Acerca de Wujud

 

 

Bismillahir Rahmanir Rahim.

 

La declaración de wujud en sí mismo.

Esa declaración se hace en dos aspectos: en unidad y diversidad, en cercanía y distancia. En similitud e incomparabilidad.

Las cosas que están más cercanas en su conexión con wujud, la unicidad de wujud tiende a manifestar armonía, simplicidad, unicidad, unidad, equilibrio, estado de conciencia (estar presentes, alertas).

Los ejemplos más sobresalientes de esto serían los espíritus, los ángeles. Son invisibles, no están compuestos de nada material que podamos nosotros llegar a ver o concebir, y son relativamente, eternos.

Sé que estas dos palabras, al unirlas, se contradicen un poco, porque el único que es absolutamente eterno es Allah (swt), todo esto en algún momento dejará de existir. Pero sin dudas, los ángeles viven y existen por períodos muchísimos más extensos que el ser humano, períodos que son incomprensibles para nuestro intelecto.

Aquellas otras cosas que están conectadas a la diversidad de los objetos, el otro extremo de lo que recién hablábamos. Tienden a demostrar multiplicidad, a estar compuestos de elementos que podemos percibir, a desequilibrio, unidad, a falta de consciencia, es decir, inconsciencia. Ejemplo de esto son todas las formas corpóreas del universo.

Aquí entramos a un aspecto muy interesante, y permítanme utilizar la expresión “las manos de Allah”, simbólicamente; puesto que aquí hay dos cosas que se reflejan y hablan de una relación muy íntima entre dos conceptos: el de macrocosmos y el de microcosmos.

El universo con toda su dimensión espacial y temporal demuestra una infinita diversidad de wujud  con respecto a cualidades, a maneras de manifestaciones.

Ustedes que son más de la ciudad de lo que soy yo, me pregunto ¿Cuántas veces miran hacia arriba, hacia el universo?  Sé que Oscar está en las afueras, y posiblemente tenga más ocasiones de mirar hacia arriba. Cuando uno está en la ciudad tiende más a mirar hacia abajo para ubicarse en dónde está físicamente. Pero muy pocas veces miramos hacia los cielos y las estrellas.

¿Y qué es interesante al ver eso? La importancia radica en que si podemos ubicarnos, al mirar el espacio, estamos siempre viendo el pasado. A algo que ocurrió, a algo que nos llega a través del tiempo.

¿Cuál es el concepto del universo que tenemos?  Es algo que está en continua expansión, se está siempre distanciando, se está separando.

Entonces las cualidades predominantes ¿Cuáles son? Diferencias, hay grandes diferencias entre los objetos que nosotros podemos llegar a percibir. Hay falta de integración, ya que esto se expande, se está alejando, no se está contrayendo, no es una unidad. Así es como lo percibimos desde nuestro punto de vista, aquí en la Tierra.

Hay, por ende, ignorancia acerca de su composición y lo que es. Y también hay pasividad, aunque hay tremenda actividad en el universo, pero raramente la percibimos.

En una manera opuesta, el microcosmo del ser humano, trae y armoniza diversas cualidades del wujud. Y es la manifestación del wujud en sí mismo.

Desde el momento en que el ser humano es una manifestación de ese wujud, no delimitado, del cual tanto hemos hablado en estos días… Voy a clarificar estas palabras.  En nosotros no existe, sí en el ser humano, y por favor no se ofenda nadie, pero no veo a ningún ser humano en esa habitación y, sin ninguna duda, tampoco yo soy un ser humano. Tengo una forma y tengo una posibilidad de llegar a ese nivel del que estoy hablando.  A ese nivel en el cual hay unidad, hay armonía, hay concentración, hay luminosidad, hay esa habilidad de estar presente, de estar consciente, hay sabiduría y hay actividad.

Todos conocemos el hadiz en el cual Allah (swt) dice que creó al hombre Adam (as) en su propia forma. Es decir que Él trajo al ser humano a la existencia poseyendo los atributos del wujud, y nos ha creado de esa esencia primordial, es decir, que todos sabemos y entendemos, al menos intelectualmente, pero en nosotros existe divinidad, y es nuestra obligación hacer realidad ese potencial.

Entonces wujud designa la disposición original del ser humano.

