Los milagros

Bismillahir Rahmanir Rahim.

Ha habido una serie de cosas sucediendo alrededor nuestro, y a pesar de todo eso surgió el interrogante acerca de los milagros.

Realmente me causa gracia, pues a pesar de lo que sucede en el mundo y nos está sucediendo a nosotros, algunos se preocupan por la cuestión de milagros.

Nos preocupamos por la cuestión de milagros. Es interesante.

Hoy pensando en el nafs, en el ego, fui a una peluquería donde voy una vez por mes a recortar el cabello de acuerdo a las reglas occidentales, y veía cuánta atención nosotros ponemos en esta parte nuestra (la cabeza). Que debemos lucir de cierta manera, tener un cierto aspecto, un cierto corte. En fin, eso por un lado. Y por el otro, nos preocupan los milagros.

Dos partes del ser humano: una, la que nos conecta al mundo. Continuamente mirando hacia acá, hacia abajo, a ver multiplicidad. Y después está esa otra parte que no es temporal, ni está condicionada a tiempo y espacio, que es el alma.

Y esa parte quiere regresar al Creador, esa parte es la que ve los milagros, que ve la conexión entre el ser creado y El que lo creó.

Con respecto a los milagros siempre hubo discrepancia en referencia a lo que se llama milagros evidenciables, y los que son simplemente milagros.

Los milagros evidenciables son aquellos que fueron otorgados a los Profetas (as). Y los milagros comunes, karamat, son aquellos que ocurren a través de los santos en nuestro camino.

El nuestro es un camino por demás interesante.

Antes de hablar de los milagros, sufismo, como lo conocemos hoy en día dentro de hermandades establecidas, comienza realmente a formarse en tariqas en la época del imperio Abassí en Islam. Y comienza a tomar las formas que nosotros vivimos hoy en día.

Algunos pesimistas prefieren opinar que el sufismo verdadero fue aquel de la época de Hz. Muhammad (saws) y los primeros tiempos, y no hay ninguna duda de ello.

En aquella época sufismo era una esencia sin nombre. Y dicen que ahora es un nombre sin esencia. Realmente no creo que sea así, pero cada uno debe tener su propia concepción acerca de ello.

El hecho de que nos estemos comunicando, de que estemos hablando de estos temas, en el mundo de hoy en día en sí mismo es un milagro.

Hz. ´Ali (ra) en uno de sus muchos magníficos discursos, estaba dando un jutba sobre la situación del mundo en aquel momento. Y mientras yo leía sobre ese tema del que él hablaba dije: “¡Allah! ¡Allah!”. Está describiendo el mundo hoy, ahora, en este momento. Lo mismo ocurría en su época. Simplemente después que Hz. Muhammad (saws) partió al Más Allá, exactamente lo mismo. Leía las palabras que él decía, y parecía como si estuviera leyendo un diario o escuchando un noticiero de lo que ocurre en este momento, en este mundo.

El milagro evidenciable, mujizat en árabe, tiene que ver con publicidad. ¿Por qué? Porque el mujizat es aquel que va a influenciar a mucha gente. Acabamos de celebrar uno de ellos, el Mi´raj de Hz. Muhammad (saws)  un antes y un después en nuestra religión.

Los que quedaron fueron los que llevaron la palabra de Allahu Ta´ala, transmitida a Hz. Muhammad (saws) durante un período de veintitrés años, exactamente el número de grados en que la Tierra está inclinada, 23°. Y durante esos veintitrés años él recibió la revelación del Corán i-Karim, y éste descendió por una razón: como el milagro que resumía todos los libros enviados en uno, que no iba a ser alterado por las manos del hombre hasta el final de los tiempos. Y así ha sido preservado.

El karamat, el milagro de los santos, es particular a la persona a través de la cual desciende a este mundo. La persona, el santo que recibe ese milagro, incluso no puede estar seguro si está siendo engañado por el ash-shaytan ir-rayim o no, hasta ver los resultados del milagro que ocurrió.

El otro día, ustedes recordarán que les relaté la historia de quien dicen es el “Sultán de los qutubs”,Hz. Abdul Qadir Al-Jilani (ks) cuando un día con un grupo de sus descendientes estaba dando un Sohbet, de pronto se detiene y arrojó uno de sus zancos de madera hacia el aire. Voló, cruzó tierras y cayó en la cabeza de alguien que estaba a punto de violar a una de sus hijas espirituales en otras tierras muy lejanas adonde eso estaba sucediendo.

