Luz sin sombra

Bismillahir Rahmanir Rahim

Ustedes saben que posiblemente la noche del veintiocho de marzo sea la primera noche del mes de Rajab. Y para nosotros comienza un período muy intenso, con las obligaciones que asumimos en esos meses sagrados.

Comienza, simplemente, con tomar conciencia de por qué han sido declarados de esa manera y qué es lo que debemos hacer durante esos meses, imitando a Hz. Muhammad (saws)

Allah (swt) es el nombre de la esencia del Creador. Es el nombre que contiene a todos los otros hermosos nombres de Allahu Ta´ala, cuyo número es ilimitado. El ser humano no tiene capacidad para conocer a todos.

Todo en Islam ha sido generado, el origen es a través de ese nombre de la esencia de Allahu Ta´ala: El Corán i-Karim, los otros libros que han descendido a través de los tiempos, y el origen de todo lo que existe, de todo lo que es nombrado desciende de Allah (swt).

Es por eso que Hz. Muhammad (saws) dijo que mientras un ser humano recite ese sagrado nombre el fin del mundo no llegará. Porque el fin del mundo, simplemente significa que, cuando todo lo nombrado deja de existir sólo Él que da nombres continuará por siempre.

Noventa y nueve de estos hermosos nombres aparecen en el Corán i-Karim; algunos como por ejemplo Ia Hayy, “El que vive eternamente”, Al-´Alim “El que todo lo conoce”: son atributos de Allahu Ta´ala. Otros nombres como Al- Khaliq, Ar-Razzaq, nombran acciones que el Creador permite que existan.

Cada vez que usamos estos nombres siempre debemos usar Allah antes: Allah Hayy, un ejemplo de ello, como recitamos en el dhikr.

Cuando nosotros hacemos la shahada nosotros decimos Lā ‘ilāha ‘illā-llāh, “No hay dios sino Allah” es una manera muy amplia de definir este nombre, y significa que todo desciende de Él, y que nada existe sino Él.

Podríamos decir si Él es el Creador, si Él es Al-Khaliq ¿Por qué no podemos decir Lā ‘ilāha ‘illā-llāh Khaliq? Porque ese es uno de los nombres que desciende del seno de la esencia de Allahu Ta´ala, del nombre Allah.

Uno puede llegar a decir que alguien es un ser creado, una comida que nos sostiene, nos alimenta, un árbol, son todas manifestaciones de Allahu Ta´ala.

Todo eso es correcto, pero nada en la Creación puede usar el nombre Allah (swt) porque eso le pertenece sólo a Él, y no hay nada, absolutamente nada en Su Creación que se asemeje a quien ha creado el resto, todo lo que existe.

Cuando hacemos la shahadaAsh-hadu an Lā ‘ilāha ‘illā-llāh wa Ash-hadu ana Muhammadan ´Abduhu wa Rasuluhu”.

El Mensajero de Allah (saws) es un ser elegido, un hombre perfecto, un Insan i-Kamil.

Cuando testificamos decimos primero que él es un siervo de Allah (swt). Es decir, que al anteponer siervo a mensajero, estamos diciendo que el estado de sirviente es el estado más alto que podemos llegar a alcanzar. Y mensajero es algo que no nos pertenece. Pertenece a esos elegidos, a los profetas, que están cercanos a Él. Y no es para gente como nosotros.

Sabemos también que luego de Hz. Muhammad (saws) no van a llegar más profetas. Él fue el primero y fue el último. El que selló la estación de la profecía.

Él nuestro guía, nuestro ejemplo insha´Allah va a interceder por nosotros en el Más Allá.

Para traer el mensaje necesitaba adquirir una forma humana, y Allah (swt) lo trajo a la Tierra en esa magnífica, hermosísima manifestación humana que fue.

