Bismillahir Rahmanir Rahim.
Los quería saludar en esta noche tan especial. Para algunos de ustedes este ha sido un día largo por el ayuno, que me imagino recién lo han podido cortar. Y mañana, Insha’Allah, los espera otra larga jornada para aquellos que puedan ayunar o deseen hacerlo.
Acerca del significado de esta noche y demás, ustedes tienen una enorme cantidad de material, especialmente los sohbets que ha dado nuestro Efendi y lo que ha escrito Muzaffer Efendi (ra) en sus libros.
Esta es una noche en la cual cada uno de nosotros estaremos con nosotros mismos, Insha’Allah, pensando en el Creador.
Hace ya tiempo que insisto en cierto tipo de actitud que deberíamos tener individualmente: adorar y servir a la Creación, simplemente, para el agrado y por el agrado del Creador sin esperar ninguna recompensa.
Algunos dirán: “Bueno, estamos tratando de no visitar el infierno.” Por supuesto, lo entendemos. Y aquel que hace las cosas por amor al Creador espera que las llamas del infierno no lo toquen. Es decir, hacer todo esto para que sea de Su complacencia es un nivel muy difícil de alcanzar. Es una comunión con Allahu Ta’ala que requiere inmenso esfuerzo y concentración. Uno de mis grandes ejemplos al respecto, además de los Sheikhs de nuestra Tariqa y que han partido al Más Allá, los dos que conocí, Muzaffer Efendi (ra) y Sefer Efendi (ra), es Hz. Rabi’ah Al-Adawiyyah (ks); quien ocupa un lugar muy especial en el corazón de este faqir.
Como ustedes saben el comienzo de su vida fue muy difícil. Nació en lo que es hoy en día Irak, sus padres murieron a una muy temprana edad, y ella fue capturada y vendida como esclava. A pesar de lo que le había sucedido siempre rezaba, hasta que una noche su dueño, se levanta, mira hacia la habitación de ella y ve como que emanaba una luz verde. Y allí se dio cuenta, simplemente, que esta mujer que él pensaba era su dueño, en realidad tenía otro dueño muy superior a él. Le otorgó la libertad, le pidió que se quedara a vivir con él, y ella le dijo: “No. Si tengo la libertad de irme entonces deseo partir.” Y se fue. Pasó el resto de su vida estudiando Tasawwuf y tratando de abandonar al mundo, pero no porque el mundo fuera feo, en absoluto. Simplemente no quería sentirse atraída por ninguno de los beneficios que el mundo otorga.
A partir del momento en que descubrió cuál era su llamado, ella vivió el resto de su vida terrenal amando a Su Creador, cada día más.
Cuando hablamos de amor, decimos: “El amor llega.” Muchas veces no lo llamamos, no sabemos por qué llega el amor, por qué dos personas sienten esa atracción, el uno por el otro, y tienen la necesidad de acercarse y de unirse.
El amor que Hz. Rabi’ah Al-Adawiyyah (ks) sentía por Allahu Ta’ala crecía cada día observando lo que Él había creado. Veía en todo lo que la rodeaba la perfección de Sus Atributos.
Hoy quien haya hecho la comida, fue elegido por Él para servir a Su Creación: ustedes. Para los que ayunaron, rompieron el ayuno con eso. Para los que no ayunaron, alimentaron su cuerpo, adquirieron energía para continuar.
Hz. Rabi’ah Al-Adawiyyah (ks) veía en la Creación, en todo, la perfección de esos atributos, la Unicidad de la Creación. Ahora bien, ustedes me dirán: “Podemos intelectualizar eso.” Sí, por supuesto que lo podemos hacer. Pero sentir ese amor sin límites, ese amor por alguien que ella no veía, sino que percibía a través de los reflejos de Su Creación, es algo muy diferente.
Decía, en una de sus noches cuando rezaba: “Oh Señor, nunca he escuchado las voces de Tus criaturas, ni el murmullo de los árboles, ni el sonido del agua corriendo en los ríos, entre las rocas, ni el cantar de los pájaros, ni el estruendo de los truenos, ni la luz intensa de los relámpagos. En todo lo que ocurría a mi alrededor veía Tu Unicidad, y sabía que eras Tú.”
Alguien le preguntó en una oportunidad: “Oh Rabi’ah, ¿Tú amas al shaytan o lo odias?” La respuesta fue: “La cantidad de amor que siento por Mi Dueño, por Mi Señor, me protege totalmente de tener que odiar al shaytan.” La persona que la estaba interrogando no contenta con esa respuesta le dice: “Entonces, ¿Tú encuentras lugar para amar al Profeta (saws)?” Y ella respondió: “Por Dios que lo amo. Pero el amor que siento por el Creador me tiene totalmente ocupada y no me permite amar lo creado.” Claro, inmediatamente le reacción fue: “Me parece que esa es una falta de respeto con el Profeta (saws)”.
El punto que ella estaba tratando de establecer es que para quien ama al Creador con todo su ser, a quien se entrega en una sumisión total, para aquel que arriba al significado de Islam, no tiene lugar en su corazón para nada más. Lo cual no quiere decir que no ama por reflejo a lo que fue creado, porque si fue creado por Él, los ama, reitero, por reflejo.
Al-Manawi, uno de los autores en el libro “Los rangos de los santos”, decía que Hz. Rabi’ah Al-Adawiyyah (ks) se postraba por día cientos de veces, él dice miles de veces. En otras palabras, pasaba sus días rezando. Así que le preguntaban: “¿Qué buscas haciendo esos rezos constantes?” Y ella responde: “No lo hago buscando ninguna recompensa, lo hago para que el Profeta (saws) [y esta es una muestra de que ella en ningún momento intentó faltarle el respeto a Hz. Muhammad (saws)] esté contento conmigo y pueda decirles a otros profetas: ‘Esta mujer es de mi gente y este es el trabajo que ella hace’”. Ella amaba a Hz. Muhammad (saws) sin ninguna duda, y deseaba llegar a conocerlo el Día del Juicio Final.
Constantemente en sus rezos le decía a Allahu Ta’ala: “Oh Señor mío, rezo por Ti, no rezo por Tus siervos. Rezo por Ti para que estés contento conmigo”.
Es mi deseo y ruego que el ejemplo de Hz. Rabi’ah Al-Adawiyyah (ks) entre en nuestros corazones, que podamos llegar a hacer lo que hacemos, simplemente, para la complacencia de Allahu Ta’ala, sin buscar ninguna recompensa. Ella decía muchas veces: “Oh Señor, vas a quemar el corazón de quien te ama.” Insha’Allah, el Creador y aquel que va a interceder por nosotros en el Día del Juicio Final, nos permita que eso suceda.
Quisiera que las horas que nos quedan en esta vida terrenal las usemos para buscar ese estado de entrega total, absoluta; la entrega que no busca recompensa. La entrega del que hace lo que hace, únicamente, para complacer al Creador. Es mi deseo y mi ruego para todos nosotros en esta bendita noche.
Que Allahu Ta’ala, que en esta noche que se acerca a los niveles más próximos a esta dimensión, escuche estas palabras y conceda ese deseo para todos y cada uno de nosotros.
Compartan sus du’a con aquellos que no han podido estar con ustedes esta noche.
As Salam ‘alaykum wa rahmatullah wa barakatuh.
Sohbet de Hajji Orhan Baba. “Hz. Rabi’ah Al-Adawiyyah (ks)”. Sábado 19-04-2019