La adquisición de conocimiento

Bismillahir Rahmanir Rahim.

La mayoría de ustedes sabe que Turquía, y especialmente Istanbul, tienen un atractivo especialísimo para mí, para mi familia, simplemente porque es donde toda esta hermosa tradición de la Yerrahiyya comenzó con Hz. Pir Nureddin Al-Yerrahi (ks) y tuve la bendición de ver la casa donde él había nacido aunque no está más.

Muchos están teniendo, en el caso de nuestros hermanos Nuriyye, Aliyye de ´Ali y Nadiah, hermosas experiencias en esa ciudad, y espero que todo el resto de ustedes, los que no han estado, puedan estar algún día y ver de qué se trata.

Istanbul es una ciudad, que no es solamente un lugar, sino también una historia.

En la ciudad se han encontrado ruinas de ocho mil años de antigüedad, en los comienzos de Istanbul, y es un punto en que todas las civilizaciones, del oeste hacia el este, y del este hacia el oeste, en algún momento han cruzado y dejado sus huellas.

Bósforo, por ejemplo, significa el “estrecho de las vacas”. Eso es lo que significa Bósforo en una antigua lengua, la Traciana, anterior a los griegos.

Istanbul fue así nombrada a partir de mil cuatrocientos cincuenta y tres, cuando los otomanos finalmente conquistan esa ciudad. Antes, ustedes saben, se llamó Constantinopla, Bizancio.

Y muchas veces me he preguntado qué es lo que hace un lugar, una civilización, crecer y extender su influencia, en el caso de los otomanos, a la mayor parte del mundo conocido durante los casi seiscientos años que estuvieron en el poder.

Bursa es una hermosa ciudad. En mi caso, si pudiera, me mudaría mañana a Istanbul e iría a visitar Bursa constantemente, y si no puedo vivir en Istanbul por el costo me iría a Bursa.

Pero volviendo al tema ¿Qué es lo que hace a un lugar diferente de otro? ¿Qué es lo que hace a una civilización diferente de otras? ¿Qué es lo que hace a un imperio crecer y tener tamaña influencia?

Quiero contarles una pequeña anécdota que la he contado en otras oportunidades, pero lo hago para quienes no han escuchado aún.

En una oportunidad estaba en el viejo bazar de Istanbul. Ese bazar es un lugar de cientos de pequeños negocios, uno al lado del otro, donde en la antigüedad todo lo que allí se vendía se fabricaba en unos talleres que estaban ubicados en un segundo piso, un lugar de dos pisos de alto, ocupa varias manzanas del centro de la ciudad, y allí hay miles de personas trabajando y miles de personas recorriendo los lugares.

Hace unos cuantos años atrás estaba con mi esposa Kevser, y llegamos a un negocio. Queríamos comprar varias cosas para traer de regalo.

Yo estaba con mi esposa, nos paramos frente a una vidriera, y un hombre estaba recostado contra la puerta, saboreando un delicioso té turco.

El té turco que hay allá no existe en ningún otro lugar del mundo.

Este hombre tranquilamente estaba tomando su té y entonces le dije a mi esposa: “No vayas a decir una sola palabra en inglés, todo en castellano”. Y empezamos a hablar sobre las cosas que nos gustaban. Entonces me acerco al hombre y le pregunto en inglés: “¿Cuánto vale tal cosa?” lo saludo primero: “As Salam ´alaykum”. Él me responde: “Wa ´alaykum As Salam.” Y me da el precio. Así es que le digo: “Gracias, déjeme hablarlo con mi esposa”. Le digo a ella: “El hombre quiere cien dólares, vamos a ofrecerle cincuenta, sesenta a ver si podemos por un precio intermedio”. Así estuvimos unos cuantos minutos, el hombre seguía allí parado, hasta que finalmente se da vuelta y nos dice en perfecto castellano: “Se han perdido diez, quince minutos hablando de todo esto. ¿Por qué no entran y les convido con un té?” Entramos, nos sentamos, tomamos el té y le dije: “Bueno, mire, queremos comprar esas cosas”. Y me dijo: “No se preocupe, le voy a hacer un precio que no va a poder negarse a comprarlo”. Pero antes de esto dice: “¿No me quieren preguntar cómo sé castellano, así el español como ustedes hablan?” Le dije: “Sí, me siento increíblemente curioso”. Dice: “Yo les voy a hablar un castellano que ustedes no van a lograr entender”. Pero le dije: “Difícil. Yo conozco la lengua bastante bien, a menos que sea un dialecto muy mezclado”. Y entendí dos palabras de una frase que dijo. Habló un español muy antiguo. Pero aclaró: “Lo que te estoy diciendo es en ladino”.

