Bismillahir Rahmanir Rahim.
Una historia que siempre me impactó y que muchos de ustedes conocen es la historia de Hz. Bilal (ra).
Él, como Hz. ‘Umar (ra), se enamoró del Profeta (saws). Y se enamoró de él antes de conocerlo, se enamoró al oír su nombre. ¿Y cómo podemos entender ese amor por el cual sufrió inmensamente? Porque nuestra alma sabe que amar a Hz. Muhammad (saws) es la puerta hacia el amor por Allahu Ta’ala.
El alma comprende tal cosa, aunque no esté en nuestra conciencia más básica, el alma sí sabe de eso. ¿Por qué? porque antes de descender a estos cuerpos todas las almas de todo lo creado han estado en la presencia de Allahu Ta’ala.
Lo único que desea esta alma es retornar a ese estado, un estado tal en el que ni siquiera tenía conciencia de su propia existencia.
Entonces, cuando uno ama al amante de Allah (swt), la belleza de Allah (swt) es la que se transmite a través de ese amor, brilla en esos sentimientos.
Los amantes de Allah (swt) no pueden luchar en contra de aquello que sienten; ellos lo gritan, lo cantan, y eso es lo que le sucedía a Hz. Bilal (ra).
Hz. Bilal (ra) constantemente recitaba “Ya Ahad”, “Ya Ahmed”, constantemente ese era su dikhr.
El maldito, que era dueño de su cuerpo, lo sometió a las torturas más crueles que se puedan imaginar. Y él, a pesar de eso, cumplía con los trabajos que tenía que hacer para el dueño, pero siempre haciendo su dikhr, “Ya Ahad, Ya Ahmed”.
El dueño lo pateaba, lo insultaba, lo castigaba con látigos, con palos, y en pleno mediodía, el mediodía de Meca, para aquellos que han estado allá, a pesar de que fueron en invierno, han conocido lo que es aquel calor. Recuerdo que en mi primer Hajj, en verano, me dijeron un día, el día de ‘Arafat, que hacia cincuenta y dos grados.
Este hombre llevaba a Hz. Bilal (ra) a las arenas. Lo ataba, le ponía piedras pesadísimas encima de su pecho, y lo dejaba ahí a la intemperie. A cada rato iba y le pegaba con ramas llenas de espinas.
Hz. Bilal (ra) cuanto más torturado era, más gritaba: “¡Ya Ahad, Ya Ahmed! ¡Ya Ahad, Ya Ahmed!”
Un día, Hz. Abu Bakr (ra) pasó por ahí cuando esto estaba sucediendo, oyó ese dikhr y vio lo que estaba padeciendo Hz. Bilal (ra).
Apuró su paso y se dirigió hacia donde se encontraba el Profeta Muhammad (saws) y le contó que alguien a quien no conocía estaba haciendo dikhr y recitando el nombre de Hz. Muhammad (saws) en el Más Allá, “¡Ya Ahmed!”. Y le dijo: “Debemos liberarlo, debemos de alguna manera conseguir su libertad.”
Hz. Muhammad (saws) le preguntó: “¿Cómo?”. Hz. Abu Bakr (ra) le respondió: “La única manera es comprarlo.” El Profeta (saws) le dijo: “Adelante, cueste lo que cueste, compra su libertad. Y la mitad de lo que pagues es mi deuda.”
Esta última parte es muy importante por lo que ocurrió después. Hz. Bilal (ra) era negro, de la zona de Abisinia. Tenía la tez muy oscura con un alma bendita, de la misma manera que el negro de la noche es más bendito que el día. Por eso en Islam la noche ocurre primero que el día.
Hay muchos hadices, como uno que todos ustedes conocen, que dice que la mejor parte del día es la última tercera parte de la noche.
Esto sucede cuando los derviches están levantados, desde el Tahajjud hasta que se levanta el sol, realizando sus recitaciones.
Hz. Abu Bakr (ra) en el proceso de tratar de liberar a Hz. Bilal (ra) trajo un esclavo blanco muy buen mozo, muy fuerte y muy capaz de trabajar intensamente, pero con un problema: su alma estaba negra porque no tenía ni una pizca de fe. Con este esclavo visita al dueño de Hz. Bilal (ra) y le dice: “Oh, Ibn Halaf ¿no quieres cambiar a tu esclavo negro por este?”
Ibn Halaf al ver a este esclavo, y comparando a ambos, observó que Hz. Bilal (ra) ya estaba muy enfermo por las torturas y todos los sufrimientos que le hacía pasar, y a su vez estaba harto de que Hz. Bilal (ra) hiciera oídos sordos a sus órdenes expresas para que cesara de recitar sus dikhrs.
Sin embargo, miro a Hz. Abu Bakr (ra) y se preguntó por qué le estaba ofreciendo éste a cambio.
