Bismillahir Rahmanir Rahim
Hace unos días, mi amado Sheikh y Maestro me hizo reflexionar sobre el momento que estamos viviendo hoy en día relatándome la siguiente historia:
“Estamos a punto de tener una experiencia con un marcado momento de rechazo en un mundo en transición; un triste momento para un mundo y sociedades occidentales que deberían ser el ejemplo de otras sociedades más primitivas a nivel económico.
Siempre recuerdo una anécdota de Muzaffer Effendi (ra). En uno de sus muchos Hajjs, llegó con sus derviches a Jerusalén un viernes por la mañana. Se prepararon para el salat al Juma y concurrieron al tercer lugar más Sagrado en Islam. Cuando llegaron (y hago hincapié que era el salat al Juma), ellos eran los más numerosos. El resto, unos pocos, estaban diseminados aquí y allá dentro de la mezquita. Effendi indicó que eran poquísimos. En aquella época, Jerusalén era un territorio gobernado por Jordania. Effendi (ra), cuando terminó el salat, le dijo a sus derviches: ‘Los musulmanes hemos tirado el Korán por la ventana y en poco tiempo, los judíos nos van a quitar Jerusalén.’ Así fue; tiempo después ocurrió la Guerra de los Seis Días y Jordania perdió ese territorio. Ustedes conocen al resto de la historia. Si los musulmanes hubiéramos continuado aplicando las enseñanzas del Coran-I-Kerim y los Hadices del Profeta (saws), hoy no estaríamos deseando vivir en culturas que nos miran con recelo y desdén.”
As salamun aleykum wa Rahmatullah wa Barakatuhu
Hayyi Orhan
Reflexionando sobre sus palabras y el momento de transición que estamos viviendo actualmente, verdaderamente sin duda ninguno de nosotros querría estar viviendo en ningún otro lugar que no sea una comunidad realmente musulmana.
Leyendo el libro de Hamza Yusuf, La Purificación del Corazón; sobre el Matharat al-Qulub del Imán al-Maulud, en el capítulo que menciona como enfermedad la “Aversión a la crítica” dice que los musulmanes tenemos una gran responsabilidad. Dios dice: “Por eso hemos dispuesto que seáis una comunidad intermedia, para que deis testimonio de la verdad ante toda la humanidad” (2:143); así pues, los musulmanes forman una comunidad llamada a ordenar la justicia y recordar a la humanidad los derechos de Dios. Cuando la gente deja de llamar a la gente a lo que es justo o ni tan siquiera admiten que existen valores absolutos y objetivos no sujetos a los caprichos de la humanidad, entonces el mal se extiende. El mejor testigo fue el Profeta (saws), después sus Compañeros, y después los Sucesores de estos.” Luego agrega: “Hacia el final de los tiempos, el mundo quedará virtualmente sin testigos de la verdad, y la verdad misma será difícil de encontrar. Nadie la defenderá. Según el Imán al-Biqa’i, una de las señales del fin de los tiempos será la entrega del mundo en manos de los incrédulos, mientras los musulmanes abandonan el Islam y su ordenanza a sus adeptos de defender la verdad y poner freno a la injusticia.”
Leí los otros días un artículo que reflexiona sobre los mensajes de una película realizada en el año 2006, donde se muestra un futuro dominado por idiotas; realizada en formato de humor irónico. En este futuro dominado por idiotas dependientes de máquinas desgastadas la evolución no premia necesariamente a la inteligencia y los idiotas tienen más hijos que los inteligentes; hijos que se convierten en padres adolescentes y haciendo que el número de estupidez crezca. Un profesor de psicología de la universidad de Arizona, autor de libros y artículos académicos sobre la conducta y el pensamiento humano, considera que este planteamiento es posible y sugiere que el aumento de la estupidez está relacionado con el decrecimiento de la riqueza de un país. Pobreza y estupidez que lleva a los ciudadanos a votar políticas conservadoras que justamente son las que no favorecen la educación ni la ciencia.