El ladino era la lengua que hablaban los judíos que habían sido obligados a convertirse al cristianismo y los otros que estaban por allí, en la época de la Inquisición en España, en el sur de España.

Cuando las fuerzas del gobierno de Castilla conquistan España, estoy hablando de fines del siglo XV, la Inquisición estaba en su apogeo. Los que se negaban a convertirse sufrían cárcel, torturas y muerte. Así es que los moros regresaron al norte de África, pero los pobres judíos ¿qué hacían?

El sultán de Istanbul les ofrece refugio, y estos judíos emigraron del sur de España y fueron a vivir a Istanbul. Hoy en día, y este hombre es un ejemplo, viven todavía allí.

Ahora, fíjense en la fuerza de esta gente en continuar hablando ese idioma, el ladino, entre ellos hoy en día, quinientos cincuenta años más tarde.

Istanbul es una ciudad y es una historia.

Nosotros estábamos pensando en tantas cosas, como muchas veces nos ocurre con mi hermano Suleyman Baba, acerca de una coincidencia sobre una nota que él descubrió y me envió, así que le voy a pedir a él que dé el sohbet esta noche. El tema es el secreto acerca de por qué un pueblo es diferente a otro. Un pueblo es magnífico, una civilización es magnífica, y otras no.

Adelante Suleyman Baba, por favor.

En primer lugar hacemos un du´a porque las palabras que serán compartidas en este momento son para Allah (swt) son para Él, por Él. Y le pedimos a Allah (swt) que Él las haga llegar a los corazones de aquellos que Él decida. Es todo Su conocimiento, y le pido que me proteja a mí mismo de alguna posible arista negativa de mí ser. Y le pedimos bendiciones a nuestro amado Rasulullah (saws) a su familia, a sus compañeros, a todos los santos de nuestro camino, especialmente a nuestro Hz. Pir Nureddin Al-Yerrahi (ks) a todos los Sheikhs de nuestra tariqa, y a quienes son nuestros murshid, Alhamdulillah.

En primer lugar tenemos que recordar lo que nos han enseñado nuestros Sheikhs, que todo el mensaje que Allah (swt) envió a la humanidad a través del arcángel Gabriel, Yibril (as) al corazón del Profeta Muhammad (saws) comienza con una orden, y recuerden que la orden es ´Iqra (اقرأ) Allah (swt) dice en el Corán: “Lee, aprende, adquiere conocimiento en el nombre de Tu Señor que ha creado al hombre de un coágulo. “¡Lee! Que Tu Señor es el más Generoso. El que enseñó por medio del Cálamo al hombre aquello que no sabía” (96:1-5).

Y sin ninguna duda que el gran milagro que hemos visto de la transformación, cómo con ese mensaje a lo largo de veintitrés años Allah (swt) transformó una civilización. Ese pueblo árabe, de la península arábiga no tenía educación, que no tenía adab, no tenía modales, no tenía cuidado por la vida del ser humano. Tenía comportamiento totalmente tribal.

Esto que fue un gran milagro simplemente se transformó en un imperio que conquistó el resto de los grandes imperios de ese tiempo, y que continúa hasta el día de hoy transformando a los corazones de los seres humanos.

Podemos decir que este conocimiento que descendió al corazón del Profeta (saws) y esa orden de adquirir conocimiento es la llave para que el ser humano se transforme, desarrolle todo su potencial.

Recordemos que Allah (swt) nos ha creado, simbólicamente, a Su imagen y semejanza, de manera que todos nosotros tenemos el potencial  interiormente para elevarnos por encima de los ángeles y cumplir con ese mandato. Y no olviden que también Allah (swt) nos recuerda en el Corán cuando dice que ÉL nos ha creado a nosotros y a los genios para servirle y para adorarle.

Por otra parte, nuestro bendito Profeta (saws) nos recuerda esos hermosos hadices, en los cuales el Profeta (saws) mismo nos dice: “Buscad el conocimiento de la cuna hasta la tumba”. O nos dice que “busquemos el conocimiento aunque tengamos que ir a la China”, simbólicamente hablando. O que “la búsqueda y la adquisición del conocimiento es una obligación para todo hombre y mujer en nuestro camino”.