Cuando hablamos de los milagros evidenciables, se habla de que ellos son prueba de la veracidad, de la estación de la profecía de aquellos que lo han recibido, como ha sido el caso de tantos milagros descriptos a diferentes profetas a través de los tiempos.

Y no hay diferencia del karamat del santo,  solamente en la difusión que ese milagro tiene, como he dicho, los milagros de los profetas afectan a mucha gente. El del karamat es particular de ese santo, en ese momento, en esa situación.

En una oportunidad, el Profeta (saws) estaba en Medina con sus compañeros. Estaba hablando y de pronto ve a uno de sus primeros compañeros que se encontraba todavía en Meca, Jubaib era el nombre. Y los infieles de Meca lo habían encarcelado. Y él, estando allí, recibe el milagro de ver a Hz. Muhammad (saws) en ese momento en Medina.

Cuando lo vio al Profeta (saws) dijo: “¡As Salam ´alaykum!” Allah (swt) hizo que el Profeta (saws) oyera la salutación de Jubaib y le respondió.

Más tarde les relató este hecho a sus compañeros y lo que le ocurría a Jubaib.

Ahora bien, tenemos dos aspectos para mirar este hecho: en primer lugar la ausencia de espacio, porque Jubaib lo vio al Profeta (saws), él estaba en Meca y Hz. Muhammad (saws) estaba en Medina, a cuatrocientos kilómetros de distancia. Es decir que de alguna manera ese espacio, esa diferencia, esa distancia, desapareció. Y también desapareció el tiempo que se tarda en viajar entre una y otra.

Es decir, que en este caso podemos percibir que cuando estos hechos ocurren prueban que hay circunstancias bajo las cuales tiempo y espacio desaparecen.

Si queremos percibir esos conceptos intelectualmente no podemos. Vemos cómo ocurren. Observamos, si Allah (swt) nos otorga el regalo de ver algo así, pero no podemos participar. Sin embargo, aunque no podemos reproducir lo que está ocurriendo, somos parte de eso al observarlo.

Ahora ustedes están participando, lo mismo que este faqir, en esa situación simplemente hablando de ello.

Pues bien, no podemos hablar más de milagros evidenciables porque Hz. Muhammad (saws) fue el Sello de los Profetas y nadie más va a regresar.

El karamat de los santos continúa sucediendo a aquellos que tienen la posición espiritual bajo la cual esos milagros les son otorgados.

¿Por qué estoy hablando de este tema y poniendo este énfasis? Simplemente porque todos en este camino insha´Allah tenemos la misma intención. La intención de transitar de la multiplicidad  a la Unidad y a la Unicidad. Es un trabajo que posiblemente lleve el resto de nuestras vidas, y demanda algo: la superación de la estupidez en el ser humano.

Les ruego me disculpen por utilizar esa palabra, pero caemos en la estupidez cuando empezamos a ver cosas en otros, estamos en el camino… A mí me dijeron, no hace mucho tiempo cuando le pregunté a alguien: “¿Por qué no va al dergah?” Y esa persona me respondió: “Bueno, porque no me gustan ciertas cosas”.  Dije: “Ok. Eyvallah. ¿Va a algún otro dergah?” Me respondió nuevamente que no lo hacía. Y pregunté de nuevo: “¿En qué mezquita hace el salat de los viernes?” La respuesta fue: “No voy a ninguna.” Entonces esa persona no tiene un problema con otros, sino un problema consigo misma.

Lo mismo sucede cuando hablamos mal de otros seres humanos que nos acompañan. Si vemos esos defectos en otros recuerden el ejemplo del espejo: nos estamos mirando a nosotros mismos, porque si esos defectos no existieran en nosotros no los podríamos reconocer en otro ser humano. Es decir que están allí, y esa es una herramienta de trabajo.

Pero regresando al tema de los milagros que es mucho más lindo, un santo llamado Ibrahim Khawas, un hombre dedicado totalmente a este camino, gustaba de ausentarse e ir al desierto y estar allí en meditación por largo tiempo.

Un día, en uno de esos proyectos de él se iba, y de pronto aparece alguien que empieza a caminar al su lado y Hz. Khawas se da vuelta y dice: “¿Sí? As Salam ´alaykum”. El otro no responde, pero pregunta: “¿Hacia a dónde vas?” Hz. Khawas lo estaba mirando con un poco de asco, y el otro le dice: “Yo voy contigo”. Hz. Khawas dice: “No, no.” El otro dice: “Sí, sí. Voy contigo.” Y nunca se habían visto antes. En tanto el otro que quería acompañarlo le dice: “Mira Ibrahim, vengo desde muy lejos para estar contigo, para servirte, para aprender. Yo soy un sabeano”.

