Sohbet Hadrat Sheij Orhan Efendi – Jueves 5-05-2016
El Bendito casamiento de Hz. Muhammad (s.a.w.s) con Sayyidina Sawdah (r.a.) y Sayyidina ´Aisha (r.a.)
Recordemos que en la última charla hemos hablado sobre “El año de la tristeza”, alrededor del año 620 de la era cristiana en la vida de nuestro Profeta (s.a.w.s), cuando su amada Jadiya (r.a.) partió al más allá. Fue el año en que también ocurrió Al-Mi’râÿ y el Profeta (s.a.w.s) cuando estaba en la mezquita, alrededor de la Ka´aba hablaba de su viaje a Jerusalém pero no mencionaba los otros aspectos de Al-Mi’râÿ, la verdadera esencia de este con respecto a la Ascensión. Esto solamente lo mencionaba a su círculo íntimo, donde se encontraba Hz. Abu Bakr (r.a.) y al pequeño grupo de sus allegados más íntimos que confiaban en su palabra y escuchaban sus enseñanzas.
Al año siguiente, posterior al “Año de la tristeza”, el Hayy (Peregrinación) que los árabes practicaban de una forma muy diferente a lo que es hoy en día. Pero la seguían practicando de acuerdo a lo que les había enseñado el Profeta Abraham (a.s.) y su hijo Ismael (a.s.). Ese año, el Hayy, fue en el mes de junio, entonces ellos se reunían para este fin, como sabemos parte del ritual es ir a Medina y acampar allí durante tres días. Medina, para aquellos que no han estado en La Meca, es una zona que está rodeada de colinas, más o menos altas, y extremadamente árida. Llueve sólo una vez por un período de varios años allí. Y del otro lado de las colinas esta Medina, en dirección hacia donde se encuentra ‘Arafat, zona en la que el Profeta (s.a.w.s) dio su último sermón. Y de acuerdo a todo aquello que oímos de acuerdo a nuestros ‘alims, ‘Arafat es el Hayy. Así que aquellos que han realizado el Hayy (hayyis) tienen que estar la mayor parte de un día, después del Salah Al-Fayr hasta después de finalizado el Salah Al- Maghrib.
El Profeta (s.a.w.s) siempre iba a hablar sobre Islam a Medina, entre las carpas, a todos aquellos que lo querían escuchar. Recordemos que el punto más cercano a las colinas que separan a Medina, se llama ´Aqabah. Mencionamos esto porque hay un hecho importante que sucedió dos oportunidades (años 620-621) precisamente en la zona de ´Aqabah.
Había gente que escuchaba al Profeta (s.a.w.s) y gente que no estaba interesada en oírlo. En cambio en la mencionada ´Aqabah, se acercan al Profeta (s.a.w.s) seis hayyis (peregrinos), provenientes de Yathrib (nombre de Medina en aquella época). En dicha ciudad habitaban árabes idólatras (adoradores de ídolos). También había tribus judías muy poderosas, que eran vecinas y ocupaban ese oasis muy fértil que era Yathrib (Medina). Estos seis hombres de la tribu de Khasraj decidieron hacer el Hayy (peregrinaje) y habían oído acerca del Profeta (s.a.w.s). He aquí un punto interesante, ¿cómo habían oído del Profeta (s.a.w.s)? Los judíos que eran sus vecinos, le habían transmitido que ellos estaban esperando un profeta, a su mesías. Estaban en conocimiento de que un profeta había llegado. Sus planes consistían en conocer a dicho mesías, unirse a él y matar a los árabes, como había muerto la gente de ´Ad y de Iram. La ciudad o tribu o grupo de gente sólo ha sido mencionada en el Noble Corán y no está esclarecido cómo, dónde y cuándo esta tribu, ciudad o gente existió.
Se han hecho muchas búsquedas al respecto y nadie ha logrado ubicarla.
