Bismillahir Rahmanir Rahim
Hay que desarrollar nuestra conciencia para estar presentes aquí y ahora. Esos conceptos en general, son extraños para la mayoría de nosotros, no los tenemos en cuenta. Nos preocupamos por problemas que provienen estrictamente de nuestra imaginación. Hacemos que esos problemas inunden nuestro ser y lo posean. La imaginación en cierta manera, domina nuestro cuerpo, nuestros pensamientos, nuestras, emociones, nuestras acciones. Todo va hacia allí. Hacia eso que la imaginación nos impulsa a hacer. Un maestro sufí decía que la mayoría de la raza humana vive dormida. Esto es permitir que nuestra imaginación se apodere de nuestro ser y haga lo que quiere. Y las cosas que son importantes las olvidamos. Y también nos hace olvidar de las cosas simples, por ejemplo, ¿qué tendríamos que estar haciendo en este momento? Rezar, pero no hay nada listo para hacer los rezos. Porque quizás Allah (swt) no quiere que lo hagamos a hora o a tiempo. Nosotros permitimos que la imaginación nos domine, que nos haga dormir y pasamos las horas, los días dormidos. En este camino eso es cometer casi un sacrilegio, regalando un tesoro que Allah (swt) nos dio, uno de los muchos. Primero el vivir. El vivir tiene un límite y para cada uno de nosotros es diferente de lo que es para el resto. Hablamos del tiempo y ese es uno de los regalos más importantes que Allah (swt) nos dio. Recuerden ustedes que todo lo que vive muere indefectiblemente, todo lo que existe va a morir, simplemente porque existe, esa es la ley divina. Miramos a objetos que los llamamos inanimados, eso significa que no se mueven, pero no significa que no sean seres vivientes, no significa que no tengan alma, que no tengan existencia, más larga o más corta que la nuestra, pero cada cosa que existe vive y va a morir. Para el ser humano el período de existencia es muy limitado. Está limitado por el momento que salimos del vientre de nuestras madres al momento que vamos a descomponernos. Por lo menos el cuerpo en los elementos que retornan a la tierra. Es el período que tenemos aquí en este mundo. Y estar dormido, no estar presente ahora, en el aquí en este tiempo, en esta dimensión, es simplemente, malgastar un tesoro que es irreemplazable y que se agota porque cada segundo que pasa no lo podemos comprar de vuelta. Por eso, no solamente no podemos, es más, no tenemos derecho a malgastar ese tiempo, no tenemos derecho a malgastarlo pensando en cosas que sólo son producto de nuestra imaginación. Si uno está en un camino espiritual es para despertarse. ¿Qué es el tiempo? El tiempo es relativo para el ser humano desde donde está viendo ese tiempo. Una vez hablamos de la teoría de la relatividad. Esta teoría dice que si los seres humanos pudieran viajar a la velocidad de la luz en un vehículo y supongamos que quisieran llegar a la estrella más cercana que está aproximadamente a un millón de años luz de distancia de nosotros fuera del cohete sería un viaje sin retorno. Porque, fuera del cohete, el tiempo transcurriría al mismo ritmo que transcurre aquí en la tierra, para nosotros en este momento. Es decir que sería un millón de años para ir y un millón de años para volver. Pero esto no pasaría dentro del cohete. Allí, aplicando esta teoría de la relatividad, el tiempo pasa más despacio. Es decir, se había estimado que si fueran a esa estrella tardarían diez generaciones en volver. Los seres que parten no vuelven más, pero diez generaciones después sus descendientes están vivos y si todo funciona bien pueden regresar a la tierra. Ahora ¿cuál es el tiempo real? ¿El que transcurrió fuera de la nave o el de adentro de la nave? El ser humano necesita medir su existencia porque nuestro cuerpo tiene un tiempo biológico, simplemente cuando pasan cierta cantidad de horas del día, tenemos hambre y después nos acostamos porque estamos cansados. El ser humano, instintivamente sabe, que a una hora del día tiene que descansar. Ese fue el comienzo de empezar a medir, de tener un punto de referencia. Nuestro intelecto trabaja con esos puntos de referencia. Necesitamos ordenar cosas, nosotros somos una perfecta computadora, necesitamos ordenar las cosas de cierta manera que tengan un sentido y saber hacia dónde vamos o por lo menos saber que estamos buscando algo. La mayoría de todos nosotros nos pasamos buscando ese algo relacionándolo con el mundo material. Cuando comenzamos un camino espiritual empezamos a ver quiénes somos y ya no tenemos más la excusa de la ignorancia. Volviendo al tema del tiempo es una medida de nuestra existencia y de la existencia de las cosas. ¿Cuál de los