Pensó en pedirle algo de dinero por si se lo daba también. Así que le respondió: “Te lo cambio por tu esclavo blanco y por doscientas piezas de plata.” Hz. Abu Bakr (ra) dijo: “Eyvallah.” Buscó las doscientas piezas de plata y se las dio.
Hz. Bilal (ra) y Hz.Abu Bakr (ra) se fueron caminando juntos y recitando: “¡Ya Ahad, Ya Ahmed!” Mientras oían que Ibn Halaf se reía a las carcajadas.
Finalmente Hz. Abu Bakr (ra) se dio la vuelta y le preguntó: “¿De qué te ríes tanto?” Ibn Halaf le respondió: “Del cambio que hiciste, pues te llevaste a ese que está medio muerto, me dejaste a este otro que vale mil veces más, y encima me has dado dinero por él.”
Hz. Abu Bakr (ra) le dijo: “Ah! Lo que sucede es que tú estás ciego y confundes lo correcto con lo incorrecto. Porque si pudieras ver sabrías que este hombre, Bilal, es infinitamente superior al que tú tienes. Más aún, si me hubieras pedido toda mi fortuna por él te la hubiera dado; y si me hubieras pedido más, hubiera ido a pedir dinero prestado para comprarlo”.
Nuestra vida transcurre frente a hechos de esa naturaleza.
Cuando el Profeta Muhammad (saws) dejó esta vida terrenal, el corazón de Hz. Bilal (ra) se entristeció enormemente. Ya no podía estar en Medina y se marchó.
Vivió el resto de su vida en estado de semipobreza, entristecido porque había perdido a su amado.
Cuando el Profeta Daud (as) habló con Allah (swt) y le preguntó: “¡Oh, Allah! ¿Dónde puedo encontrarte en Tu Creación?” Y Allah (swt) le respondió: “En el corazón que está triste, el corazón de los destituidos, de los que no tienen nada, de los pobres.” Así era el corazón de Hz. Bilal (ra).
Cuando Hz. Bilal (ra) comienza a recitar el Adhan se pudo apreciar que tenía una voz ciertamente celestial, increíblemente hermosa.
La gente de color tiene una capacidad muy especial con la voz, tienen un regalo muy especial.
Cuando Hz. Bilal (ra) comenzó a recitar el Adhan, Hz. Muhammad (saws) le pidió que se subiera a un lugar elevado; la razón de esto es que él estaba recitando las palabras de Allahu Ta’ala. También le solicitó que mirara hacia la Ka’ba, porque la Ka’ba terrenal es la manifestación de la Ka’ba que está en los cielos, la cual es a su vez la manifestación de la esencia de Allahu Ta’ala: todo es Sunnah Muhammadi.
La recitación se realiza cinco veces al día, y cada recitación se hace con una melodía particular para que aquellos que no tienen vista o que no pueden estar presentes en ese momento, puedan, a través de la melodía, saber qué rezo se realizará.
Una melodía para el Salat Al-Fayr, otra para el Salat del mediodía y así con cada uno de los cinco.
También cuando uno recita el Adhan, shaytanir rayim no puede oír el sonido del mismo, y se retira hasta un punto en que no lo pueda oír más.
Es decir, que con el Adhan uno hace la ablución del lugar donde se rezará.
Cuando decimos “Allahu Akbar”, no solamente mencionamos Su grandeza, el muedhdhin llama a la gente a rezar. Ese llamado es más importante que cualquier otra forma de llamar a la gente a rezar; más importante que las campanas que suenan llamando a misa, más importante que cualquier forma o expresión de llamado.
Cada vez que se recita el Adhan, esto significa un recordatorio para cada uno de nosotros para que podamos ver, creer, aprender, sentir la manifestación de Allah (swt) en todo lo que nos rodea, y en nosotros mismos.
Es también un llamado a hacer un recuento de lo que hemos hecho desde la finalización del salat anterior hasta ese momento. Y, si cuando hacemos el recuento vemos algo que estaba equivocado, ya fuera algo malo o que las consecuencias de nuestra acción no fueron positivas, debemos, por supuesto, pedir perdón.
En cambio, cuando vemos que algo positivo ocurrió a través de nosotros, y hago hincapié en que no digo que nosotros hacemos algo bueno o positivo, sino cuando algo bueno ocurre a través de nosotros debemos estar agradecidos a Quien hizo que eso surgiera. Y debemos estar agradecidos por dos cosas: porque algo bueno ocurrió, y porque ocurrió a través de nosotros.
Estos actos tienen un solo motivo, tomar conciencia de dónde estamos, de lo que ocurre. Tomar conciencia de qué somos, y vemos, y hacemos, y de quién es El que ha creado todo esto. Es estar consciente de Su existencia en todo lo que nos rodea y en nosotros mismos.
