Los dos Khalifas

Bismillahir Rahmanir Rahim.

 

Es muy importante entender cómo funciona esto que llamamos cuerpo, cómo estamos integrados y cuál es nuestra relación con la Revelación y qué cosas en nuestro cuerpo deberían justamente hacernos recordar este camino.

Allah (swt) envió a Su creación dos asistentes, dos ayudantes, dos khalifas. Uno, Hz Muhammad (saws) estuvo presente entre nosotros, Astaghfirullah, en su forma exterior; en su cuerpo era similar al resto de los cuerpos de los seres humanos, pero por supuesto, espiritualmente jamás podríamos acercarnos a él. Solo podemos aspirar a imitarlo, Alhamdulillah.

El otro es invisible. Tiene espíritu y ese espíritu es el arcángel Gabriel (as), quien trajo la revelación de Allah (swt), el Corán i-Kerim a Hz. Muhammad (saws) sin ser visto ni oído, ni percibido de ninguna forma, excepto por él.

Sin embargo, durante un periodo de veintitrés años, trajo la palabra a esta dimensión. El ser humano es la máxima creación de Allah (swt). Allah (swt) lo dice, nuestro Profeta (saws) lo dice y aquellos que saben concuerdan.

Dentro nuestro también existen dos khalifas: uno invisible, que no sabemos exactamente dónde está en esta entidad que llamamos ser humano, y otro visible que está perfectamente localizado.

El invisible es la voluntad. El visible es la lengua.

Cuando la lengua da una expresión verbal está simplemente vocalizando aquello que la voluntad le ordena. Es decir, que cuando la voluntad concibe es la representación del arcángel Gabriel (as) en esta entidad y cuando esto es vocalizado en la lengua, Astaghfirullah, Astaghfirullah, Astaghfirullah es Hz. Muhammad (saws).

Más claramente, es el equivalente a Hz. Muhammad (saws).

De esta manera, nos podríamos detener a pensar un poco y así poder descubrir dentro de este ser, todo lo que necesitamos para alcanza a Allahu Ta’ala.

Encontraríamos dentro de nosotros la verdad de la profecía, el mensaje divino que él trajo, y que se encuentra totalmente en nuestra esencia.

La existencia de la Ley Divina es parte de nuestra esencia.

Recuerdo que hablamos de la mano: decíamos que la mano tiene cinco dedos y cada dedo tiene cinco huesos o cinco partes.

La fundación de la Ley Sagrada Islámica también está basada en cinco puntos ¿no es cierto? Testificar que Allah (swt) sólo existe y que Muhammad (saws) es Su siervo y mensajero.

El Salat, ayunar durante el mes de Ramadán, pagar el Zakat, y hacer el Hajj.

Y de la misma manera que hay cinco dedos en la mano debemos rezar cinco veces por día ¿no es cierto?

El Zakat de acuerdo a la ley cuando fue establecida, los equivalentes están perfectamente definidos, y se paga sobre el ganado, sobre los cereales, las riquezas, granos, minerales preciosos, mercadería y fruta. Y representan un 2,5% (o sea una quinta parte de los activos líquidos).

Islam se estableció en la tierra sin ninguna duda por orden de Allahu Ta’ala, pero fue el Mensajero (saws) quien vocalizó el mensaje que trajo Hz. Gabriel, Jibril (as)  – y luego los cuatro virtuosos Khalifas quienes, lo siguieron en una época y en un momento extremadamente crítico para la supervivencia del mensaje islámico.

Hz. Abu Bakr (ra), Hz. Omar (ra), Hz. Uzman (ra) y Hz. ‘Ali (ra), quien junto al Profeta (saws) hacen cinco. Que la paz y las bendiciones de Allah (swt) esté sobre todos ellos.

También son cinco los miembros de la Familia del Profeta (saws): Hz. Muhammad (saws), Hz. ‘Ali (ra), Hz. Fatimah (ra), Hz. Hussein (ra) y Hz. Hassan (ra).