Por otra parte ´Ad era una tribu muy poderosa, con muchas riquezas. Vivían en la provincia de Hadramaut, lo que hoy es Yemen, localizada precisamente en el noreste de dicha región. A ellos llegó el Profeta Hud (a.s), se estima que estuvo en la tierra, en dicha región entre VI- III siglo (a.C.). El Profeta Hud (a.s.) como otros profetas que traían el mensaje de Allahu Ta´ala, llegó a un pueblo que tenía costumbres muy libertinas y además adoraban ídolos. No estaban de acuerdo con la fe en un solo Dios, vale decir, con moralidad, con lo que Allah (swt) deseaba que sus siervos practicaran. En consecuencia rechazaron al Profeta Hud (a.s.)
La tribu de ´Ad era muy rica. Porque la Arabia de aquella época fue una tierra muy bendecida. Tan es así que en el siglo XIX, en un libro se la designaba con el nombre de “Arabia Félix”, a toda esa zona de la península Arábiga. Tenía también diferentes nombres e incluso Ptolomeo se refería a ella en el siglo II (d.C.) como una tierra muy afortunada, ya que “Arabia Félix” significaba “lugar con suerte”. Su explicación se basa en que se encontraba en la ruta de todas las esencias, que venían de la India, llegaban a la Península Arábiga y por tierra se dirigían hacia el norte, hacia Siria, hacia Bizancio. La tribu de ´Ad, también comercializaba con el llamado incienso blanco, en cierta época más buscada y de mayor valor comercial que el oro. La gente de ´Ad tenía acceso al sitio donde se hallaba el incienso blanco y lo comercializaba. Y hablamos de esto porque Allah (swt) hacía descender sobre estas gentes muchas de sus bendiciones terrenales. Cuando envía al Profeta Hud (a.s.) para que sigan el camino que Él deseaba para sus siervos, éstos lo rechazaron. Entonces Allah (swt) envió sobre ellos una tormenta. El lugar que habitaban era muy bello, una zona frondosa, con árboles y demás características que hacían de dicha región un lugar próspero para la habitabilidad. En un determinado momento la gente de ´Ad ve acercarse una nube negra y pensaron que se trataba de lluvia, cuando en realidad este fenómeno tenía que ver con una tormenta de arena, acompañada de vientos feroces, que se mantuvo soplando por un período de ocho días y siete noches. Al final no quedó absolutamente nada de todo eso.
Se dice que a fines del siglo XX la NASA ayudó a un par de arqueólogos para poder detectar el emplazamiento de esta ciudad, Hadramaut. Y mencionamos esta zona porque de allí provienen muchos místicos, como sabemos, entre ellos Hz. Uwais al-Qarani (q.s), puesto que él viene de esta región del mundo. De la otra ciudad no tenemos mayores precisiones, dado que se han hecho especulaciones al respecto de su ubicación. Hay fuentes que indican que fue una ciudad en la que estuvo otro profeta, dos siglos después del Profeta Hud (a.s.), tal vez alrededor del siglo V aproximadamente, en una ciudad de varios cientos de kilómetros al norte de Medina, no obstante nada ha sido corroborado y nada logra probar la existencia fehaciente, válida, de esta región de Iram.
En tanto los judíos amenazaban con exterminar a los árabes de Medina en cuanto el profeta, el mesías que esperaban, se diera a conocer y ellos se unieran a él.
Por otra parte los seis hayyis (peregrinos) logran encontrar al Profeta (s.a.w.s) y cuando lo ven, sus rostros se iluminaron. Hz. Muhammad (s.a.w.s) no los conocía, mas ellos habían oído hablar de él. Y cuando se sentaron a escuchar las palabras de Hz. Muhammad (s.a.w.s), la recitación del Corán i-Karim, se sonrieron y tomaron shahāda en ese momento, es decir, declararon su fe islámica.
Posteriormente confesaron al Profeta (s.a.w.s) que su gente, los propios árabes, eran muy corruptos y tenían muchas debilidades. Y pensaban que llevando el mensaje del Islam a los árabes, éstos se convertirían al Islam y se harían más fuertes, poderosos, para afrontar los ataques de las tribus judías. Por supuesto, los hayyis regresan con ese mensaje.