Entonces podemos deducir, y esto es en lo que nuestros Sheikhs ponen mucho énfasis, que Allah (swt) nos ha creado con un propósito, en el caso de los derviches ya tocaremos el tema, pero esto es para toda la humanidad. Cada ser humano tiene ese potencial interior, y aquellos que han recibido la bendición de conocer la palabra de Dios tienen una doble responsabilidad: de cumplir con el propósito con el cual hemos sido creados, para desarrollar ese potencial, y hacer de este mundo y de nuestra sociedad, sin ninguna duda, un lugar mejor para vivir, cada quien en el lugar que le toca. Por eso la hermosa frase que hermosamente Muzzafer Efendi (ra) menciona: “El derviche es aquel que está con las manos en el mundo, simbólicamente hablando, y su corazón en permanente recuerdo de Allah (swt)”. 

Islam no es una religión, sino que para nosotros es una manera de vivir.

Estamos trabajando, desde cada uno, por ser útiles para el resto de la sociedad. Y en el caso de los derviches, para nosotros, hacerlo simplemente por amor al Creador. En agradecimiento a Allah (swt) por lo que nos ha dado,  porque simplemente nos ha encomendado eso. Y sin buscar algo con ninguna otra intención. Que Él nos use para Su propósito, nada más.

Nuestro amado Sheikh Hayyi Orhan Baba mencionaba recién que uno de los pueblos que claramente comprendió este concepto y se hizo carne en el corazón de sus líderes, especialmente quienes son descendientes de nuestro amado Rasulullah (saws) fueron los otomanos.

Un claro ejemplo es, cuando leemos un poco de la historia, los ocho siglos en los cuales los sultanes gobernaron con una gran conciencia de esa revelación, de ese “´Iqra (اقرأ) bismi rabbika alladhii khalaqa”. A tal punto que educaron a sus generaciones, de padres a hijos, de hijos a nietos, y así han gobernado hasta el día de hoy.

Y veíamos algo muy interesante. Aquel que deseaba ser un imam, por ejemplo de la mezquita Süleymaniye, ustedes han estado unos día allí. Los requisitos para ser imam:

– saber cuatro idiomas: árabe, latín, turco y persa.

– ser un hafiz de Corán, conocer la Biblia de memoria y la Toráh.

– ser un erudito de fiqh y de Shari´ah.

– saber a un nivel estándar para hablar perfectamente acerca de las ciencias de las matemáticas y de la física.

– ser un gran guerrero.

– aprender las mismas disciplinas que sabía el Profeta (saws) como la caballería, arquería, lucha y las artes de la guerra.

– debía ser un hermoso ser (hazrat) y bella voz.

Y así fue hasta hoy en día. Así fue generación tras generación.

Entonces los turcos, sin ninguna duda, pudieron unir estas dos realidades: el conocimiento de Allah (swt) y el conocimiento de las ciencias del mundo, para ser un mejor ser humano en todo sentido, y servir a la Creación de Allah (swt) y que todos los seres humanos sean útiles.

Eso es lo que percibimos cuando llegamos a Istanbul. Tiene un hermoso balance. Sino fíjense lo que está haciendo el presidente Erdoğan hace diez años, y cómo volvió a resurgir la fe, la belleza de Islam. Y no lo digo yo, con estas conexiones mucha gente que no conocía Istanbul, especialmente los Sheikhs de “Seekers Guidance”, y algunos de estos grupos a los que estamos de alguna manera vinculados, se enamoran del modo en que ese pueblo lleva adelante el Islam, su fe. Porque no lo encuentran en ninguno de los otros grandes lugares de nuestra religión. No lo encuentran en Marruecos, en Malasia, etc. Lo encuentran en Istanbul.

Y otro aspecto que nosotros podemos ver también es en el ejemplo de nuestro sheikh. Cuando leemos la historia de nuestra silsila, desde Hz. Pir (ks) hasta nuestro Sheikh actual y todos sus Khalifas. Fíjense que todos son gente que tiene una función en este mundo, tienen una profesión, tienen empleo, trabajan, son muy buenos en lo que hacen, y al mismo tiempo son muy buenos ayudando a otros a crecer espiritualmente.

Nosotros somos producto de esa realidad anterior, de ese Tawhid, que es hacer uno el conocimiento de esa revelación.

Al mismo tiempo el crecimiento espiritual, en lo que nuestros Sheikhs ponen énfasis, consiste en que para alcanzar la presencia de Allah (swt), la cercanía con nuestro Creador tenemos que adquirir conocimiento y ponerlo en práctica.

