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Bismillahir Rahmanir Rahim

 

Este mes de ayuno fue realmente de revelación por varios motivos. Recordé las historias que Muzaffer Efendi (ra) tantas veces nos relataba. En una de ellas decía que si uno ayuna inmediatamente comienza a tener consciencia de aquellos que no tienen comida en sus estómagos.

El ayuno es una increíble medicina para esa parte baja nuestra, de ese egocentrismo que nos hace sentir el centro de la creación en tantos momentos de nuestros días, y eleva el espíritu. Eso es lo que sucedió en este mes de Ramadán.

Ustedes recuerdan la historia que Muzaffer Efendi (ra) tantas veces ha contado. Cuando Allah (swt) creó el ego y le preguntó: “¿Quién eres tú y quién soy Yo?” y el ego le responde: “Lo que eres Tú yo también lo soy.” ¡Cuántas veces nosotros, sin decir eso, actuamos de esa manera! Pero no con Allah (swt), sino con Su Creación. Entonces Allah (swt) arrojó al ego por mil años al fuego. Y cuando lo saca del fuego le hace la misma pregunta: “¿Quién eres tú y quién soy Yo?”, y el ego volvió a responder de la misma manera: “Lo que Tú seas yo también lo soy.” Allah (swt) lo arrojó al hielo por mil años. Cuando lo vuelve a sacar nuevamente le hace la misma pregunta, y el ego le responde lo mismo. Allah (swt) le dice: “Muy bien, ahora estarás sin comida por mil años.” Lo vuelve a sacar de ese estado y el Creador le pregunta al ego: “¿Quién eres tú?” y el ego le responde: “Yo soy una criatura y Tú eres el Señor de todos los Mundos.” Con un poquito de sed y un poquito de falta de comida es milagroso lo que nos sucede.

Claro, ¿cómo podemos llegar a saber lo que sufre aquel que no tiene comida? ¿Cómo podemos llegar a saber cuánto sufre aquel que no tiene calor en su hogar? ¿Por qué? Porque no puede comprar la leña, o el gas, o porque no tiene techo. ¿Cómo podemos llegar a saber cómo se siente aquel que en su casa no tiene ventanas, por donde entra la lluvia, el frío, el calor, lo que sea? Todas las inclemencias del clima pasan a través de ese hueco. ¿Cómo podemos saber lo que es tener hambre si no tenemos al estómago vacío? Para nosotros es una obligación satisfacer la necesidad de aquel que no tiene para comer, cubrir a aquel que no tiene ropa, cuidar al desprotegido.

Si alguno de nosotros en este momento tiene sed, se levanta, abre la canilla y nos servimos agua en un vaso y satisfacemos la sed.

Ahora bien, ¿por qué estoy hablando de todo esto? ¿Por qué les estoy hablando de la comida? Porque hay gente que necesita ayuda en Pakistán, donde hay veinte millones de personas que tienen hambre y sed. Gente que, en el término de unas horas, perdieron todo lo que poseían arrastrados por las aguas. Si pueden, hoy, esta noche, en la conclusión de este mes, piensen en esos veinte millones, por favor. Piensen con el corazón, y espero que de esos ojos salgan lágrimas si tenían dinero ahorrado para el ‘Umrah, o para una satisfacción personal de cada uno, y ese dinero que tenían ahorrado no lo donaron para estos hermanos que se están muriendo de hambre en Pakistán. Porque el mejor de todos los Tawaf que podemos llegar a hacer es el que se hace alrededor del corazón, de la Ka’ba que está dentro de cada uno de nosotros, porque esa es la Casa de Allah (swt), es allí donde tenemos que hacer Tawaf continuamente, ¿por qué? porque la estamos limpiando, preparando la casa para que Allah (swt) la visite. Esa casa se limpia con acción, no solamente pensado en nosotros, sino pensando en aquellos que no tienen todo lo que tenemos. En mi caso, me avergüenzo de vivir en donde vivo, no porque sea un lugar espectacular, en absoluto, simplemente porque tengo mucho más de lo que necesito.

En Pakistán hay mucha gente que hace días y días no tiene agua para beber.

Por eso, recuerden, quizás deberíamos posponer el ‘Umrah un año más, y les aseguro que Allah (swt) recompensará estas acciones de una manera increíble y maravillosa para todos nosotros.

Recuerden ustedes lo que sucedió con Hz. Abu Bakr (ra).