Si pudiéramos por un instante apreciar la magnitud de su estación espiritual, un santo lo describe de esta manera: “Si cuarenta de los mejores guerreros que hayan existido; si la fuerza, el valor, la destreza, si cuarenta de esos guerreros pudieran estar incluidos en una persona, y esa persona tuviera la valentía de llevar un león de la oreja a donde quisiera. Y si esa persona, por un instante, pudiera ver la total manifestación del estado de Hz. Muhammad (saws) la experiencia de ese instante extraería los pulmones de su cuerpo e inmediatamente partiría al Más Allá. No podría soportar tamaña visión”.

Hz. Muhammad (saws) puede ser observado en plenitud sólo por algunos santos que han adquirido niveles que están más allá de nuestros conceptos de la realidad.

Nosotros nombramos a cuatro cuando hacemos el dhikr, Hz. Abdul Qadir Al-Jilani (ks) es uno de ellos. Y quizás uno de esos seres puede llegar a ver a Hz. Muhammad (saws) en esa manifestación.

Pero hay que recordar que Allah (swt) creó An-Nur y lo puso en Hz. Muhammad (saws) y el origen de esa luz no tiene sombra. Entonces aquellos que lo ven a Hz. Muhammad (saws) aquellos que convivieron con él, decían que él no tenía sombra.

Uno de nuestros hermanos allí en Murillo, Yemal, nos relatará su experiencia en Singapur con un cabello del Profeta (saws), por favor. Lo escuchamos.

Yemal: “En Singapur hay un dergah Naqshbandi y el encargado del dergah tiene muchas reliquias de santos y reliquias del Profeta (saws) y entre las mismas había un cabello del Profeta (saws) muy bien conservado. Bueno, ese cabello estaba guardado en un cofre, lo abrieron y estaba dentro de un tubo de plástico. Se podía apreciar claramente el cabello dentro del tubo. Entonces esta persona lo sacó con mucha reverencia, haciendo cánticos de salawats para el Profeta (saws) y cuando lo saca lo apoya sobre un paño blanco. Lo iluminan con una luz muy intensa, y lo separan del paño a unos centímetros. Y así es que en ese momento se veía la sombra del pegamento que lo sujetaba al tubo, y se veían los bordes, el contorno del tubo, pero el centro estaba totalmente hueco. Es decir, que el cabello del Profeta (saws) no proyectaba ningún tipo de sombra. En ese momento me mira el hombre que básicamente nos estaba bendiciendo con esta experiencia y me dijo: “Esta es la prueba de que el cabello del Profeta (saws) no tiene sombra”.

Cuando esa luz, Nur Muhammadin, se refleja en el corazón de un creyente, como nos ocurrió a todos nosotros, los que somos convertidos; ése corazón ve la verdad y no puede resistir el llamado de caminar hacia Allahu Ta´ala.

Cuando, en una casa que no está muy lejos de aquí en Oaklend, New Jersey, era febrero o marzo 1980, mi sheikh Muzzafer Efendi (ra) nos visitaba y lo invité a cenar a mi casa, yo asistía al dergah de Spring Valley con Tosun Baba. Mi esposa hizo una comida y vino Muzzafer Efendi (ra) con todos los sheikhs que lo acompañaban, los miembros del dergah e hicimos la shahada junto con mi esposa Kevser; un momento que jamás voy a olvidar. Sentí que esa luz rodeaba a todos los que estaban allí presentes.

Claro, no estoy en absoluto comparando con nadie. Veía esa luz reflejándose en todos ellos.

Pero Muzzafer Efendi (ra) dijo algo muy interesante, dijo: “Tu estación espiritual (refiriéndose a mí) en este momento es muy superior a la nuestra, porque nosotros hemos nacido en este camino, en cambio tú has sido llamado, y en este momento estás libre de todo pecado como cada uno de nosotros lo hemos estado.” Todo lo que hayamos hecho mal, todo ha sido removido por Allahu Ta´ala. Y agregó Efendi: “En este momento los cielos están de fiesta por la realización de las shajadas, pues el alma aceptó la invitación del Creador y comienza el camino de regreso hacia Él. Los ángeles adornan el paraíso y hacen una fiesta de celebración

La dimensión de ese instante la apreciaremos en el Más Allá.