Y hay dos hadices que nos hablan al respecto. Uno tiene que ver con los actos obligatorios y los actos supererogatorios, ese hermoso hadiz qudsí en que Allah (swt) dice: “Mi siervo se acerca a Mí con aquello que Yo he hecho obligatorio para él. Y si desea más de mi cercanía, empieza a hacer los actos supererogatorios.” Es decir, con aquello que pone en práctica, que establece en su vida. Y aquí queda claro que, para acercarnos a Dios, debemos hacer lo obligatorio y lo no obligatorio para que Él nos regale estar insha´Allah viviendo en Su presencia con la cercanía que sólo Él puede otorgar.

Y el otro hadiz muy bello, nuestro hermano Yemal lo conoce muy bien, dice Allah (swt): “Para aquel ser humano, aquel que pone en práctica lo que sabe, es decir que ya se estableció que debimos adquirir conocimiento y practicarlo, la recompensa (de Allah) es abrirnos las puertas de aquello que no sabemos”. Abrir las puertas del conocimiento íntimo, del Ma´rifa, de la Haqiqa, y eso no sucede en ningún otro lugar sino en el corazón del creyente.   

Esta adquisición del conocimiento puede llevar al ser humano a elevarse por sobre los ángeles o engordar su ego.

Voy a relatar una hermosa historia que la mayoría conoce de nuestro amado Sefer Efendi (ra).

En una oportunidad contó que estaba el sultán con su visir manteniendo una conversación, y en la misma el sultán preguntaba: “¿Quiénes son los que más han perfeccionado este camino? ¿Quiénes son los más completos en servir a la Creación, en ser gente que lleve a otros a crecer interiormente, espiritualmente?” ¿Los derviches o los ´alim o los ʿulama?” y el visir decía: “No, no, no. Los que son más completos son los ´ulama, la gente de conocimiento, que trabajó para ello.” Y el sultán decía: “No sé si es así. Vamos a probarlo”. 

Entonces les hacen una invitación a ambos, a que vayan una noche al palacio y que participen de una comida en su honor.

Primero los invitan a los ´ulama, a los doctos de la ley. Y estos iban llegando uno tras otro, vestidos con sus jelabas, y en la puerta estaban el visir y el sultán recibiéndolos.

Cada vez que entraban se saludaban: “As Salam ´alaykum” y los ´ulama: “Wa ´alaykum As Salam”. El visir y el sultán le preguntaban: “¿Quién es usted?” Y uno respondió: “Soy el imam de Anatolia”. A este imam le preguntan: “¿Quién de ustedes es el que tiene más conocimiento?” Y el imam respondió: “Bueno, no tienen que buscar más, frente  a ustedes está la persona de mayor conocimiento”. “¡Masha´Allah! Por favor pase.” Exclamaban el sultán y el visir. Y así lo hacían con el siguiente, y cada uno de los que iban pasando se adjudicaba la mayor estación del conocimiento.

Los invitan a sentarse a todos a una mesa redonda, colocan un bol grande en medio de la misma, y les traen unas cucharas que medían un metro de largo más o menos cada una. Le dan a cada uno una cuchara para que se sirvieran la comida. Pero eso fue un desastre, porque cuando empezaron a llevar la cuchara al medio del plato y querían retirarla con la comida, eran tan largas que lo único que lograban era mancharse entre sí.

Uno de ellos se levanta y se queja: “¡Qué falta de respeto! ¡Adónde nos han invitado, nosotros que somos la gente de conocimiento!” Y se retiraron enojados, porque se sintieron humillados por la manera en que habían sido recibidos.

Una semana después, el sultán y su visir,  invitan a los derviches.

Esto está relatado y es de la época de Hz. Pir Nureddin Al-Yerrahi (ks).

Llega el primer derviche, y se presenta la misma escena que con los ´ulama.

El sultán y el visir en la puerta del palacio reciben a todos, y le preguntan a los derviches: “¿Quién es entre ustedes la persona de mayor nivel espiritual?” Y el primero en llegar responde: “Todavía no llegó, debe estar detrás de mí”.

Llega el segundo y le preguntan lo mismo, pero la respuesta es: “Todavía no ha llegado. Pero pronto llegará. Esperen un ratito, ya llegará”. Y así fueron pasando, uno tras otro, y todos respondían lo mismo: “El más cercano a Allah ya va a llegar”.

Y cuando llega el último, y esto creo haberlo leído, entiendo que se trataba de nuestro santo fundador, entró y le preguntan: “¿Quién es la persona de mayor conocimiento? ¿Es usted?” Y responde: “No. Es el primero que entró”.