dos tiempos es el real? Los dos, dependen desde donde uno lo está viviendo. Hay que estar despiertos. El Usul para nosotros es una parte muy importante para estar juntos, porque es un rezo. Es un rezo en el cual las cosas tienen que estar listas a su momento. Si no podemos estar despiertos de la puerta hacia fuera tratemos por lo menos de estarlo aquí dentro. El tiempo en Islam tiene un papel preponderante. Saber dónde estamos en el momento que ocurre estar presentes. Por eso tenemos las cinco oraciones diarias que se cumplen en un horario. Tenemos una etapa esencial y primordial para estar aquí. Una etapa esencial, primordial y única en todo el trayecto del alma es ahora, el tiempo que estamos pasando en este cuarto. Por eso les pido que sean conscientes de eso. No malgasten el tiempo. Es muchísimo peor que malgastar dinero, porque ese minuto que pasa sin aprender algo, sin hacer algo útil sin estar en un estado mental correcto es un momento que lo perdieron. Y cuando llegue el momento de irnos, lo crean o no, en el instante en que el alma deja el cuerpo nos van a llevar a un lugar que es la tumba y el alma continúa viendo la tumba desde arriba, sufre con lo que pasa en esa tumba o está contenta porque no hay fuego en el infierno. El fuego lo llevamos desde acá y no hay tesoros en el paraíso. El tesoro lo llevamos desde acá. ¿Cuál es el combustible del infierno o los tesoros del paraíso? Lo que hacemos en esta tierra. Todo eso comienza con la intención, con el pensamiento. El pensamiento también cuenta en las malas y en las buenas obras. Y eso lo vamos a deber en el último momento frente a nuestra tumba. Muchas veces les dije cuando aceptaron el Islam que ustedes solo fueron invitados a un camino. Ustedes aceptaron transitarlo. No les prometí éxito ni que fuera fácil, ni que iba a ser algo que podíamos tomar y dejar. Les dije las ventajas y desventajas. Las desventajas son que las libertades que nos permitíamos antes debemos tratar de coartarlas porque somos esclavos de eso que creemos que es la libertad. Somos esclavos de esos pensamientos, de esas intenciones, de esas ambiciones. Somos esclavos de todo eso. Entonces cuando pensamos que somos libres no rezamos más. Nos vamos de acá porque decimos ser iguales al resto. Pero sepan que, si hacemos eso, simplemente respondemos a una parte nuestra, del ombligo hacia abajo, la que nos une a la tierra. Eso es todo lo que hacemos, aquí, lo que estamos tratando de lograr, poco a poco, con muchísima paciencia y con mucho dolor, es tratar de llegar a ser. Seres humanos. Si queremos solamente alimentar la parte animal, señores no pierdan el tiempo. El animal come, duerme, pelea por lo que quiere, va marcando territorio, quiere tener ese pedazo de tierra y que nadie más entre, porque ahí es donde va a hacer lo que tiene que hacer. Eso es lo que hacemos nosotros, nos levantamos a la mañana y nos vamos a desayunar, ¿té o café?, y el día pasa. Tenemos que ganarnos el dinero, pero inmediatamente llaga las diez de la mañana y nos preocupamos por el café que nos vamos a tomar, de lo que tenemos que hablar, al mediodía volver a comer, a la tarde o a la noche ¿qué vamos a cenar, que amigos vamos a ver que personas vamos a conocer? Y así transcurre el tiempo. Nos preocupamos de este mundo: si me va a alcanzar el dinero para pagar, si me voy a comprar una casa más grande. Este mundo puede ser nuestro paraíso o nuestro infierno. Hablamos del espíritu ¿qué es lo que nos inquieta? El alma nos inquieta. El alma nos empuja a movernos, a llorar, a tener angustia, a sentirnos que no hemos llenado nuestra vida, que no sabemos cuál es el propósito de nuestra vida, esa es otra parte nuestra que nos está empujando. Ustedes no llegaron acá porque lo oyeron, lo leyeron, alguien los trajo o lo que sea, era el destino de cada uno de ustedes y si mañana no están, es el destino de ustedes también, e Insha’Allah, que no pase. Llegaron acá porque, espiritualmente, tenían una necesidad y la necesidad tiene que ser alimentada, si la abandonamos y nos ponemos a pensar en todas las cosas que nos pasan, que la mayoría son tontas, sin sentido y sin razón y nada importantes, y no rezamos porque no me da la gana, porque estoy enojado, todavía peor, esa sería una buena razón. Pero hay algunos de nosotros que no rezamos porque decimos que somos sucios, que no me merezco estar frente a Allah (swt), por supuesto que no, ¿quién se merece estar frente a Allah (swt)? ¿Quién es limpio? Yo no. Había una mujer en Baghdad, una santa, que andaba totalmente desnuda por la calle (ustedes saben las reglas del Islam), la quisieron