  entre Hz. Muhammad (saws) y el arcángel Gabriel (as), en el evento que tuvo lugar el veintisiete del mes de Rajab que celebramos.

Es una larga historia y no quiero extenderme porque esta noche mi deseo es que Insha’Allah puedan hacer el dhikr y vuelvan a sus casas a descansar, aunque el vehículo que usamos para estas devociones, el cuerpo, tampoco es nuestro. Es algo que nos ha sido prestado para estar una cierta cantidad de tiempo en esta Tierra. Tenemos que cuidarlo.

En dicha conversación Hz. Muhammad (saws) dice. “Oh Gabriel, ahora estoy tranquilo, estoy listo para encontrarme con Mi señor.” Tras haber dicho esto una extraña figura con cabeza humana, cuerpo de caballo, y la cola de un pavo real, descendió de algún lado y se detuvo frente a él.

Y Hz. Muhammad (saws) preguntó: “¿Qué es esta criatura y qué es lo que debo hacer con ella?” Gabriel (as) respondió: “Es la montura celestial llamada Buraq, enviada para llevar al amante a Su amado”.

Hz. Muhammad (saws) dijo, (es muy importante la dimensión de estas palabras): “Mi amor y mi deseo es suficiente para llegar a Él. La oscuridad de la noche me mostrará el camino y todo lo que necesito en esta búsqueda, en esta trayectoria es mi deseo. Toda la gloria pertenece a Él, quien me guía, y le ruego que me permita alcanzarlo. ¿Cómo es posible que una criatura débil como esta pueda llevar la carga de alguien que tiene el inmenso peso del amor por Su creador?” 

El mismo amor y deseo que existe en ustedes en este momento. El mismo amor y deseo que les permite estar reunidos en el dhikr y recordar a Allah (swt).

Lo que Hz. Muhammad (saws) decía que no su peso físico, pero el peso de su amor y el deseo de estar con Su creador serían demasiado para Buraq.

Hz. Muhammad (saws) dijo: “Con respecto a ti, oh Gabriel, ¿cómo puedes tú conducirme a Él? Tú sabes que más allá de los límites del Árbol del Loto hay setenta mil velos de luz y fuego que te quemarían y te reducirían a cenizas si te acercaras a ellos. Sin embargo no hay límites para mí, porque yo he tenido un momento con Mi señor cuando nada existía, sólo Él y ésta, Su creación”.

Esta es una indicación, de las muchas que tenemos, que Hz. Muhammad (saws) fue lo primero que Allah (swt) creó de toda la creación.

Hz. Muhammad continuó diciendo: “Cuando alguien busca un caballo para cubrir una distancia necesita un guía que le muestre el camino, pero cuando Él me llama no hay ni tiempo ni espacio. La santidad de mi amado Allah está aquí, ahora, ha  estado siempre en todos lados y siempre estará. La ilāha illa lah, La ilāha illa lah, La ilāha illa lah. Si nada existe ¿Hacia dónde se va a dirigir el que busca?”

El arcángel Gabriel (as) al oír estas palabras quedó totalmente ensimismado, totalmente absorbido por la dimensión de esos comentarios. Estaba de acuerdo con Hz. Muhammad (saws) en que Buraq no era necesario, pero era lo que Allah (swt) había enviado para llevarlo. Y le decía: “Oh Muhammad, todos los habitantes de los altos cielos te están esperando. Los jardines del Paraíso han abierto sus puertas, las copas están llenas de néctar. Todo está preparado esperando tu llegada. Esta noche toda la creación te pertenece a ti, todo lo que existe en la creación es en tu favor.” Y el arcángel Gabriel (as) agregó: “Yo he estado esperando esta noche desde que fui creado”.

Recuerden ustedes que hemos estado al pie de la montaña donde  Hz. Muhammad (saws) lo vio por primera vez al arcángel Gabriel (as) y en donde esa visión ocurrió.