Entre otras cosas, en la película se expone que las personas dejan de ser conscientes del tiempo y los procesos; donde se vive en el tiempo del “Ya”. Esto es una realidad hoy en día donde Internet está acabando con la paciencia, los datos actuales indican que los usuarios se impacientan si una página web tarda más de 250 milisegundos en abrirse; es decir, el parpadeo de un ojo. Y esto afecta al día a día corriente donde la impaciencia nos domina desde que nos levantamos: el ascensor, la puerta del garaje, el semáforo, los trámites, el efecto de una medicina, etc. nos parecen lentos y nos vuelven más hostiles. Parece que sólo hay paciencia para hacer colas durante horas antes de una final de campeonato…
En este futuro los ciudadanos de esta urbe no se detienen a observar las cosas; no tienen conocimiento de la historia (y no por intereses políticos como ocurre en cada país) sino por puro desinterés del pasado. Lo llamativo es que esto ya sucede hoy en día; donde el conocimiento de un tema más allá de la fecha actual parece disminuir entre las personas que crecieron con la era de Internet; siendo habitual en las conversaciones mencionar un personaje ilustre y el interlocutor, menor de 30 años, se encoge de hombros indicando no saber quién es. Interlocutor que utiliza internet como biblioteca de referencia y única fuente de investigación; provocando que estas generaciones se “traguen cualquier cuento que se les cuente” y convirtiéndolos en meros turistas del conocimiento, saltando de atracción en atracción sin tocar tierra.
Por otro lado en este futuro leer y escribir es cosa de marginados, donde los periódicos, revistas y carteles contienen escandalosas faltas de ortografía y donde los ciudadanos tienen problemas de comprensión lectora. Pero esto también es una realidad de hoy en día; donde la separación que hay entre las noticias y lo que entiende el público es cada vez mayor, habiendo desinterés por profundizar y generando mero tribalismo en las conversaciones.
También se vislumbra un futuro lleno de máquinas y tecnología que se manejan con un dedo con apenas razonamiento; un mundo en el que los seres humanos gestionan los recursos para alimentar a un número creciente de máquinas a cambio de más diversión, juegos y comunicación. En este país futurista; el presidente de los Estados Unidos, y realmente del mundo, es un personaje famoso que ha sido cinco veces campeón de lucha libre profesional y superestrella de películas sicalípticas. La fama lo eleva a la presidencia aun careciendo de preparación y contando con unos asesores deficientes que repiten slogans de las empresas que han comprado al gobierno; donde los políticos que nos representan son incapaces de hacer argumentos razonados… Actualmente los políticos no están obligados a tener méritos o logros verificables para ser elegidos, simplemente necesitan convencer a la gente para que los vote; utilizando la manipulación emocional con anuncios de campaña que parecen tráileres de películas ofreciendo una buena imagen a la nueva cultura de internet.
Un futuro donde la televisión fomenta la glorificación de la estupidez, dejando claro que actuando mal te harás rico y famoso y donde los personajes más famosos carecen de mérito alguno. A medida que más y más la población llena más y más horas del día con el entretenimiento online cuenta con menos horas para actividades que promuevan la inteligencia, la compasión y para interesarse por lo que acontece fuera de sus propios microcosmos digitales. Donde el único interés es el placer inmediato y globalizado sin importar que hay en juego, impidiendo mirarse a uno mismo y los propios intereses y necesidades. Todo el mundo va donde todo el mundo va, y todo el mundo hace lo que todo el mundo hace; la homogeneización está en los principios de la destrucción de una civilización, donde las experiencias individuales están desapareciendo generando una única civilización global; que si falla, todos fracasaremos juntos.
Como dice mi amado hermano Suleyman Baba “no nos queda más remedio que seguir con la ñata en la alfombra”.
As salamun aleykum
Hassana al Yerrahi
Marcado momento de rechazo en un mundo en transición – Hassana Al-Yerrahi