El ser humano en todo el sentido de la palabra, con esas cualidades de las que hablábamos recién, de luminosidad, de unidad, de armonía, de sabiduría, de actividad, es la manifestación de wujud como wujud.  Nosotros no podemos llegar a apreciar esto de ninguna otra manera. Mientras que cualquier otra cosa que se manifieste  como wujud solamente lo hace en ciertos aspectos de éste, es decir, manifiesta ciertas cualidades.

Hay un punto clave en todo este concepto en el que decimos que aquí hay una cuestión de manifestación y una cuestión de identidad.

Dijimos al comienzo que el ser humano es la manifestación de wujud como wujud, y eso implica una identidad con ese aspecto no delimitado de la divinidad.  Sin embargo, eso es imposible porque Allah (swt) existe, nada más existe. Sólo Allah (swt) conoce, sabe, se manifiesta a través de ese wujud.

Es decir, que nosotros no somos reales. Y la aplicación de la frase La ilāha illa lah, significa eso: que estamos en una dimensión de no existencia.  Siempre habrá diferencias, y éstas existen entre lo real, que es únicamente divino, y lo no real que, si bien tiene aspectos divinos, está separado de esa divinidad por la limitación de nuestra existencia.

Ahora bien, si fuera posible, y en algunos casos es posible, como seres creados es posible, estar en armonía con ese wujud no delimitado, ellos alcanzarían y pueden alcanzar, es el caso de los profetas, algo que Ibn Arabi (ks) denominaba, “la estación de la no estación”.

Vale decir, una persona que alcanza ese nivel demuestra, manifiesta todas las cualidades de wujud en perfecta armonía, por ende todas las cualidades están en perfecta armonía las unas con las otras.

Esto es entonces la actualización de esa disposición original del ser humano, digamos, un retorno a la divinidad de la forma humana.

Es un concepto muy interesante, pues indica que sólo el ser humano en toda la creación tiene la posibilidad de retornar a ese estado original, el “cómo” es otro tema, para todos nosotros.

Imaginen ustedes los siguiente, por ejemplo la luz se manifiesta mostrando colores, ¿Cómo sería poder llegar a ver esa luz primordial que no tenía ningún color; esa luz primordial en la cual todos los colores estaban, tan en armonía, que no necesitaban existir?

Pues bien, si nosotros fallamos en nuestro objetivo de alcanzar ese estado de la perfección de las cualidades, entonces vamos a continuar desarrollándonos si buscamos espiritualmente ese retorno, sólo que se desarrollarán ciertas cualidades específicas y otras no, o lo harán, pero en menor intensidad. Esto significa que ya no estaremos en armonía, pero igualmente estaremos en desarrollo, y esto nos dará la posibilidad de entrar en ciertas estaciones  que son conocidas y que tienen nombre.

La estación de la no estación, con todo lo que hay descripto, con todo lo que hay para aprender, el único que conocemos que alcanzó esa estación  fue Hz. Muhammad (saws). Puesto que ningún otro ser creado llegó a estar en la presencia de Allah (swt) como él lo hizo, a una distancia de dos arcos.

Nada, absolutamente nada creado ha estado jamás tan cerca del Creador. Y esto constituye el gran milagro del Mi’raj.

Regresando al tema anterior, quizás no podamos alcanzar ese estado de perfección absoluta, pero podemos alcanzar otros estados que nos permiten, espiritualmente hablando, ontológicamente hablando, llegar a ciertas estaciones espirituales conocidas.  Y si, por ejemplo, alcanzamos la estación de los ángeles, Insha’Allah, podremos residir en el Paraíso en el Más Allá.

Piensen en la cualidades del Paraíso: armonía, luminosidad, no hay necesidades, todo está provisto. Hay unidad, hay sabiduría, la que adquirimos en esta Tierra. En otras palabras, todas esas manifestaciones que a través de esfuerzo, de meditación, de dhikr, Allah (swt) quizás las recompense con algunas de esas estaciones.

Porque lo opuesto es lo opuesto del ser humano, entonces eso nos puede llevar a entrar a otras estaciones en donde están dispersas las cosas, alejadas, diferentes, en estado de ignorancia, oscuras, densas, como son los niveles del infierno.

Recuerden entonces el simbolismo que hemos establecido, en este momento, para el macrocosmos y el microcosmos, entre el ser humano y el resto de la creación.

Cuando hablamos positivamente de la perfección humana, ésta es vista como la realización de todas las cualidades de wujud latente en la divinidad que existe en cada uno de nosotros. Los seres humanos perfectos, los Insan i-Kamil, son vistos y apreciados como vicerregentes, como khalifas de Allah (swt), y ellos gobiernan  a la creación en Su nombre.

