Bismillahir Rahmanir Rahim
En un momento, Hz. Ahmed de Rufai (ks) va a Medina, a la Tumba del Profeta (saws). Para aquellos que han estado allí, saben lo que se siente al estar tan cerca del lugar donde él vivió y por donde él caminó. Para aquellos que transitan y que tienen una conexión con este Camino Espiritual es imposible no encontrarse en algún momento con el amor del Profeta (saws), es decir, comenzar a profesar ese amor. La silsilah, dentro de las Órdenes Sufíes, significa eso.
Uno se inicia en una Orden Sufí, legítima, que es musulmana, y aclaramos esto porque no hay Sufismo sin Islam. Algunos lo pueden llamar como quieran, pero no es Sufismo. La base del Sufismo es la base de Islam, porque son uno, a ese inicio se le denomina el acto de bayat, descrito como “tomar mano”, y uno toma mano con aquel que está autorizado a darla, el que está autorizado a darla, a su vez, tiene la mano del que lo autorizó, de su Sheikh, su Sheikh de su Sheikh, y así la cadena sigue a través de los tiempos de manera ininterrumpida hasta Hz. Muhammad (saws), e Insha’Allah, de su mano, cuando llegue el momento, estaremos frente a Aquel que nos va a juzgar.
Hz. Ahmed Rufai (ks) sintió estar frente a la Tumba del Profeta (saws). La casa del Profeta (saws) junto a Hz. ‘Aisha (ra) era muy pequeña, y tenía solamente una sala contigua, de cuya pared, cual cuando él muere, fue derrumbada. Eso era toda su casa, la casa del Profeta (saws), del rey de los musulmanes de su época. Por eso se dice que Sufismo fue al comienzo “una realidad sin nombre”, y a través de los siglos se ha estado convirtiendo en un “nombre sin realidad”.
Este Camino es muy difícil porque para llegar y avanzar a cualquier lugar hay que conocerse a sí mismo. En la vieja escuela de Pitágoras había un escrito que decía: “Conócete a ti mismo en todo lugar y en todo momento”.
El proceso de conocerse a sí mismo, a veces no es muy placentero, a menos que aquel que desee seguir este Camino sea de por sí una persona excepcional, ya que hay seres puros que ascienden rápidamente los diferentes grados espirituales. Muzaffer Efendi (ra), que empezó a rezar cuando tenía cinco años, murió en postración y nosotros no somos igual a él porque nos separan mil salats que él ha hecho, y muchísimos estados espirituales. Una vez dijo en nuestra presencia que había descubierto setenta fard en la ablución. Los fard, para aquellos que no son musulmanes, es lo obligatorio a realizar en los actos de devoción, en este caso es el acto de purificarse antes de realizar la oración. Y son muy poquitos para la gente común, y él había descubierto setenta.
La persona común debe tomar ablución cuando va al baño, o cuando tiene relaciones maritales, y eso es lo más básico de todo.
El amante de Allah (swt) toma ablución cada vez que se olvida de Él. No sé si podemos imaginarnos ese estado espiritual, no sé si podemos imaginarnos el estar en contacto con esos pensamientos todas las horas del día en las que estamos despiertos, y luego cuando vamos a dormir, encomendarnos a Allah (swt) para que nos permita continuar el dhikr en las horas de sueño.
Alguien del nivel de Hz. Ahmed de Rufai (ks), cuando hace un pedido du’a, no es igual al pedido de alguien común. Él es uno dentro de los Círculos Sufíes, de los cuatro Polos (qutubs), y es su nombre el que mencionamos en nuestro dhikr.
Cuando él se encuentra frente al Profeta (saws), le pide que interceda para ver cómo puede servir más a la Creación de Allahu Ta’ala. En llanto y, evidentemente con una conexión de corazón a corazón con Hz. Muhammad (saws), mientras estaba en ese estado, una mano salió del cajón y él se apresuró a besar la mano de Su Profeta (saws). La gente que estaba allí presente, pues siempre hay gente allí visitando la Tumba del Profeta (saws), se abalanzó también para besar la mano, porque si uno logra tocar al Profeta (saws) está inmediatamente garantizado de que va a ir al Paraíso.
Cuando el Profeta (saws) estaba por partir al Más Allá, como corresponde preguntó a quién le debía dinero, si se había quedado con alguna posesión, si algo que le habían pedido no la había cumplido, de manera de saldar sus cuentas antes de irse al Más Allá. Aparece un beduino, y dice: “¡Sí! ¡Oh Mensajero de Allah! ¡En tal y tal lugar, cuando estabas azotando a tu camello, tú me golpeaste con el mango!” Entonces, todos los compañeros se enojaron muchísimo, porque, ¿cómo iba alguien a reclamar algo así? Y la única forma de saldar esa cuenta era que él le pegase al Profeta (saws) de la misma manera. Entonces, el Profeta (saws) le preguntó: “¿A dónde te pegué?”, y el beduino le respondió: “En la espalda.” El Profeta (saws) se levantó su túnica, y por supuesto, la gente quería matar al beduino. Cuando el Profeta (saws) se descubrió la espalda, el beduino lo abrazó y lo besó y le dijo que, Insha’Allah, podría estar junto a él en el Más Allá.