Ahora bien, Allah (swt) da y también quita. En el dergah ocurre lo mismo.

Fahreddin Efendi (ra) el predecesor de Muzzafer Efendi (ra) decía: “La puerta de un dergah es una puerta vaivén: se abre para entrar y te pega en la parte de atrás cuando te tienes que ir”.

Este es un tesoro que debemos cuidar como lo más precioso que podamos llegar a poseer en esta vida.

Hay aquellos que dicen que el verdadero Islam, la verdadera sumisión, es solamente posible cuando uno pasa a través de esos estados en los cuales se olvida de sí mismo, y se olvida de todo lo que lo rodea: todo lo que ve es Allahu Ta´ala. Hay seres, sin ninguna duda, que llegan a esos estados.

Mi preocupación en este momento, en esta vida, en esta época, para todos y cada uno de nosotros es que podamos llegar a comprender el inmenso, increíble regalo que es poder rezar y estar frente al Creador. Porque no es posible amarlo a Él si Él no nos ama a nosotros primero.

El ser humano es el único en el reino animal que puede pararse erecto frente a Él. Y el rezo no es un negocio, no es un intercambio, no es un camino a ganar cosas. Yo rezo Allah dame esto, dame lo otro, de aquí y de allá.

Además de pedir perdón, deberíamos simplemente estar contentos con ese regalo, y de hacerlo porque Él nos permite estar en Su presencia. Hacerlo porque es Su complacencia, sin pedir nada a cambio.

Aquellos que conocen este camino dicen que la verdad de Islam es a través de acción y sinceridad. Son dos elementos que necesitamos poner a trabajar en nuestra relación con el Creador y con Su Creación.

La caída de una persona común es saber y no poner en acción ese conocimiento.

Si adquirimos conocimiento, si adquirimos sabiduría, y no los ponemos en acción estamos haciendo el papel del burro, acumulando cosas y las movemos de un lugar a otro sin ninguna posición positiva, simplemente estamos dando vueltas en la vida.

El segundo nivel, en este caso, es poner en acción esta sabiduría pero sin tener sinceridad en nuestra intención.

Y para aquellos que están más elevados (no es una preocupación que tenemos que tener nosotros) para aquellos que están más allá, el peligro es tener conocimiento y divulgar ese conocimiento sin el permiso del Creador, como le sucedió a Hallâc-ı Mansûr, y ustedes ya conocen esa historia.

Todos recuerdan el encuentro de Hz. Rumi (ks) con Shams i-Tabrizi (ks) ¿Cuál fue el propósito de eso?

Hz. Rumi (ks) era en aquella época un intelectual, un ´alim de alto conocimiento, enseñaba, tenía una gran cantidad de discípulos que lo seguían por todos lados.

Cuando se encuentra con Hz. Shams i-Tabrizi (ks) él venía con todos sus discípulos y había un burro o dos que llevaban los libros que Hz. Rumi (ks) utilizaba para enseñar. Y Hz. Shams i-Tabrizi (ks) detuvo el paso de la comitiva, y fue hasta el animal que tenía los libros, los empezó a desatar y los tiró al río. Claro, los discípulos lo querían castigar por ese hecho, y Hz. Rumi (ks) inmediatamente entendió que eso era algo que él necesitaba ver y aprender.

Entendió inmediatamente que llevar libros sobre nosotros sin poner en acción el conocimiento es lo que hace ese animal.

Cuando ese intercambio ocurrió de corazón a corazón entre Hz. Rumi (ks) y Hz. Shams i-Tabrizi (ks) inmediatamente Hz. Rumi (ks) se convirtió en discípulo de Hz. Shams i-Tabrizi (ks). Así es que Hz. Shams i-Tabrizi (ks) entró al agua y sacó los libros del agua completamente secos y los volvió a poner sobre el burro.

