Discurso Sheij Tugrul Efendi – Incluso la Luna Creciente de Ramadán se siente diferente

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Incluso la Luna Creciente de Ramadán se siente diferente

“Cuaderno de trabajo” (Programa de Radio “Seyir Defteri)

| Episodio 34 | 28 de Agosto de 2008

Debemos primero notar que la distinción que vemos entre lo material y lo espiritual no existe en realidad; a veces hablamos del aspecto material o a veces del aspecto espiritual de las cosas para explicarlas. No hay una distinción absoluta entre lo material  (maddī) y lo espiritual (ma’nawī), o entre lo interno (bātınī) y lo externo (zāhirī); ellos están allí para ayudarnos a explicar las cosas de manera más comprensible. Aquello que no tiene importancia, no tiene significado [en nuestro ámbito], y aquello que no tiene significado no puede tener un cuerpo material. Si pasamos por ciertos cambios materiales durante el mes de Ramadán,  desde el orden de nuestra comida a aquel de nuestro trabajo, esto es una clara indicación de que cambios espirituales se están llevando a cabo también. O, los cambios materiales ocurren porque los cambios espirituales ocurren. ¿Se han contradicho entre sí el zāhir y el bātin alguna vez? El primero es aquello que todos pueden ver, mientras que uno debe convertirse en un rijāl[1] para poder ver el bātin. En el bendito mes de Ramadán, ciertos cambios suceden invariablemente, interna y externamente, y, en el contexto del mundo y nuestro Islam; estos cambios no se limitan a los países con mayoría musulmana, suceden en todo el mundo, porque es el mes en el cual el Sagrado Corán descendió.

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[1] Rijāl es el plural de la palabra árabe rajul, “hombre”. Pero basado en un ayat Coránica en Sūrah an-Nūr, la palabra carga con más que su significado literal, trascendiendo el género externo. Es, en este sentido, un término de tasawwufī que significa ‘un siervo verdadero (externamente hombre o mujer), quien nunca se distrae de la presencia de Allah y de su remembranza’. Esto es llamado la ‘estación de rijāl’, y, aunque está en plural, a veces se usa como singular. En lo que respecta al significado de esta palabra, Tuğrul Efendim siempre dice, “¿Quién es más un rijāl; nuestra Madre  Khadija o ustedes y yo; Rabi’atu’l Adawiya o ustedes y yo? ¿Quién? Ser un verdadero ‘hombre’, un rijāl no es según los órganos…”

 

Sūrah an-Nūr, āyāt 36-37: “(Que esta Luz de Allah ilumine) tales casas (mezquitas y centros) en las que Allah ha ordenado exaltar (es decir: intensificar su estima y honor) y recordar Su Nombre allí dentro. (Estas son las casas) en las cuales (los siervos de Allah) Lo glorifican día y noche. * (Bendecidos con esta Luz) están aquellos siervos [rijālun] de (Allah) a quienes ni el comercio ni las ventas los desvía de la remembranza de Allah, y de establecer el Rezo y el Zakat (la Limosna Debida. Incluso mientras realizan sus actividades mundanas) ellos siguen temiendo el Día cuando (todos) sus corazones y ojos se derrumben (de terror).”

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Aquellos que saben cómo ver con sus ojos internos, pueden ver la diferencia entre la luna creciente de los demás meses y aquella de Ramadán. Esto no puede explicarse; aquellos que lo experimentan saben. El mes de Ramadán, en palabras de nuestro Amado Maestro (sallallahu alayhi wa sallam), es tan bendito, que dijo, “Si un creyente se regocija con la llegada de Ramadán, se siente complacido, el paraíso se vuelve su deuda.” En otra narración con buenas nuevas, nuestro Amado Maestro dijo, “Un creyente ayunante tiene dos momentos de alegría; el primero ese n el momento de romper el ayuno, el otro es cuando conozca a Su Señor.” En la mesa del iftar, si solo el cuerpo está complacido, entonces algo falta en el ayuno. Uno de los efectos físicos posibles causados por el ayuno es el mal aliento. En un Hadith, nuestro Amado Maestro dice, “El hedor del aliento de una persona ayunante es el mejor olor que alcanza a Allah.” Todos los tipos de mal aliento se originan por comer cosas ilegítimas; si todo lo que comes y consumes es legítimo, entonces tu aliento no huele incluso si comes una cebolla, pero, dado que no es posible que todo lo que comamos, consumamos o hagamos sea legítimo, un poco de mal aliento es inevitable. La belleza del hedor de ese aliento a la vista de Allah viene de esto; mientras esperamos en la mesa del iftar, declaramos con nuestro lenguaje corporal, “¡Oh Señor! No tocamos esta comida legítima, que Tú has derramado sobre nosotros, por Tu causa.” Consideramos la causa de Allah, no la causa de nuestro nafs.

 

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Cada pecado que cometemos aflige a Allah. Sólo pensamos en la recompense y castigo de las cosas. Uno debe alcanzar el estado de satisfacción y contentamiento de “He hecho lo que mi Amado dijo, y no Le molesté.” La meta última no debería ser las recompensas o evitar los castigos; solo están para alentar o disuadir los procedimientos divinos. Un musulmán es refinado y consciente. El Paraíso y el infierno son dos criaturas de Allah; ¡un ‘ārif no corre detrás de las criaturas!