Los invitan a sentarse a la misma mesa redonda, les dan las mismas cucharas, y cuando se sientan esas cucharas llegaban al medio de la mesa, entonces cada derviche tomaba la cuchara ¿Y qué hacía? ¡SubhanaAllah! la depositaba en los labios, en la boca de quien tenía enfrente. Así cada uno se fue alimentando hasta que no quedó nada en el plato.

Empezaron a cantar el mismo ilahi que cantamos en la comida, mirando al visir diciendo: “Nosotros hemos venido y desde el Más Allá un secreto nos ha llegado. Con la gracias de Allah nos hemos podido alimentar los unos a los otros”. A todo esto el sultán y el visir se miraban y no entendían nada.

Así fue esta historia, y hasta el día de hoy simplemente nos grafica a lo que tenemos que convertirnos insha´Allah.

Que ese amor se vuelva carne en nuestro ser, y que simplemente por amor a nuestro Creador nos amemos y nos sirvamos unos a otros, especialmente a aquellos que se encuentran en mayor estado de necesidad que nosotros.

Este es el regalo de los turcos otomanos, de haber llegado  a este nivel de servidumbre, que es lo que pedimos al Creador  insha´Allah nos convierta a cada uno de nosotros.

Y fíjense qué interesante, porque Muzzafer Efendi (ra) por ejemplo, dice en su libro “La develación del amor”, es importante que cada uno tenga un oficio, (ellos ya lo tenían claro). No solamente la parte religiosa, sino un oficio para servir. Para los momentos en que se presenten dificultades. Los libros, decía Muzzafer Efendi (ra) no me van a dar de comer, pero un oficio sí. Y Fahreddin Efendi (ra) en la época de Atatürk, esto lo pueden leer en uno de los libros de la biografía que nuestro hermano Sefer Baba está haciendo insha´Allah, cuando cayó el imperio otomano, los ´ulama (la gente de conocimiento) empezaron a ser perseguidos,  el Adhan se debía cantar en turco, toda una serie de circunstancias.

Y muchos ´ulama, mucha gente de conocimiento, simplemente por revelarse contra eso, enfrentaron al gobierno y fueron decapitados.

Cuando Fahreddin Efendi (ra) escuchó eso, y recuerden que él tuvo el dergah abierto con las puertas cerradas, que mataban a la gente, y solamente ¿Saben por qué? Porque ellos no querían dejar sus atuendos. No querían dejar sus turbantes ni quitarse la barba, ni sacarse las jilabas.  Entonces Fahreddin Efendi (ra) dijo: “¡Qué equivocados que están! Yo me hubiese sacrificado la barba, sacrificado mi imama, sacrificado mi jilaba, pero no hubiese dejado generaciones huérfanas de conocimiento.” ¡SubhanaAllah!

Lao Tsé o Confucio, uno de ellos dijo hace cinco mil años, acerca de proyecciones, de lograr sociedades fuertes: “Si tienes un proyecto de un año, siembra arroz. Si tienes un proyecto de diez años, planta árboles. Pero si tienes un proyecto a largo plazo, educa y forma a las generaciones”.  Insha´Allah.

Que Allah (swt) nos permita poder educarnos sirviendo a la Creación, adquiriendo conocimiento,  para ser útiles a la sociedad, y para ayudar a otros a que se acerquen a nuestro Creador. Que Allah (swt) nos conceda ese regalo, y que como derviches lo hagamos todo por amor a Él, insha´Allah.

Recuerden tres hadices hablando de ayuno y esos actos que van a acercarnos a Él dentro de pocos días: “Un creyente es aquel que no va a ser realmente creyente hasta que no desee con todo su ser lo mismo que desea para sí, para otro ser humano.” O aquel otro: “Que el resto de la Creación esté a salvo de nuestra lengua y de nuestra mano”. “Que el resto de la Creación solamente obtenga beneficios de nosotros.” ¡Eyvallah!

“Gracias Suleyman Baba por esta conexión de corazón a corazón que hemos tenido, como tantas veces ha ocurrido, y por este hermoso sohbet que ha iluminado nuestro interior”, concluye Hayyi Orhan Baba.

As Salam ´alaykum wa rahmatullah wa barakatuh.

 

Hayyi Orhan Baba, Hayyi Suleiman Baba – Sábado- 11-3-2017 – La Bendita Ciudad de Estambul – La Adquisición del conocimiento. La historia del visir y el sultán.