Rezamos cinco veces por día, ayunamos en el mes de Ramadán, tenemos la obligación de hacer el Hajj una vez en la vida, y debemos donar el 2.5 % de nuestros activos líquidos en zakat.

Y algunos equiparan esto a las cuatro paredes de una casa. Pero el que sabe, a la casa le agrega el techo. El techo es la ablución. La ablución es la adquisición, a través de un ritual y de una intención, de una pureza exterior e interior. El agua de la ablución significa el conocimiento en el mundo de tasawwuf.

Entonces, si a esa casa le quitamos una de las paredes porque no la hacemos o no tenemos ganas o lo que sea, la casa se cae. Sin embargo, si las cuatro paredes están y no hay ablución el resto no tiene sentido, no vale.

Por favor, antes de hacer el dhikr, limpien su interior.

Se sientan en las pieles, en su alfombra de rezo si están solos, y limpiemos nuestro interior, con un momento de meditación ¿Sino cómo podemos estar presentes frente al Creador?

Cuando hemos tomado la ablución creemos absolutamente en la casa de Islam, las cuatro paredes, el techo con la ablución. Pero nuestra mente y nuestro corazón están sucios con los pensamientos del mundo.

El derviche, el creyente tiene obligación de hacer los diecisiete movimientos del salat obligatorio, los diecisiete rakats obligatorios del día. El derviche agrega veintitrés más: todos los Sunnah de Hz. Muhammad (saws) y eso hacen cuarenta rakats.

Por favor, no negocien con Allahu Ta´ala. Limpien su interior antes de hacer el dhikr, limpien su interior antes de pararse a hacer el salat.

Alguien le preguntó a Hz. Muhammad (saws) cuál era el mejor de todos los ayunos. Y Hz. Muhammad (saws) respondió: “El mejor de todos los ayunos es el de Hz. Daud (as)” Y volvió a preguntar: “¿Cómo es el ayuno de Hz. Daud (as)?” Y Hz. Muhammad (saws) respondió: “Hz. Daud ayunaba un día y rompía el ayuno al día siguiente. Luego volvía a ayunar y luego volvía a romper el ayuno.”  Y le preguntaron: “¿Por qué es el mejor de todos los ayunos?” Y Hz. Muhammad dijo: “Porque en ningún momento él permitía que su cuerpo se acostumbrara y tuviera placer o en ayunar siempre o en romper el ayuno siempre”. Entonces mantenía el cuerpo siempre en necesidad del Señor, y usaba eso como una herramienta.

No estoy sugiriendo que nosotros hagamos como Hz. Daud (as) porque esa era su estación, pero sí que tengamos conciencia de lo que estoy hablando respecto de comerciar con el Creador cuando rezamos.

Hagamos el salat porque es nuestra obligación, porque es lo que Él nos ordenó, porque es lo que está escrito en Su libro, en el Corán i-Karim, porque es para Su placer, porque es lo que Él quiere y para eso nos creó: para adorarlo. Para que tengamos conocimiento de Su existencia y de nuestra no-existencia. Para eso estamos en este mundo.

Insha´Allah ese mensaje llegue a nuestros corazones, y que simplemente estemos contentos en el estado en el cual nos encontramos ahora, porque es el mejor estado en el cual podemos estar. Es el estado que Él nos ha dado. Es el estado en que Él nos permite vivir y existir.

Y es así para todos los seres humanos. Para todos, sin excepción.

El hermano Mariano, quien ha tomado shahada hace un instante, ha experimentado lo que yo describí en mi experiencia en 1980. En este momento los demás deberían besar su mano. Porque la mano, porque es la mano de un ser inmaculado como está en este momento. Bienvenido al camino.

 

As Salam ´alaykum wa rahmatullah wa barakatuhu!

Sohbet Hayyi Orhan Baba – sábado 4-3-2017 – Los Bellos Nombres de ALLAH. Los Atributos de ALLAH. EL Significado de la Shahada en Islam