Los sabeanos o sabeos eran muy antiguos cristianos mencionados en el Sagrado Corán tres veces. Se cree que son anteriores al advenimiento de Hz. Saleh (as) y que el libro de ellos era el “Libro de Sabur”, que le fuera otorgado a Hz. Daud (as). Hay discusiones, simplemente por el tiempo, la distancia en este caso, sobre si son o no los “Salmos” de David (as) pero ellos tenían como guía ese libro, y eran místicos del cristianismo. A través de esa escuela mística este hombre apareció al lado de Hz. Ibrahim Khawas y le dijo: “Quiero ir contigo”.

Cuando este hombre sabeano mencionó que era cristiano Hz. Khawas se sintió un poco mejor porque ahora entendía el motivo de su rechazo, pues lo consideraba un infiel, y se ponen a caminar.

Cuando se estaban yendo Hz. Ibrahim Khawas le dice: “Pienso, monje, que sufrirás mucho a mi lado porque no tengo ni pan ni agua ni nada para darte si sientes hambre”. Él dijo: “He caminado mucho tiempo, muchas largas distancias. Eso en este momento no importa”.

El santo se maravilló con la respuesta que le dio este hombre y empezaron a caminar. Continuaban caminando y así, siete días sin comer ni beber.

Finalmente en el séptimo día este santo dice: “Oh Ibrahim (refiriéndose a gente en el camino) hablan cosas magníficas de ti, y en el mundo conocido todos hablan de lo que tú sabes y de lo que tú haces. Y si puedes hacer lo que tú dices y haces es porque tú tienes intimidad con el Creador. Pídele en este momento que nos ayude porque yo no puedo dar un paso más.” Y allí nomás cayó sin ninguna fuerza y no podía moverse.

Hz. Ibrahim Khawas se apartó un poco, miró hacia el lado de la Ka´ba y dijo: “Oh Allah, no me hagas pasar vergüenza enfrente de este no creyente quien piensa bien de mí.” Y cuando estaba levantando la cabeza del monje, enfrente de él había un plato con dos panes y dos vasos de agua. Con el Bismillah del cual hablábamos el otro día, bebieron el agua, comieron los panes y siguieron su camino.

Pasaron otros siete días sin  provisiones, siete días sin nada. Y Hz. Ibrahim Khawas le dijo al monje: “Ahora es tu turno de pedir para ambos.” El otro lo miró, se agachó y comenzó a rezar con la cabeza en la tierra. Lo que decía no le resultaba posible oír a Hz. Ibrahim Khawas e instantáneamente aparecen dos platos con cuatro panes y cuatro vasos de agua.

Aclaro que no es posible para un no-creyente, y pongo énfasis en no-creyente, sin referirme en especial a cristianos, judíos ni nadie. Estoy hablando de no-creyente.

No es posible para un no-creyente que milagros le sean otorgados.

Ustedes saben, y hay muchas historias, de milagros otorgados a gente sin cada una de las religiones monoteístas, a seres especiales.

Hz. Ibrahim Khawas dice, hablando con el Creador: “¿Cómo es posible que esto le haya sido otorgado a quien es llamado un no-creyente. Yo no lo puedo comer, para mí no es lícito hacerlo de la mano de alguien así.” Este no-creyente se da vuelta y le dice a Hz. Ibrahim Khawas: “Ibrahim, por favor como de esto, porque es halal. Te daré la alegría de dos cosas. La primera es la de mi conversión a Islam: Ashadu an lâ ilâha illâ llâh wa Ashadu anna Muhammadan ´Abduhu wa  Rasuluhu. Además quiero decirte que Allah te tiene en un increíble lugar de honor entre sus santos”.

Hz. Ibrahim Khawas estaba totalmente sorprendido con lo que sucedía, se suponía que él era quien tenía una conexión cercana al Creador, y mientras tanto pensaba y rezaba: “¿Cómo es posible oh Allah que esto esté ocurriendo?” Y el hombre que recién se había convertido al Islam le dijo: “Yo no tengo poderes milagrosos, pero la vergüenza que tuve cuando me habías dicho que era mi turno hizo que apoyara mi cabeza en la tierra y que le pidiera a Allah por favor que me diera dos panes y dos vasos de agua, si la religión de Muhammad es verdadera. Y que me dé dos panes más, y dos vasos más de agua si Ibrahim Khawas es uno de Sus santos”. Allah (swt) envió cuatro panes y cuatro vasos de agua.