cubrir, tapar, aconsejarle que se cubriera, ella les decía: “¿Por qué me voy a cubrir? Una mujer se tiene que cubrir si hay hombres”. Yo no veo ningún hombre, así que voy a andar desnuda.” Y así anduvo un montón de tiempo. Un día, llegaba a una esquina y mira y ve a un hombre; a un señor de edad y empieza a gritar: “¡Por favor, cúbranme que hay un hombre! ¡Por favor, tápenme!” Estaba desesperada para que la cubrieran porque estaba desnuda frente a un hombre. ¿Por qué les digo esto? Nadie es limpio, si fuéramos limpios no estaríamos acá, no estaríamos hablando, no estaríamos reunidos, el que está limpio es el santo y el santo esta con Allah (swt), donde esté, está con Allah (swt), no necesariamente en una cueva, o en una iglesia o aquí en una mezquita, él está con Allah (swt) dondequiera que esté. Pero nosotros no somos santos. Por favor, tengan cuidado con esto del tiempo. Porque estar conscientes del tiempo es comenzar a estar presentes y comenzar a desarrollar un poco nuestro estado de consciencia. Dios, Allah (swt), Jehová, o como quieran, no necesita nuestros rezos, en absoluto, nosotros necesitamos rezar para estar conectados a Él, para alimentar el alma, entonces el alma comienza a ponerse más contenta y comenzamos a sentir esa ayuda, ese deseo de estar más cerca de Allah (swt) y al desear estar más cerca de Allah (swt) todo comienza a cambiar alrededor nuestro, nuestra manera de ver las cosas, nuestra manera de entenderlas. ¿Para qué hablamos del intelecto? Piensen ustedes en el intelecto. ¿Cómo vamos a hablar del intelecto si las cosas esenciales no están?
La interpretación de los sueños es un regalo que Allah (swt) otorgó a Moisés (as), al Profeta Yusuf (as), y a muchos más. No hay reglas escritas, ni van a estar jamás escritas para la interpretación de los sueños. Hay sueños que se interpretan y hay otros que no, depende de donde vengan y que es lo que contengan esos sueños. Está el sueño del ego, el angelical, el diabólico y el sueño que viene directamente de Allah (swt). El sueño que viene directamente de Allah (swt) no necesita interpretación, es así, como viene. El sueño del ego no se interpreta, ¿se acuerdan la historia de la sed, del derviche que quería soñar con el Profeta (saws)? Un derviche fue a ver a su Sheikh porque quería soñar con el Profeta (saws) y el Sheikh le dice: “Esta noche cuando vas a tu casa, te compras un kilo de bacalao bien salado, haces un buen guiso, comes todo lo que puedas de ese guiso y te vas a dormir.” Esa noche va a su casa, como un buen derviche y hace lo que el Sheikh le dijo, y soñó con manantiales de agua cristalina. A la mañana siguiente se levantó muy enojado porque no había soñado con el Profeta (saws), entonces fue a ver al Sheikh y le dice que soñó con manantiales. Entonces el Sheikh le dice: “Bueno, esta noche haz el mismo paso.” El derviche lo volvió a hacer y en vez de soñar con manantiales, soñó con lagos para apagar la sed que le había dado el bacalao bien salado. Nuevamente se dirige al Sheikh y le dice que otra vez pasó lo mismo; pero esta vez fue un lago; el Sheikh le dice: “Házme caso.” El derviche fue a su casa y se comió el kilo entero del guiso, y soñó con el océano, y en el sueño ya no sabía que más tomar para calmar su sed. Muy enojado va a ver al Sheikh y le dice que le había hecho gastar tiempo y dinero; el Sheikh le respondió: “Cuando tengas tanta sed como para ver al Profeta (saws) lo vas a ver.” Aquí no está la intención ni la imaginación, está la verdad. Si realmente amamos a alguien debemos actuar de acuerdo a ello. Si amamos al Profeta (saws) debemos actuar de acuerdo a lo que él representa, de la manera en que él vivía. El sueño diabólico no se interpreta, porque viene de un lado malo y el sueño angelical es el único que el Sheikh interpreta. El sueño, simplemente, le indica al Sheikh en qué estado se encuentra la persona. Muchas veces no soñamos con cosas que nos van a pasar a nosotros, sino que le van a pasar a otros. ¿Por qué no hablamos de sueños? Porque la mayoría de nosotros nos involucramos demasiado con esas cosas. Nos quedamos colgados con ese tema. Intentemos estar presentes ahora, en esta dimensión. Si damos ese primer paso, el resto viene Allah (swt), nos toma de la mano y nos lleva. En un momento nos va a permitir correr hacia Él. Son los pasos básicos. Siempre hay que evitar la envidia cuando uno quiere trabajar con la espiritualidad. Este mundo puede ser muy bello o muy feo según como lo miramos. La vida no es fea, Allah (swt) no creó nada imperfecto, nosotros cambiamos las cosas influenciadas por lo que pasa exteriormente.