Allahu Ta’ala se manifiesta de tres maneras:
- La primera es Su Yamal, Su belleza, la belleza de Su Creación: el sol, las estrellas, los cielos, los árboles, los animales, las rocas, el ser humano. Allah (swt) manifiesta Su hermosura en todo eso. Primero porque Él es hermoso, porque todo lo que Él ha creado es hermoso, y Él ama la hermosura.
- La segunda forma en que Se manifiesta es a través de Su Yalal, es decir, Su grandeza, Su fuerza.
El Yalal de Allah (swt) se manifiesta de manera menos visible que el Yamal de Allah (swt) que apreciamos en la belleza de Su Creación.
El Yalal se manifiesta en acciones y en conceptos. En compasión, en generosidad, en amor, en dar, en acariciar, en cuidar. Es decir, que Su Yalal se manifiesta a través de Sus atributos en nosotros, en Su Creación. Y si vemos esos atributos en las acciones de los que nos rodean y en las nuestras, podremos apreciar y tener conciencia de Su Yalal.
- La tercera forma es Su Esencia. La misma se manifiesta por la perfección de lo que uno observa.
En el Batin, en el Zahir, en lo interior y lo exterior. Pero es importante notar que esa perfección sólo puede ser apreciada por aquel que es perfecto, y por nadie más.
Nosotros, el resto, solamente podemos recibir de vez en cuando una chispa, un abismo de lo que es la perfección.
Yamal es la belleza en todo lo Creado y Yalal es la manifestación de Sus atributos; entonces cuando recitamos el Adhan, cuando el muedhdhin comienza con el primer “Allahu Akbar”, vemos el Yamal de Allah (swt) en Su Creación –los que saben dicen eso- y cuando entona “¡Allahu Akbar!” por segunda vez, los que pueden, ven el Yalal de Allah (swt).
Cuando recitamos “Ashadu an la ilaha ila llah”, que es lo que pronunciamos cuando testificamos al realizar la shahada, y decimos “Soy testigo de que nada existe, que nada merece ser adorado sólo Allah”; en realidad decimos “Veo Su grandeza, veo Su belleza, veo que Es Único en toda la creación y en Sí mismo”. “Sé, a través de mi existencia – y hablando así estoy tomando el rol del muedhdhin y de los que escuchan el Adhan– que nada de lo que me rodea, nada de lo que existe, nada de todo lo que es creado incluyéndome a mí es independiente de Él. A través de mi existencia sé que todo viene de Él pero Él no es Su Creación y está más allá de eso”.
Y cuando recitamos: “Ashadu ana Muhammadan ‘abduhu wa rasuluhu”, decimos que la belleza sólo puede ser apreciada durante el día porque si no hay luz ¿cómo podríamos ver?
Ahora, el punto es ¿cómo es que esa luz existe? Esa luz existe porque lo primero que fue creado fue el Nur Muhammadi.
Si esa luz, y Hz. Muhammad (saws) nos dice que todo fue creado a partir de An-Nur, no hubiese sido creada, no podríamos conocer ni saber de la existencia de Allah (swt), porque no podríamos ver.
No podríamos ver Sus atributos, no podríamos ver Su manifestación, no podríamos concebir o entender ni adquirir conocimiento. Es decir, que nada podría existir.
Hz. Muhammad (saws) dijo que lo primero que fue creado fue su Nur, el Nur Muhammadi, y todo desciende de ello.
Y a través de la existencia de este Nur podemos ver las manifestaciones de Allah (swt). Pero también dijo que al mismo tiempo que se creó el Nur Muhammadi, instantáneamente creó su Ruh, su alma.
Y todo lo que es espiritual desciende de ese Ruh.
En tercer lugar creó la inteligencia: la causa, el origen, la semilla de la inteligencia; desde la cual todas las capacidades necesarias para aprender, para adquirir conocimiento, fueron descendiendo de esa semilla.
Y por último, creó el Qalam, como herramienta para registrar el conocimiento, para grabarlo y que pueda servir y ser utilizado por el resto de la creación.
Nur, Ruh, inteligencia y Qalam es llamado el Haqq Muhammadi, la Verdad de Muhammad.
Como ven, el Adhan es algo mucho más profundo de lo que pensamos la mayoría cuando lo recitamos y cuando lo oímos.
Por ello, la belleza de ese aspecto de nuestra religión, que con estas palabras Insha’Allah, tome otra dimensión dentro de nuestro ser y nos sirva para comprender un poquito más la razón de nuestra existencia.
As Salam ‘alaykum wa rahmatullah wa barakatuh.
Sohbet de Hajji Orhan Baba. “Historia de Hz. Bilal (ra). El Adhan como un recordatorio. Las tres manifestaciones de Allahu Ta’ala”. Jueves 5-08- 2010.