Este Camino es un Camino de Amor, un Camino de Unión, es un Camino que nos lleva a querer a nuestro Profeta (saws) como si lo estuviéramos viendo aquí, con nosotros. Muhammad (saws) es Su Siervo, y, ¿siervo para quién? ¡Siervo para nosotros! ¿A quién sirvió? ¡A nosotros! ¡A esta humanidad! Trajo el mensaje de Allah (saws) durante veintitrés años. Fue insultado, tuvo que irse de la ciudad que tanto amaba, de Mecca, luchó, fue herido, se enfermó y partió al Más Allá a una edad relativamente temprana, como ustedes saben.
Cuando esto le sucede a Hz. Ahmed de Rufai (ks), él estaba en la gloria. La mano entra nuevamente sin dejar que nadie más lo tocara, porque ese era el regalo a alguien del nivel de Ahmed Rufai (ks). Este santo estaba totalmente extasiado, y dijo que no quería volver más. Les pide a sus derviches que entiendan estas cosas, que por favor lo envíen al Más Allá, que lo matasen con sus espadas, que él quería irse ya. Lo hirieron, pero no lo pudieron matar. A partir de ese momento, la Orden Rufai, incluye hasta hoy día, en su dhikr alguna de esas prácticas.
Algunos que no entienden podrán decir: ¡qué barbarismo!, (Astaghfirullah), pero todos han leído al menos una vez completo el Corán i-Kerim, recordando que el Corán no comienza a permitir que lo entendamos hasta que lo hayamos leído siete veces. En el Corán i-Kerim, en el “Surah Yusuf”, cuenta que cuando el Profeta Yusuf (as) muestra su belleza, y todos sabemos que los Profetas fueron los hombres más hermosos de su época, y él era bisnieto del Profeta Abraham (as), Zuleika había reunido a todas sus amigas que estaban pelando unas frutas con cuchillos en las manos, él entra y se quedan totalmente absortas con su belleza y se cortan los dedos. No sintieron ningún dolor y nada les pasó. Ahora, si eso sucede ante la belleza humana, y aunque esa belleza humana tenga el Nur de Allah (swt), ¿por qué no puede suceder en el dhikr, cuando aquellos que están haciéndolo están en éxtasis sintiéndose cercanos al Creador?
Una vez, un derviche de otra Orden, la Orden Bektashi, y esto fue durante Ramadán, va a la tienda a comprar comida y todo lo necesario para el Iftar. Por último, pide una botella de raki, que es un licor de anís. El derviche, en ese momento, comienza a pedirle a Allah (swt): “¡Ya, Allah, por favor danos todo lo que necesitamos y haz todo esto halal!” Había un hombre que estaba a su lado observando todo esto, y le dice:
“¿Cómo es posible que en Ramadán hagas ese du’a, pidiéndole a Allah (swt) que haga esto halal, incluyendo la botella de raki? ¿Por qué no Le pides que te perdone, que te absuelva de todos tus pecados, que logres estar listo para el Día del Juicio Final?” Y le da todo un sermón al respecto. El derviche lo deja hablar y cuando termina el hombre, le dice: “¿Has terminado? Yo solamente le pido a Allah (swt) lo que necesito. Si necesitara fe, eso es lo que le hubiera pedido”.
En otro momento, había otro derviche en una mezquita rezando. Estaba haciendo su salat y alguien que estaba a su lado, luego de que termina su oración, se le acerca y le dice: “Lo que has hecho está mal y no va a ser aceptado.” El derviche lo mira y le responde: “No importa, porque no te estaba rezando a ti.” La ilaha illa Allah, dice el derviche.
Dice la tradición que cuando está el círculo de los derviches, Allah (swt) tiene a Sus ángeles más importantes dando vueltas por Su Creación, y que cada vez que encuentran uno de estos círculos, descienden y cubren con sus alas el círculo y todo el espacio que hay entre la Tierra y el nivel más bajo del Paraíso, sin permitir que nada entre. No entren al círculo del derviche sin ablución, no entren con la mirada sucia porque hemos mirado a la mujer de otro, no entren al círculo del derviche con impurezas y con el alma inquieta. Cuando ustedes saben que pueden participar de una de estas ceremonias, en cualquier parte de la Tierra donde se encuentren, tomen unos minutos, no solamente para tomar ablución, sino para apaciguar ese interior, que siempre es golpeado por lo que sucede afuera de él. Porque hay que tener conciencia de que, si esto de los ángeles es verdad, ellos están siendo testigos de lo que sucede en ese círculo, y cuando el dhikr se termina, parten a reportar a Allahu Ta’ala, lo que han observaron.