El arcángel Gabriel (as) cubría todos los cielos, todo estaba cubierto por su ser, sin embargo él esperó, nos dice aquí, toda su vida, desde el momento en que fue creado, por esa noche, la noche en que Hz. Muhammad (saws) iba a encontrarse con Su creador. Dijo: “Yo he sido creado para llevar los mensajes de Mi señor y he sido creado para llegar a aquellos que deben recibir ese mensaje, en cambio yo no tengo acceso a Él. No lo he oído ni lo he visto.  Estoy desesperado por conocerlo. He tratado todo lo posible y he buscado ayuda en todos lados para poder llegar a Él y nada. Mi pensamiento está obnubilado. Me encuentro en un estado que no comprendo. Mi alma está confundida, mi corazón se quema de deseo. Este es un secreto sin solución. Y te digo esto sobre mi estado esperando que tú seas mi solución y mi consuelo. Fui a sentarme a los pies del infinito, esperando por Él, en vano. Fui hacia el principio esperando encontrarlo, pero descubrí que no eso que llamamos principio. Luego lo busqué en el final, y cuando llegué allí me encontré en el mismo lugar donde lo había buscado a Él en el principio. En una de estas búsquedas, en uno de estos caminos, tenía la esperanza de que no tuviera fin. Y me encontré con el arcángel Miguel y me preguntó hacia dónde iba y le dije: ‘Estoy buscando a Él’. Y él me respondió: ‘Tu búsqueda es en vano. Todas las puertas están cerradas y todas las rutas están bloqueadas. Él no puede ser alcanzado en nada que esté relacionado con espacio donde hay  distancia, en nada que esté relacionado con tiempo, en que los momentos son contados. Y Él está más allá del infinito’. Le pregunté al arcángel Miguel: ‘¿Qué estás haciendo aquí?’ Y Miguel respondió: ‘Yo estoy encargado de los océanos y las lluvias’”.

Esto continúa en muchas más páginas. Pero mi propósito de compartir esto con ustedes es, quizás, para que nos demos cuenta de lo increíblemente maravilloso, indescriptible, y más allá de nuestra comprensión está todo esto que llamamos Tasawwuf, que llamamos búsqueda de retorno al Señor.

El secreto para cada uno de nosotros es, nada más, constancia y paciencia. Paciencia primero porque es la mitad de la fe. Paciencia para cuando Él nos envíe pruebas como lo hace continuamente. Y cuando esas pruebas llegan la paciencia es el único elemento que tenemos para defendernos de nosotros mismos, de nuestros propios ataques. Porque si no hay paciencia ¿qué nos queda? ¿Adónde iremos si no hay principio ni final, si nada existe? Las pruebas son simplemente oportunidades para que veamos dónde estamos en nuestra búsqueda, cuál es la cantidad de agradecimiento que existe en nosotros, y decirle: “Allah no importa lo que me envíes, jamás abandonaré este camino.” El camino al que me refiero no es la Yerrahiyyah, no es la Qadiriyyah. El camino al que me refiero es la búsqueda del Creador, y esa búsqueda no existe fuera de nosotros, la búsqueda está dentro de nosotros, y el mejor de los Sheikhs, el más sabio de todos los Sheikhs es el corazón que existe dentro de nosotros.

Insha’Allah que todas las devociones, todos los regalos, todas las ofrendas que le han hecho a Allah (swt) ayer, hayamos estado presentes o no, sean compartidos por todos los derviches de allí, por todos los derviches Yerrahis en el mundo, por todos los creyentes y amantes de Allah (swt) en el mundo, y que Él perdone a los pecadores en nombre de aquellos que han recibido el regalo de adorarlo durante toda una noche sin cesar.  

Insha’Allah  el dhikr los lleve un par de escalones más cerca de Él.     

Y no olviden el zakat. El zakat no es solamente dar dinero, es acción, es una caricia, lo que corresponde, lo que se debe a otro musulmán. Por favor no lo olviden porque es uno de los cinco pilares de Islam. Pero para nosotros es especialmente importante porque limpia aquello que poseemos, porque es la ablución de nuestros bienes materiales.

 

As Salam ‘alaykum wa rahmatullah wa barakatuh.  

Sohbet de Hajji Orhan Baba. “Conversación entre Hz. Muhammad (saws) y el arcángel Gabriel (as). El día veintisiete de Rajab”.