En un momento el Profeta (saws) pidió donaciones para una campaña y todo hacían sus contribuciones. Entonces el Profeta (saws) le pregunta a Hz. ‘Umar (ra): “¿Qué es lo que has donado?” Y Hz. ‘Umar (ra) le responde: “Dejé una parte para mi familia y unas obligaciones que tenía, y de la otra parte doné todo.” Y Hz. Muhammad (saws) preguntó dónde estaba Hz. Abu Bakr (ra), pues extrañaba a su gran amigo y compañero, porque no se encontraba entre ellos. El Profeta (saws) estaba acostumbrado a verlo en los rezos. Hz. Muhammad (saws) tenía gente muy cercana a él que extrañaba cuando no las veía. Y en respuesta a la pregunta de Hz. Muhammad (saws) aparece el arcángel Gabriel (as) solamente cubierto con hojas de palmera, y Hz. Muhammad (saws) lo mira y le dice: “¡Qué extraño atuendo! ¡Oh, Gabriel!” y el arcángel le dice: “Sí, es el mismo atuendo que tienen todos los que están en el cielo.” Y el Profeta (saws) pregunta: “¿A qué se debe eso?” Y Hz. Gabriel (as) le dice: “Porque Abu Bakr donó absolutamente todo lo que tenía y se quedó con una sola vestimenta, y entonces en lugar de venir él, solamente vino la esposa con esa única vestimenta que tenía, mientras él está en su casa.” Eso es nuestra religión. Lo dejo así para que ustedes lo consideren.

Una última historia con respecto a lo que sucede en estos tiempos.

Ustedes conocen muy bien que a Hz. Abraham (as) no le gustaba comer solo. Él se negaba a comer si no tenía un invitado a su mesa, o varios. Y se había hecho una promesa: si no había alguien sentado a su mesa como invitado, él no iba a comer.

Y así pasa un día, no lo visita nadie y no come, pasan dos días, y pasa un mes, pero nadie asomaba a su puerta. Ustedes saben que Hz. Abraham (as) era una persona muy pudiente y decide salir a buscar a alguien que pudiera compartir la comida con él, y no alguien que fuera miembro de su familia, él quería tener un invitado.

Empezó a caminar y, luego de un tiempo, se encuentra con alguien. Lo quiere convencer de que vaya a su casa a comer, y el extraño le dice: “Por favor, hace meses que no como porque estoy esperando alguien con quien compartir la comida, y le ruego que venga a mi humilde casa para poder compartir la comida ahí.” Hz. Abraham (as) se quedó totalmente sorprendido y empezó a agradecer a Allah (swt), porque él pensó que era de los muy pocos que hacían eso de no comer si no tenían un invitado. Y muy contento se va a su casa con este extraño, llegan a su casa y comparten la comida. Cuando terminan de comer Hz. Abraham (as) sugiere que hagan la plegaria de agradecimiento porque acababan de comer. Y el extraño le dice: “Me tienes que disculpar porque yo he dejado de rezar, pues esta boca no merece hacer súplicas.” Esta persona no le echaba la culpa a nadie, lo hacía consigo misma. Entonces Hz. Abraham (as) muy sorprendido le pregunta: “Pero, ¿por qué? ¿qué ha sucedido?” El extraño le responde: “Porque hace muchos años que le he pedido algo a nuestro Creador y Él no me lo ha otorgado. Y sin ninguna duda es esta boca que no merece recitar ni suplicar al Señor, porque si así fuera Él me hubiera dado lo que pedía.” Hz. Abraham (as) muy sorprendido le pregunta nuevamente: “¿Y qué es lo que tú pedías?” El extraño le dice: “Hace muchos años llegó la noticia de que existía cerca de nosotros un enviado de Allah (swt), un Profeta que se llama Abraham, y yo pedí la bendición de poder conocerlo y poder compartir una comida con él, y Allah (swt) nunca me dio esa bendición.” Hz. Abraham (as), muy emocionado, le dice: “¡Oh, hermano mío! ¡Yo soy Abraham! Allah (swt) te ha otorgado tu pedido por ser quien tú eres”.

Si creemos en Allah (swt), si creemos en lo que sale de esta boca cuando rezamos, tenemos que creer también en lo que Él nos ordena hacer. Y una de esas cosas que nos ordena es compartir. Una de esas cosas que nos pide es que seamos generosos imitando Su generosidad.

Los amo, los quiero mucho a todos. ¡‘Id Mubarak!

 

As Salam ‘alaykum wa rahmatullah wa barakatuh

 

Sohbet de Hajji Orhan Baba. “Experiencias del Bendito mes de Ramadán.” Jueves 9-09-2010