Es decir, que si nosotros miramos nuestra mano, tenemos un recordatorio constante y permanente de nuestras obligaciones, de las cinco partes básicas de nuestra religión, así como también de quienes nos mostraron cómo vivirla, de quienes son un ejemplo de devoción espiritualidad, y solamente y simplemente haciendo estas cosas, podemos alcanzar la salvación.

Los cinco pilares y sus equivalentes en el cuerpo están representados por los cinco sentidos: los ojos con los cuales vemos, los oídos con los cuales oímos, la nariz con la cual  aspiramos el perfume, la lengua que debería ser siempre dulce, el tacto, la mano con la que tocamos, ayudamos y trabajamos.

Seriamente debemos vivir el LA ILAHA ILLA LLAH, como si estuviera presente frente a nosotros en nuestra mente, en nuestro ser, en cada célula que nos compone. Y así, de esta manera, podremos nada más que vivir en un estado, yo diría casi de inconciencia, porque sólo Él existe.

Veríamos unidad, veríamos lo maravilloso de Su creación aunque veamos cosas múltiples, sabiendo que todo tiene un origen y que todo viene de Él, y que Él lo creó todo esto y a nosotros.

Estoy diciendo todo esto mirando alrededor porque acá todavía no anocheció y es un hermoso momento del día.

Allah (swt) nos dice que hagamos caridad con nuestra riqueza y que así vamos a purificar eso que posemos y que hemos obtenido con estas manos. Cuando ponemos un poco de comida en las bocas de los demás, de los necesitados, quizás así podemos llegar a recordar aunque sea por un instante, cuánta gente en nuestro propio país y a pocas  cuadras de donde ustedes están, cuánta gente no tiene esta bendición.

¿Cuántos chicos en la Argentina comen sólo cuando van al colegio en estas escuelitas rurales donde les dan su almuerzo? He leído cantidad de veces que en muchos casos  es la única comida que tienen en todo el día. Acaso ¿los recordamos a ellos? ¿Lo recordaron? ¡Yo No! Y me avergüenzo de estar hablando de esto y no saber si mi vecino tiene comida.

Cuando oímos una voz, Insha’Allah que sea el Adhan, como en la ciudad de las mil mezquitas, Istanbul, donde a la mañana cuando la ciudad está en silencio, se oyen uno tras otro casi al unísono.

Y así poder oler y decir como decía Hz Muhammad (saws): “He olido el perfume del aliento del más Misericordioso que viene del lado de Yemen”.

Estos cinco dedos pueden realmente ser nuestra guía. Los tenemos puestos y no los podemos sacar, están con nosotros veinticuatro horas por día y son parte de este ser.

Cuando Allah (swt) creó a Adam (as), ÉL puso el Nur Muhammedi en su frente. Entonces los ángeles venían y saludaban, pero saludaban al Nur Muhammedi, el origen de toda la creación porque fue lo que Allah (swt) creó primero: la Luz Primordial.

Adam (as) estaba desesperado por poder ver esta luz, pues él ya había visto el nombre de Hz. Muhammad (saws) en los cielos. Fue cuando él pidió en nombre de Hz. Muhammad  (saws) que Allah (swt) lo perdonara: el proceso de lo que llamamos “Los tres días blancos” comenzó.

Y él, siendo un Profeta de Allah (swt), le dijo: “Oh, Allah! Me gustaría, me gustaría mucho ver la luz de Muhammad (saws) quien vendrá entre mis descendientes en tiempos futuros, pero donde está no lo puedo ver. Por favor, ponla en otro lugar de mi cuerpo, de manera que pueda observarla y verla siempre”.

Allah (swt) aceptó la sinceridad con que Adam (as) hizo este pedido y puso esa luz en este dedo, en la punta del dedo índice, en la yema de ese dedo. Es por esto que con este dedo decimos, imitando a Adam (as), que cuando vio la luz dijo:
“Ashadu An La Ilaha Illa Llah wa Ashadu Anna Muhammadan Abduhu wa Rasulluhu”.