No conozco a ninguno de ellos. Sí a seres que eran, posiblemente, Insan i-Kamil o muy cercanos a ellos, no están más con nosotros. Pero les aseguro que existen, que han estado, están y estarán con nosotros hasta el final de los tiempos.

Siempre hay un qutub en la existencia, siempre están los tres que lo ayudan, están los siete, y están los cuarenta. A ellos saludamos en la ceremonia del dhikr, eso es lo que la persona encargada del dhikr hace: saluda a cada uno de ellos, y antes de hacerlo, saluda a Hz. Muhammad (saws).

Es decir, que todos esos atributos si nos enfocamos en la Realidad Divina, meditamos, hacemos dhikr, hacemos esfuerzos, nos controlamos, rezamos, pedimos, es posible que Él nos regale, con la apreciación de esas cualidades que están en esa parte divina que cada uno de nosotros tiene.

Desde ese aspecto la perfección humana, es vista entonces, como la afirmación completa de la similitud divina.  Porque en nosotros existe esa divinidad, la cual afirmamos a través de las cualidades.

Pero muchas veces esta perfección puede ser vista de una manera negativa. Puede ser vista en su incomparabilidad con el Creador, puesto que no podemos compararnos con quien nos creó. Así pues, vemos y establecemos y apreciamos eso a través de las diferencias.

Desde el momento que no hay nada real, lo único que es real es Allah (swt), todo el resto de lo existente no es real: nosotros pertenecemos a esta segunda dimensión. Desde este punto de vista, entonces, podemos llegar a afirmar que la disposición original nos permite vaciarnos de las cualidades adquiridas.

Y hablamos de estas cualidades adquiridas a través de la vida que nos rodea, lo que absorbemos y entendemos como algo positivo, que muchas veces no lo es. A veces, por ejemplo,  esa habilidad para tratar de sonreír y dar en un grupo social y ser uno, cuando no estamos de acuerdo con éste, lo que ve, pide y tiene experiencia.

O sea, las cualidades adquiridas son limitadas, no tienen lugar en este concepto de wujud. Y vaciarnos de esas cualidades es permitir que wujud se manifieste en sí mismo, en su total plenitud, porque no hay nada que lo detenga.

“Aléjate de ti y ven hacia Mí. Vete, vete de ti y ven hacia Mí.” “Morir antes de morir”. Muchas de estas expresiones  significan esto de lo que estamos hablando.

En otros términos, wujud  que es lo único que no es creado, se manifiesta únicamente cuando nos vaciamos de todo el resto.

Queremos llegar a un punto, y es el de conocer exactamente la posición del ser humano y el potencial del mismo para alcanzar eso que ya existe en nosotros. El concepto es simple en su expresión pero inmensamente complicado para tratar de lograrlo. Pero si nos quedamos sentados sin tratar nada podemos hacer.

Hoy estaba leyendo una historia de una pareja budista.

Él es un señor de unos cincuenta años, que a través de esfuerzos personales y muchos trabajos alcanzó la posición de un maestro de alto nivel. Sé que de las  diferentes escuelas de budismo, esta es la que sigue el Dalai Lama.

Este señor dando clases, aquí en New York, hace unos años, conoció a una discípula, y se unieron y están viviendo juntos.

Ustedes saben que los budistas son célibes y ellos han declarado su estado de este modo. Dicen que pueden vivir juntos sin experimentar las cosas que los seres humanos  hacen cuando están juntos.

Algo llamó mucho mi atención: en el trabajo constante que hacen con sus egos llegaron a lograr respirar al mismo tiempo. Estas son cosas que están muy alejadas de nuestros conceptos. Hicieron un voto de no estar separados de una distancia mayor a quince pasos. Y eso les permite, por ejemplo, si van a un aeropuerto, que cuando ella tiene que ir al baño, él se queda parado en la puerta.

Pero fíjense ustedes, un ejercicio tan simple como respirar, a qué nivel ellos lo han llevado. A nosotros nos gustaría que, en cada inhalación y cada exhalación, pudiéramos pronunciar  “Allah” o pensar “Allah”.

Este estado del cual hablábamos, de estar absolutamente vacío, es muchísimo más complejo que esto.

 

As Salam ‘alaykum wa rahmatullah wa barakatuh.