Hay un Hadiz Qudsi que dice:
“Cuando los ángeles regresan, Allah que todo lo sabe, les pregunta: ‘¿De dónde vienen?’”, y le responden: “Tú sabes, venimos de los Círculos de los Amantes Derviches, y ellos estaban Invocándote, adorando Tus Nombres, pidiéndoTe que Los Perdones y pidiéndoTe por Tu Paraíso”. Y Allah (swt) les dice: “¿Ellos acaso han visto Mi Paraíso?”. “No, Mi Señor, no lo han visto”, responden. Y Allah (swt) dice: “¡Ah, si hubieran visto Mi Paraíso!, ¡cuánto más lo hubieran deseado!”. “¿Qué más pedían Mis Amantes?, preguntó Allah (swt). Los ángeles dicen: “Pedían refugiarse en Ti de Tu Infierno.” Allah (swt) pregunta: “¿Ellos acaso han visto Mi Infierno?” “¡No Señor!”, responden. “¡Ah, si hubieran visto Mi Infierno! ¡cuánto más temerosos estarían!” Y continúa preguntándole a Sus ángeles: “¿Y qué más pedían?” “Pedían Tu perdón.” “Bueno, sepan que ellos están perdonados, sepan que Les doy refugio de Mi Infierno, y tendrán Mi Paraíso”.
En otro Hadiz, se relata que el Profeta (saws) iba montado en su camello junto a Mua’dh (ra), uno de sus compañeros, y como sucedía cuando él iba a decir algo importante, dice: “¡Ya, Mua’dh!”. Mua’dh (ra) no responde nada. Unos instantes después vuelva a decir: “¡Ya, Mua’dh!”, y nuevamente silencio. Y por tercera vez, dice: “¡Ya, Mua’dh!” Y responde Mua’dh (ra): “¡Oh Mensajero de Allah, estoy aquí presente!” Y el Mensajero de Allah (saws), le dice: “Aquel que dice: “La ilaha illa Allah Muhammadan Rasulullah, será perdonado”. Y Mua’dh (ra), le pregunta: “¿Puedo compartir esto con tu Comunidad?” Y el Profeta (saws) en ese momento, le responde: “¡No!” Porque si ellos se enteraran, la intensidad de sus rezos disminuiría, ya que quizás, los dejarán para reemplazarlos simplemente por esa frase, y sin cumplir con lo obligatorio que Allah (saws) ha prescrito en el Sagrado Corán”.
Mua’dh (ra) relató ese Hadiz en su lecho de muerte.
Estas historias, estos Hadices, lo que dice el Coran i-Kerim, son nuestra guía. El Sagrado Corán es el último de los Libros enviados por Allah (swt). Aquellos que saben dicen que hay ciento cuatro, no todos son libros, sino revelaciones escritas que han llegado. Los cuatro más importantes son para nosotros “Los Salmos de David”, “La Torah”, “La Biblia” y el “Sagrado Corán.” Y el Sagrado Corán es, por supuesto, la suma de todos estos libros.
Sabemos que va a permanecer inalterado hasta el final de los tiempos. Ni un punto será cambiado. Tenemos una hermosa guía para comportarnos como seres humanos y tenemos el complemento de los Hadices, que es la Sunnah del Profeta (saws), ¿qué más podemos llegar a necesitar para poder convertirnos en verdaderos seres humanos?
La palabra, que es la recitación en nuestros rezos, es muy importante. Es muy importante el poder de la palabra que Dios nos ha dado. Y también mencionamos que como cambiaría nuestro concepto de tiempo si en vez de medirlo en días, semanas, meses, años, empezamos a medirlo con inhalaciones y exhalaciones. De pronto, el tiempo tomaría un concepto totalmente diferente: sería algo inmediato, algo que está pasando en este minuto, cuando inhalo y exhalo. Nuestro concepto cambiaría.
Islam nos acerca a este concepto de inmediatez al obligarnos a rezar cinco veces por día, y hacer un recuento de qué es lo que hemos hecho entre el último rezo y ahora.
La vida en este mundo es temporal. Tenemos asignado un cierto tiempo, y todo el tiempo que tenemos para recordar a Nuestro Creador. Si no lo vemos en esta vida, si no reconocemos que aquí estamos por Él, no hay más oportunidad en el Más Allá.
As Salam ‘alaykum wa rahmatullah wa barakatuh
Sohbet de Hajji Orhan Baba. “Islam y Sufismo: una sola realidad.” Lunes 2-11-2009