Conforme sucedían las cosas, Hz. Muhammad (s.a.w.s) viviendo en la Meca, visitaba todos los días la casa de Abu Bakr (r.a.). Hz. ´Aisha (r.a.) que en ese entonces era una pequeña, guardaba el dulce recuerdo durante su infancia de ver al Profeta (s.a.w.s) todos los días llegando a su casa.
Durante estas visitas a casa de Abu Bakr (r.a.) el Profeta (s.a.w.s) comienza a tener visiones, sueños. En esos sueños, un hombre le trae un pequeño ser humano envuelto en seda, y cuando está frente a Hz. Muhammad (s.a.w.s) retira la seda y queda al descubierto el cuerpo de la pequeña ´Aisha (r.a.). Ante tal visión el Profeta (s.a.w.s) quedó muy sorprendido y ni siquiera relató sobre esto a Abu Bakr (r.a.). La noche siguiente vuelve a tener el mismo sueño. La tercera noche desciende el Arcángel Gabriel (a.s.) con ese cuerpo y la descubre y era ´Aisha (r.a.) que en aquella época contaba con tan sólo diez años de edad. Era una niña que estaba jugando.
Ahora bien, la esposa de ‘Uthmān (r.a.) de nombre Hawla comenzó a encargarse de la casa del Profeta (s.a.w.s) para ayudarlo, pues él se encontraba solo a cargo de sus cuatro hijas. Cierto día ella se acerca al Profeta (s.a.w.s) y le dice: -¡Oh Mensajero de Allah! tienes que encontrar una esposa-a lo que el Mensajero de Allah (s.a.w.s) dice: – Sí. Pero ¿quién?-. La mujer dice: – Hay dos mujeres que vienen a mi corazón. Una es ´Aisha (r.a.) la hija de Abu Bakr (r.a) y la otra es Sawdah (r.a). Esta última era hija de Sama y Shakan Pareja que formó parte de los primeros musulmanes en ir a Abisinia y regresar a Meca. Sawdah (r.a) era, según dicen, muy hermosa, viuda, y contaba alrededor de treinta años.
El Profeta (s.a.w.s) le dice a Hawla, esposa de ‘Uthmān (r.a.) que fuera a presentar su pedido de casamiento a ambas mujeres. Y menciono esto porque entre los no-musulmanes han hecho uso de esta cuestión referente a la edad de Hz. ´Aisha (r.a.) cuando se pensaba en el casamiento con Hz. Muhammad (s.a.w.s) que tenía cincuenta años en aquél entonces. Recordemos, pues, varias cosas. Primeramente qué era el Profeta (s.a.w.s) para todos nosotros. Pero más allá de todo eso, las cuestiones tribales de aquellas épocas. Y precisamente, que en ese entonces los casamientos se arreglaban entre los padres de los niños. Es decir que una familia prometía en casamiento a su hijo con la hija de otra familia y viceversa. Y estos compromisos eran contratos indestructibles. Podían traer muchísimos problemas si llegaban a incumplirse, a menos que existiese una razón absolutamente válida. De tal modo que los niños crecían con previo conocimiento de quién sería su esposo o esposa en el futuro. Y aquello relacionado al cortejo, como conocemos en occidente, era una cuestión que se desarrollaba posteriormente al casamiento.
En segundo lugar, no debemos olvidar quién era Hz. Muhammad (s.a.w.s): lo mejor de la Creación, el Elegido por Allah (swt) a recibir el Corán i-Karim: el Libro, Su palabra, que va a regir nuestras vidas hasta el final del mundo, sin cambiar. Por consiguiente, Hz. Muhammad (s.a.w.s) estaba totalmente sometido a Allahu Ta´ala, de manera que él sabía que lo que Allah (swt) decidiera es lo que iba a suceder. Cuando aparece el Arcángel Gabriel (a.s.) con ´Aisha (r.a.) cubierta en seda, él sabía que eso ocurriría eventualmente. Además debemos recordar que en el futuro, cuando Hz. ´Aisha (r.a.) creció y se convirtió en una mujer muy bella, y en esposa de Hz. Muhammad (s.a.w.s) ésta era dueña de un carácter festivo y bastante rebelde. A tal punto que algunas personas le preguntaban a Hz. Muhammad (s.a.w.s) por qué estaba unido en casamiento con ella. A lo que él respondía:- Porque cuando estoy con ella es el tiempo en que el Corán i- Karim desciende.