Cierto día de fiesta, a finales del siglo XIX, en las plazas que rodeaban el palacio se reúnen los hombres más notables de la ciudad de Istanbul para realizar clases abiertas, e invitan a los Sheikhs de cada hermandad. Entre ellos se encontraba el Sheikh de nuestro Talife, quien compartía mesa con el ministro de salud; un médico que se había educado en Francia. Mientras hablaban, venía gente a saludarlos y mostrar sus respetos. De repente, se acerca una mujer con un bebé en brazos y les pide que recen para que el bebé se cure de la fiebre amarilla, el Sheikh comienza a rezar. El ministro de salud empezó a gritar indignado, diciendo que eso era brujería y que las enfermedades se curaban con medicina y con inyecciones. El Sheikh lo mira, y lo empieza a insultar. El ministro se pone rojo de ira por las palabras insultantes, y cuando el Sheikh ve que estaba muy alterado le dijo que lo perdonara, pero que se pusiera a pensar que, si palabras insultantes habían cambiado todo su metabolismo y producirle tantos nervios, entonces lo que podrían llegar a hacer palabras sagradas sobre el metabolismo de una persona. Si creemos en la palabra que cura, tenemos que ir a buscarla en aquel que sabe, que llegó a Allah (swt), a aquel que está de la mano de Allah (swt). El que no tiene un maestro, tiene como maestro al diablo, no porque lo vayamos a adorar y a clavar agujas, prender velas y hacer cosas raras, no digo eso, porque el diablo no está afuera, estamos nosotros en su propiedad, digamos que estamos en sus manos, dominados por muchos instintos, ¿por qué a Jesús (as) se le dice el hombre perfecto?, porque había dejado el mundo para estar únicamente con Dios. Cada uno de nosotros es Sheikh y discípulo al mismo tiempo, porque si yo no puedo aprender de ustedes, estoy ciego. Permanentemente el intercambio entre discípulo y maestro ocurre. Pasó con nuestro Sheikh actual, era un sabio que escribió un libro, su vida religiosa comenzó a los cinco años, él murió con la cabeza sobre la alfombra rezando. Yo sabía que iba a morir, esa noche se despidió de su mujer, y le dijo: “Nos vemos pronto”, ella también sabía que esa noche no lo iba a ver más, y como sabía que se iba a morir, trató de morir de la mejor manera posible, rezando.
Ese Sheikh estaba una vez en Medina, una de las tres ciudades más importantes para los musulmanes. Medina está mirando hacia el desierto, lo que se llama en Arabia Saudita “el cuarto vacío”, cuarto refiriéndose a territorio. Uno mira al cielo celeste y ve una línea parecida a la del smog, que es polvillo de la arena del desierto. Una tarde fue a visitar la mezquita donde descansa el Profeta (saws) y estaban tomando té con un grupo de gente, y viene un chico de ocho años con una escoba, sacando el polvo de la acera, levantó una polvareda impresionante, entonces el Sheikh se da vuelta y le dice: “¡Despacio, despacio! ¿no ves todo el polvo que estás levantando?”, el niño se da vuelta y le dice: “El polvo de Medina limpia”. Es como un polvo sagrado, porque por ahí caminó el Profeta (saws). El Sheikh se da vuelta y le dice a uno de los maestros que estaba con él: “Aquel niño es mi Sheikh”.
Relató esta historia a miles de personas. ¿Cómo aprendemos? Mirándonos los unos a los otros. Si nuestro espejo es el espejo de nuestra alma entonces yo los miro y me veo a mí mismo, porque en ustedes veo mi reflejo. ¿Cómo entendemos esto? Usemos la historia de Moisés (as). Él tiró su bastón frente al Faraón y se convirtió en una serpiente ¿cómo pasó eso? ¿Por qué? El bastón, de verdad, se convirtió en una serpiente porque el Faraón se miró en Moisés (as) y el Faraón se vio a sí mismo, y se dio cuenta de que su naturaleza era la de una serpiente. Eso es verse reflejado en el otro.
As Salam ‘alaykum wa rahmatullah wa barakatuh
Sohbet de Hajji Orhan Baba. “De la conciencia.” Miércoles 1-03-2010