La última inhalación

 

 

Bismillahir Rahmanir Rahim

 

La vida en este mundo es un paso transitorio en esta dimensión.

La mayoría de nosotros, cuando alcanzamos ciertas edades, no queremos pensar en que este viaje se hace a cada segundo más corto.

El Profeta Muhammad (saws) nos dice que debemos pensar y meditar sobre la muerte; que aquel que no piensa sobre la muerte, sobre el final de esta vida que en algún momento se acaba, no encontrará salvación. También dijo que un período corto de meditación, de contemplación, equivale a un año de ‘ibadah, a un año entero de devoción.

Allah (swt) nos dice que Él creó al hombre y al genio para que lo adoren. El propósito de nuestra existencia aquí en este ciclo, al cual llamamos vida terrenal, es absolutamente claro para aquel que cree en la palabra del Creador y de su Profeta (saws). Pero, ¿por qué la meditación es tan valiosa? ¿Por qué tiene tanta recompensa? El salat, si somos seres con un estado de conciencia bajo, puede ser realizado de manera automática y recitar los ayats del Corán de memoria; especialmente si tenemos problemas del mundo. Esto sucede si rezamos sin conectar el rezo con el corazón.

En el mejor de los tiempos, la época de nuestro Hz. Muhammad (saws), dos creyentes iniciales se encontraban diciendo que podían rezar sin ninguna distracción; estar parados en la presencia de Allah (swt) sin que nada los distrajera. Al escucharlos, Hz. Muhammad (saws) sonriendo, les dijo: “Realizar cada uno dos rakats y al finalizar les preguntaré si es que han podido estar absolutamente consientes en la presencia de Allah (swt). A aquel que lo logre le entregaré una de mis capas.” El primero, al finalizar los dos rakats, giró y dijo: “Oh, Mensajero de Allah (saws), no pude, he estado pensando en mis preocupaciones de este mundo.”

El segundo se puso a rezar, pero justo antes de finalizar, algo le sucedió. El Profeta (saws), que sabía que algo le había sucedido, le preguntó si había podido rezar sin que ningún pensamiento interfiriera. El hombre respondió: “Oh, Profeta de Allah (saws), tú conoces la respuesta. Estuve consciente en todo momento que estaba frente a Allah (swt), y no dejé que ningún pensamiento entrara en mi mente hasta el último segundo. Pero cuando creía que lo había logrado, comencé a pensar en cuál de las dos capas escogería.” Esto es lo que tantas veces nos sucede cuando rezamos y realizamos cualquier tipo de ‘ibadah.

Por este motivo la meditación tiene tanto valor, porque en ese momento realizamos un esfuerzo consciente de pensar en Allah (swt), de limpiar nuestro interior, de no permitir que la imaginación nos domine. Es un proceso que conlleva tiempo y trabajo.

Allah (swt) nos regaló a todos algo importantísimo, ‘aql. Pero para que ‘aql consiga el propósito para el que fue creado tiene que estar conectado al corazón, de lo contrario, se convierte en la puerta por la cual el diablo puede entrar y nuestra imaginación nos lleva de la nariz.

Allah (swt), cuando se dirige a nosotros en el Corán-i-Kerim, habla de aquellos a quienes Él creó en la forma de Sus atributos. Con ‘aql, con ‘ilm, con la posibilidad de adquirir conocimientos e, Insha’Allah, sabiduría. Allah (swt) nos pide que Lo recordemos parados, (cuando estamos en la posición de ser humano, cuando debemos estar actuando como seres humanos.) Pide que lo recordemos cuando estamos sentados y cuando estamos descansando, es decir, incluyendo en las posiciones en las que estamos más cerca de la tierra, el material con el que fuimos creados. Recuerden que inclusive cuando el ser humano está durmiendo, su pensamiento no duerme.

Hz. Muhammad (saws) cuando habla de meditación, también nos indica que debemos meditar sobre lo creado, sobre aquello que Allah (swt) ha puesto en todo lo que existe. No podemos meditar sobre Su esencia, porque somos incapaces de entender y de conocer la esencia de Allah (swt), y el hacerlo nos provoca estados de confusión y duda. Si en cambio, meditamos observando, viendo, conectándonos con todo lo creado, recordando que somos parte de toda esa creación, Insha’Allah, veremos la realidad de la realidad. Aquel que se conecta con la realidad secreta aprenderá a ver y observar el orden y la armonía que existe; apreciará la exquisita forma en que todo fue creado y cuán único es todo aquello.