A todo esto ´Aisha (r.a.) ya había sido prometida a otra familia, así que había que ver cómo iba a arreglar esta cuestión Hz. Abu Bakr (r.a.). Cuando Hawla lleva la propuesta a Sawdah (r.a.), ésta dice: -“¡Oh Muhammad, Mensajero de Allah! yo estoy a tu servicio, lo que tú dispongas es lo que se hará”-. De modo que aceptó la propuesta del Profeta (s.a.w.s). Se solicitó a un hombre de la familia que la presentara en matrimonio, y el Profeta (s.a.w.s) se casó con Sawdah (r.a.).
Pocos meses más tarde se concertó la unión matrimonial entre Hz. Muhammad (s.a.w.s) y ´Aisha (r.a.) que consistió simplemente en un arreglo entre Abu Bakr (r.a.) y Hz. Muhammad (s.a.w.s) puesto que ella seguía siendo una niña de seis años. Mas, lo único que cambió para Hz. ´Aisha (r.a.) en aquel momento era que salía a jugar con los niños de su edad afuera de la casa. Bien, a partir del momento del casamiento ya concretado, la esposa de Abu Bakr (r.a.) la ve jugando, la llama y le pide que se quede en el jardín de su casa, pues ya no podía salir más a jugar afuera; sus amigos debían venir a jugar con ella. Así fue que sólo esto cambió para Hz. ´Aisha (r.a.) y se extendió hasta llegar a los años en que ella creció y se convirtió en una mujer lista para consumar el matrimonio.
En tanto Hz. Abu Bakr (r.a.), que estaba bajo la protección de Ad-Dughna, decide que iba a construir una mezquita en su casa. En el frente de la casa, lo que era el jardín, levanta dos paredes o tres, no muy altas. Luego se dispuso a rezar allí, aunque no tenía techo: eran tres paredes nada más. Como las paredes no eran lo suficientemente altas, las personas que pasaban por la calle escuchaban la recitación del Corán i-Karim, que había aprendido de Hz. Muhammad (s.a.w.s) como así también la recitación de sus rezos. Esas palabras lograban tocar el corazón de la gente que pasaba. Sin embargo, los árabes que no querían que el Islam se propagara, comienzan a preocuparse. Llaman al jefe de la tribu que protegía a Abu Bakr (r.a.) y le comunican que éste no estaba respetando el acuerdo y además que no tenían ningún tipo de problemas con que él rezara en su casa, pero no que lo hiciera de forma pública, dado que así terminaría atrayendo a mayor cantidad de personas; puesto que este manejo violaba el acuerdo que ellos habían pactado. Acuerdo bajo el cual se manifestaba que Ad-Dughna protegiera a Abu Bakr (r.a.)
Cuando Ad-Dughna visita a Abu Bakr (r.a.) llevando la queja de las gentes de la tribu Quraysh se encuentra con la afirmación de Abu Bakr (r.a.) en la que dice no cambiar lo que había hecho y que deseaba construir la mezquita y rezar como venía realizando y que simplemente Allah (swt) lo protegería. Es decir, que él se ponía bajo la protección del Creador. En fin, allí se queda sin protección alguna de los posibles ataques de la tribu Quraysh. En ese año, además, Hz. Muhammad (s.a.w.s) recibe la revelación del lugar adonde debían emigrar, y habla acerca de un valle muy fértil. Dice: -“se me ha mostrado un valle muy fértil con muchas palmeras datileras, que se encuentra en un camino bordeado por rocas negras”-. Se refería a Yathrib.
Continuaremos hablando de la vida de Hz. Muhammad (s.a.w.s) en especial para aquellos que no conocen bien la mencionada ciudad y que no saben de estos detalles, pues el mes de Sha’bān, es el mes de Hz. Muhammad (s.a.w.s). De manera tal que espero que les interese, que despierte en vuestros corazones el amor que muchos de nosotros sentimos por quien trajo este camino a nosotros, Hz. Muhammad Mustafá (s.a.w.s)