Hermoso camino, hermoso regalo.

Sufismo es el camino de unión con el Creador.

Cuando comenzamos decimos el primer aspecto, Ma´buda illâ llâh: “Nadie es merecedor de adoración sino Allah”.

El segundo es Maqsuda illâ llâh: “No hay propósito ni objetivo sino Allah”.

El tercero es Maujuda illâ llâh: “Nada existe sino Allah”.

En estos estados la dualidad desaparece, la multiplicidad desaparece, el atribuirle asociados a Allah (swt) desaparece. Pero todo el mundo lo ve en ese primer nivel, como algo que continúa existiendo.

¿Y cómo hacemos para negar la multiplicidad en ese caso?

En el segundo nivel el problema continúa, pero Allah (swt) se convierte en el único objeto de nuestro deseo, en negar la existencia de todas las cosas que vemos, que nos rodean, porque lo queremos a Él y a Él nada más.

Es decir, nuestro objetivo está ahí, pero seguimos observando multiplicidad reducida. Y realmente unión, unidad, se obtiene en el tercer nivel.

No se trata solamente de negar la multiplicidad, sino de ver y encontrarnos simplemente como uno con El que Vive Eternamente. En este nivel todo lo que nos ata al mundo no desaparece. Pero no es más el modo en que nos conectamos con el resto.

Nuestros sentidos dejan de tener preponderancia en nuestras vidas, en cómo observamos el mundo, en cómo nos conectamos con el Creador.

Ahora, la causa de todo lo que es diabólico, de aquello que es deficiente y demás somos nosotros, está en nosotros. El shaytanir-rayim lo vio, sólo que él lo vio con arrogancia. El diablo lo vio cuando el hombre fue creado.

Dicen que el shaytan el maldito rezó por seis mil años al Creador, de manera ininterrumpida.

Habría que ver qué significa seis mil años, porque esto sucedió antes de la Creación.

Nuevamente surge aquí la discrepancia.

Para nosotros los años en este mundo, en esta dimensión tienen que ver con el sol y la luna, las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana, los doce meses del año.

Pero cuando todo esto no existía ¿qué era un año? Nadie nos puede brindar una respuesta. Sin duda, fue alguien que estuvo adorando al Creador durante muchísimo tiempo. Y de alguna manera sintió que tenía derecho a la arrogancia de negarse a lo que Allah (swt) le había ordenado a todos Sus ángeles: postrarse ante la forma humana, Adán (as) una vez que Allah (swt) puso Su aliento y dio vida a esa forma humana.

Volviendo al hecho de que aquello que es deficiente y diabólico está en nosotros… pero, si nosotros no existimos y además nuestra existencia es temporaria, si la queremos ver con estos sentidos, entonces todo eso es como una brisa que pasa, mientras que el Creador es Eterno.

Este camino conduce, para aquellos que realmente trabajan, a un estado llamado  Baqa-bi-llah, que significa “Existir en Allah”. Y no nos convertimos en Allah (swt) sino que simplemente el concepto de nuestra existencia, de todo lo que nos rodea desaparece, y sólo Él existe y nosotros en Él.

Una gota que cae en el océano no se convierte en el océano: se disuelve en él.

El estado de Baqa-bi-llah es el estado de Insan i-Kamil, del “Ser Perfecto”.

Ruego que Allahu Ta´ala otorgue a todos y cada uno de ustedes ese estado insha´Allah en algún momento antes de partir al Más Allá. Ése es el objeto de nuestro camino. El objeto de transitar este camino, el motivo por el cual estamos en él. El deseo que debería consumir nuestra existencia.

Y si no llegamos a ese estado, nos queda la esperanza de que si nuestra intención es genuina, Allah (swt) nos otorgará eso en el momento de la transición, en el momento en que la vida se vaya de este cuerpo insha´Allah. Amin.

Ruego y pido la intercesión de Hz. Muhammad (saws) para que este pedido y este deseo se convierta en realidad para todos nosotros.

 

As Salam ´alaykum wa rahmatullah wa barakatuh.

Hayyi Orhan Baba – Sábado 29-4-2017 – Sobre los milagros (Los Milagros de Allahu Ta´ala).