¡Qué hermosa religión la nuestra, qué hermoso camino, el de Islam, el de sumisión! ¿Se imaginan ustedes si tuviéramos los ojos para ver la Luz Primordial? Y saber que esta luz esta aquí en la yema, en la yema del dedo que estoy mirando, que tengo frente a mí en este segundo.

Hz. Adam (as), un Profeta de Allah (swt), no quedó contento con tan inmenso regalo y dijo: “Oh Allah! ¿Ha quedado acaso alguna porción del Nur Muhammedi que tú no hayas puesto en la yema de este dedo y que pueda ser compartido con alguno de los elegidos?”. Y Allah (swt) le dijo: “Sí”.

Entonces puso una chispa de esta luz en el dedo pulgar para recordar a Hz. ‘Ali (as). Colocó otra chispa de esa luz en el dedo del medio, de Hz Abu Bakr (ra). Puso en el dedo del anillo la luz de Hz. Omar (ra) y en el dedo meñique puso la luz de Hz. Uzman (ra).

Nuevamente, aunque usemos nuestra imaginación, cuando miremos la mano derecha podemos ver, percibir, sentir o por lo menos recordar, a estos cinco benditos y maravillosos seres humanos  Insha’Allah. Y que al mirar la mano izquierda, Insha’Allah recordemos o nos encontremos con la familia del Profeta (saws),  Ahlul Bayt.

Tenemos los dedos de los pies.

Los dedos del pie derecho representan los cinco rezos que debemos hacer durante el día, y los dedos del pie izquierdo representan las cinco áreas sobre las cuales se debe pagar el Zakat que recién acabo de mencionar: ganado, granos, frutos en caso de comercialización, metales preciosos y mercadería.

Ahora bien, cuando nos paramos ambos  pies están a la misma altura:

El Salat y el Zakat.

La misma importancia, por las dudas que olvidemos esto, el Ramadán se está acercando muchísimo.

Y con respeto a la vida y la muerte, bueno, todos sabemos que cuando nos vamos a dormir  estamos muertos. Una cierta similitud con el estado cuando uno está muerto.

¿Acaso cuando estuvieron lavando el cuerpo de Hajji Abdul Hakim (ra), tenía este cuerpo algún control sobre lo que le estaba sucediendo? ¿Ninguno, verdad? Ninguno. Y cuando dormimos ¿qué control tenemos sobre nosotros mismos? Más aún: oímos, vemos, sentimos, hacemos el amor, comemos, tenemos placer, tristeza, volamos, descendemos, y todo esto sucede sin que lo veamos o usemos ninguno de estos cinco sentidos.

Y cuando nos despertamos, ¿cómo nos despertamos? ¿Nos despertamos por voluntad propia? ¿Decimos unos segundos antes, antes de abrir los ojos, bueno ahora me voy a despertar que se acabo el sueño? ¡No! Alguien decide esto y no somos nosotros. De la misma manera nos vamos a despertar luego de un largo período en el Barzakh, para el día del Juicio Final.

Algunos de nosotros vivimos  cuando el resto está dormido en un sueño. No tenemos conciencia de quiénes somos, de por qué estamos acá, ni para qué hemos venido.

Otros, que hemos tenido la bendición en un momento, de desear este camino luego lo desaprovechamos, porque no rezamos, porque no tengo Zakat.

Y les digo: sí tienes Zakat para dar. Quizás no tengamos plata pero sin ninguna duda tenemos dos piernas, dos manos, una mente, una voluntad, una lengua, para ir a ayudar a  quien necesita ayuda. Que ese sea nuestro Zakat. Si no es Zakat que sea caridad.

Tengamos, por favor, conciencia del ahora, del aquí, de éste momento, porque éste momento es el mejor de todos los momentos y cada momento es el mejor de todos los momentos, porque Allah (swt) hace desaparecer y hace aparecer Su creación en cada instante.

Que Allah (swt) los recompense en este mundo y en el Más Allá.
As Salam ‘alaykum wa rahmatullah wa barakatuh.

 

Sohbet Sheikh Hajji Orhan Baba – 12 de Marzo de 2009 – “Los cinco recordatorios”