A través de la obra del artista, Insha’Allah, conoceremos al autor. Esto nos indica que si practicamos la meditación podremos aprender, y a través de ese conocimiento encontraremos a Quien lo creó, y como tercer paso, Insha’Allah, estaremos junto a Aquel que todo lo creó. Meditación significa pensar en Allah (swt), pero recordando lo que Hz. Muhammad (saws) dijo: “El único permiso que tenemos es meditar sobre lo creado y llegar a descubrir que todo lo que existe fue creado para nosotros, y nosotros fuimos creados para Él”.

Una vez que se llega a ese estado se puede apreciar todo lo que recibimos, e Insha’Allah, el deseo de ser agradecidos por todo aquello será cada vez más fuerte en nuestros corazones. Pero para ser capaces de lograrlo, tenemos que ver primero cómo es que algo fue creado. Tomemos el ejemplo de un sweater. El sweater está hecho de lana, y ésta para convertirse en sweater pasó a través de un proceso que estuvo dirigido por las manos de aquellos que han trabajado en él. Y la lana que se ha utilizado se ha obtenido de una oveja. Si observamos todo de esta manera, si observamos la creación de Allah (swt) con el único objetivo de encontrarlo a Él, aquello que nos distrae será removido de nuestras mentes.

En la mayoría de nosotros para que el corazón se conecte tiene que estar limpio. El primer paso para lograr este estado de unión es limpiar el corazón. El corazón tiene que tener suficiente estado de pureza para obtener la visión necesaria para comprender. Si el corazón está sucio, la comprensión no es posible.

Aquellos que saben dicen que, cuando uno decide que va a meditar debe primero tomar una ablución consciente, es decir, tener presente cuál es el propósito de la ablución, de dónde viene el agua que se utiliza, qué es lo que el agua está limpiando, el por qué de lo que se está haciendo. Luego de que la ablución consciente es completada, se deben realizar dos rakats declarando la intención de esa meditación, y pedirle al Creador que, Insha’Allah abra nuestros corazones y nuestra mente a la comprensión de Su creación, porque necesitamos saber para poder encontrarlo y unirnos a Él.

Otro hadiz dice: “Aquel que tiene el pensamiento de Allah (swt) en su corazón, lo tiene a Allah (swt) como ayudante.” Existe un elemento en esta vida que es increíblemente poderoso: el estado de la ambición. Es una de las más poderosas enfermedades del corazón. Es el deseo de tener cosas de este mundo. Ser el más rico, el más famoso, el más lindo, el más inteligente, el mejor discípulo, el mejor musulmán. Todas esas ambiciones son estados que están íntimamente relacionados con este mundo, no al Más Allá.

Debemos pensar y darnos cuenta de que, cada inhalación y exhalación nos acerca más al momento en el cual sólo habrá una inhalación y nada más ocurrirá. Es el momento en el que el alma parte hacia el siguiente ciclo, pero ¿quién de nosotros es realmente consciente de esto? Después de todo ¿qué es la vida? Aquellos que saben dicen que la vida son tres días. Uno es “ayer”; pero ese día ya se fue y es imposible recuperar siquiera un segundo de él; en nuestras manos no queda nada de ese día, sólo recuerdos.

Otro es “hoy”; que es lo único que es actual, este momento y este instante. Y aquel que piensa que queda un tercer día, está pensando en “mañana”, pero todos sabemos que no hay ninguna garantía de que ese mañana nos vaya a llegar.

Ya ven, la vida son tres días, nada más. La ambición, si no es controlada, no nos permite rezar o nos permite rezar de manera inconsciente. No nos deja cumplir con nuestras obligaciones como debemos cumplirlas. Allah (swt) dice: “El mejor de Mis siervos no es aquel que es más rico, más inteligente, más hermoso, el que más reza. El mejor de Mis siervos es aquel que tiene miedo de perder Mi amor”.

No somos conscientes de Su creación y de que fuimos creados en la forma de Sus atributos. Si la muerte nos encuentra sin sentir ese miedo de perder Su amor y por consecuencia nos encuentra sin fe… mejor no pensar en las consecuencias. Recuerden que vamos a ser cuestionados en el momento en que suceda.

Roguemos que Allah (swt) nos proteja de nosotros mismos, para que cuando llegue el momento de la última inhalación podamos responder con la firmeza que sólo la fe puede otorgar.

 

As Salam ‘alaykum wa rahmatullah wa barakatuh

 

Sohbet de Hajji Orhan Baba. “La última inhalación.” Domingo 3-04-2010