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¿No somos nosotros la ummah de un Profeta, que dijo, “¡Oh Señor! ¡No podemos conocerTe de la forma en que Tú mereces ser conocido!” [mā ‘arafnāka haqqa ma’rifatik]? ¿Qué persona puede decir que se ha perfeccionado en cada aspecto y que debería ser seguido por todos? Todo el mundo, sin excepción, sigue a Muhammad Mustafa, junto a quien no hay ningún otro a ser seguido. Uno puede seguir a alguien quien le muestra el camino que lo llevará a Él, pero no todos siguen esta guía particular… Hay solo una persona que toda la humanidad debe seguir, y él es  Ahmed-ü Mahmud-u Muhammad Mustafa, sallallahu alayhi wa sallam… Si no explicamos eseto correctamente, algunas personas tienden a deificar a sus maestros, murshids, sheikhs, etc… Este es un estado muy peligroso y en algunos casos no hay nada que se pueda hacer para salvar a esta gente. La persona que te guía al camino recto es muy importante para ti, pero no es tan importante para otras personas como lo es para ti, porque la gente tiene todo tipo de disposiciones.

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El valor sublime del ayuno viene principalmente del hecho que es un acto colectivo de adoración. El acto de adoración más largo observado por la mayoría de la gente es el ayuno. Los ritos de adoración no se hacen individualmente, se supone que deben ser observados en congregación. El Salāt es hecho en congregación, sin embargo hay permiso para hacerlo individualmente.

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Una determinada recompensa es más o menos aparente para cada acto de adoración; la gente puede sentir los buenos estados que los llevarán a algún tipo de recompensa. Había un derviche sirviendo a Hz. Mawlānā Rūmī en sus actividades diarias. Hz. Pīr es una persona muy cortés, quien derrochaba cumplidos sobre aquellos a su alrededor por la más pequeña de las cosas que hicieran por él, sin embargo nunca agradecía a este derviche particular. Esto atrae la atención del Sultán Walad [su hijo] y le pregunta a Hz. Pīr acerca de la sabiduría detrás de ello: Hz. Pīr dice, “Hay una recompense para cada buen acto, y nosotros los mortals damos recompensas, gracias, o cumplidos por tales actos, le hemos pagado como mortals en nuestro propio derecho. Si le agradezco, habrá recibido su recompense más o menos; así que no le agradezco a propósito así Allah puede agradecerle en mi nombre; ¡Su recompensa y agradecimiento son eternos!” Dado que el ayuno es la adoración colectiva más larga, Allah el Más Elevado dice, “Yo Mismo, daré la recompensa especialmente.”

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Se establece por declaraciones Coránicas que el castigo de Allah es arder como el fuego. Pero si tú, como un sacerdote de la inquisición, intentas interpretar esta cualidad de arder como el alquitrán o el gas natural o como diferentes formas de torturas, claramente no has comprendido esos āyahs. Tenemos una forma de decir que es, “Fuego ha caído en mi pecho” o “Mi interior está ardiendo” (para expresar una gran angustia, generalmente relacionada a la pérdida de alguien muy cercano a ti). Bueno, ¿me abres tu pecho para que vea si hay fuego allí? Que Allah proteja a todos de esto, pero, especialmente cuando alguien pierde a un hijo… ¿qué tipo de fuego, qué tipo de ardor es ese?  A su vez, ¿es posible aprender Islam de alguien que explica el Puente del Sirat como una soga tirante? Estos son todos símbolos para ayudar a explicar estos puntos sutiles; no puedes explicar el cielo y el infierno tomando estos símbolos literalmente. El resultado neto de todos los actos de adoración es estar con Allah,  vivir con Él 24 horas, 7 días a la semana, no recibir recompensas o protegerse de los castigos… Una de las formas de alcanzar esta unidad es a través del ayuno.

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Tendemos a repetir muy a menudo, uno no puede construir reglas de textos traducidos. Es hora de que dejemos la actitud de “¡Déjame leer el Corán y los Hadith y aprender mi religión!”. Puedes aprender tu religión de alguien que actúa en base a lo que sabe, cuyo rostro y presencia te recuerda a Allah y a Su Mensajero sin lugar a dudas, quien es muy gentil y benevolente, pero que advierte a la gente en cuanto a Allah cuando es necesario; en resumen, puedes aprender tu religión de un ser humano verdadero. La forma de aprender es haciendo. Todas las demás ciencias aparte de Ma’rifatullah son solo conocimientos instrumentales.

Ma’rifah es [esto también coloquialmente se traduce como “el truco es…”] conocer a Allah con Allah.

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La Umrah durante el mes de Ramadán  es la visita más importante a la Ka’ba después del Hajj. Nuestro Amado Maestro nos informa que servir comida a una persona ayunante en su mesa para romper el ayuno es un estado especial. Las organizaciones de iftar abundantes y vistosas no corresponden a los musulmanes, pero es fard ayn, por otra parte, aceptar invitaciones;  no podemos resolver nada evitando tales organizaciones de iftar; “¡Déjame salvarme a mí mismo, no me importa lo que los demás hagan!” no es una buena actitud musulmana. Puedes ir a tales comidas para romper el ayuno y prevenir a las personas de una manera fraternal contra la abundancia de tales grandes cenas; sin romper sus corazones, sin hacerlos sentir inferiores a ti, sin confrontarlos con sus errores.

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Estos ojos han visto a un hombre encender su cigarillo en una mesa de iftar cinco minutos antes del azan del maghrib. En la Ley Islámica, no hay castigo por no ayunar, pero hay una pena prescrita por hacer aparente que no estás ayunando. Un musulmán no tiene el derecho o la autoridad para castigar a otro musulmán por no ayunar, pero existe en la Ley Islámica una pena por comer y beber públicamente, lo cual es un comportamiento de lo más rudo y vulgar.

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La mayoría de la gente equívocamente dice [en Turco] que están “reavivando” [ihya] el mes de Ramadán; no; no importa lo que sea que hagas, no puedes reavivar Ramadán; muy al contrario, Ramadán te reaviva a ti con su llegada.

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Con el anfitrión del programa Sadettin Acar. Las fotos son del 26 de Marzo, 2012.