Historia del niño y el emisario romano

 

 

Bismillahir Rahmanir Rahim

 

Hoy consideré relatarles una historia que toca mi corazón, y tiene que ver con dos aspectos: uno es el compromiso que nosotros, los seres humanos comunes, tenemos con el Creador. El otro es el nivel que les es otorgado a ciertos seres privilegiados por el Creador. Y necesitamos de ellos para que nos traigan los mensajes, los deseos del Creador, a nuestro nivel.

Esta historia tuvo lugar en la era de los Tabi’in. Éstos constituían la segunda generación después de los sahabas.

Generalmente es asumido que, cuando ellos aprenden sobre Islam, Hz. Muhammad (saws) ya había partido al Más Allá. Como ustedes saben él se fue en el año 632 DC. Y en ese entonces los Tabi’in eran muy pequeños o aún no habían nacido.

Uno de los requerimientos para pertenecer a esa generación y poder hablar de nuestra religión era haber conocido a uno de los sahabas, es decir, haber recibido su conocimiento, que en aquélla época era transmitido verbalmente. Y esa transmisión es la misma que la que hoy en día se mantiene entre nosotros.

Bagdad se estaba convirtiendo, poco a poco, en un centro de cultura, y más adelante, doscientos o trescientos años después, también se convertiría en un centro de ciencias.

Pero en aquel momento, en el siglo VII, estaba tomando forma y asumiendo una posición de privilegio, dentro de lo que constituía el mundo islámico.

Había un gran sentido de competencia entre las religiones. En realidad, el cristianismo era ya una religión grande, porque Islam aún estaba naciendo. Y tenía influencia en las áreas de Arabia Saudita, Irak, y lo que era la antigua Persia.

El emperador de Bizancio (parte oriental de lo que fue el Imperio romano), Heraclio, envió un emisario a Bagdad, quien llevaba tres preguntas, como un desafío para los musulmanes.

Cuando el emisario llega a la ciudad le avisa al khalifa, al asistente del rey que traía esas preguntas, y quería ver si alguien podía responderlas.

Entonces el khalifa reunió a la gente más instruida, a todos los sabios de nuestra religión, y les pidió que por favor respondieran las preguntas que dicho emisario traía.

Las preguntas eran las siguientes. La primera, ¿Qué es lo que había o existía antes de Allah (swt)? La segunda, ¿En qué dirección Allah (swt) mira? Y la tercera, ¿Qué es lo que Allah (swt) está haciendo en este momento?

Esta gran asamblea de sabios, académicos, de la élite de nuestra religión, quedaron en silencio. ¿Cómo harían para responder tales preguntas?

En el grupo que estaba escuchando las preguntas se encontraba un hombre con su hijo. Así es que el hijo le dice a su padre: “Padre, permíteme responder estas preguntas.” El padre busca al khalifa, y el niño pide permiso.

Mientras tanto, el emisario se subió a una plataforma alta, y desde allí hace las preguntas. El niño, que se encontraba mucho más abajo, le pregunta al emisario si él podía contar de diez hacia atrás. El emisario lo hace: “Diez, nueve, ocho, siete, seis” … y llega a uno. Al llegar al uno, el niño le hace otra pregunta: “¿Y qué hay más allá del uno?” El emisario responde: “Nada. Ese es el final, el uno.” Entonces el niño le dice: “Si el uno numérico es lo último, ¿cómo puedes pretender que haya algo antes o después de Aquél que es la Total Verdad, que existió antes del antes y estará después del después, Aquél que es Único, Todopoderoso, que se manifiesta en todo lo existente, en todo lo visible y en todo lo invisible?”

Por supuesto, el emisario al recibir esa respuesta, quedó totalmente sorprendido, sin tener forma de refutar esa respuesta. Y le dice al niño: “Bueno. Muy bien. Dime entonces, ¿en qué dirección Allah (swt) mira?” El niño dice: “Por favor, alcancen al emisario una vela y que él la encienda.” Cuando el emisario lo hace, la llama, en tanto estaba iluminando. Así pues, el niño le pregunta al emisario: “¿Hacia dónde está mirando la llama?” El emisario responde: “Pero eso no es así. La llama es luz y la luz todo lo cubre alrededor, no tiene una dirección.” El niño le dice: “Si la luz física lo cubre todo, el norte, el sur, el este, el oeste; ¿entonces qué es lo que esperas del Nurus Samawati Wal Ard, Allah (swt) La luz de los cielos y de la tierra, Él está y mira hacia todos lados, no hay límites”.

El emisario continuó muy sorprendido con esas respuestas y, cuando se disponía a formular la última pregunta, que era: “¿Qué es lo que Allah (swt) está haciendo en este momento?”, antes de responder eso el niño le dice: “Vamos a hacer algo, porque tú estás allí arriba y no es justo que todos escuchen tus preguntas, y nadie escuche mis respuestas, pues estoy aquí abajo. ¿Podemos cambiar de lugar?” El emisario le dice: “Sí. Por supuesto.” Baja a donde se encontraba el niño, y éste sube donde estaba el emisario. Le dice el niño: “Con respecto a tu última pregunta, lo que acaba de suceder es que Nuestro Dueño ha decidido que un mentiroso, que está burlándose de Islam, descienda hacia un lugar inferior, y que aquel que cree en Su Unicidad, y que cree en Islam, ocupe ahora un lugar superior.” Es decir, en un sentido alegórico, quiso manifestar cómo es la realidad, que todo lo que sucede es porque Allah (swt) lo permite.

El emisario no pudo responder nada, dejó todas las riquezas que el emperador había enviado para todo ese grupo de gente. Quizás, Insha’Allah, haya aprendido algo de esa experiencia.

El niño de esta historia que demostró su estado, se convirtió con el correr de los años, en nuestro Imam Abu Hanifa (ks). Él fue quien respondió esas preguntas, y como ustedes saben, fue conocido como un gran Imam y sabio del Islam.

Los estados espirituales de la élite de Allah (swt), ruego que continúen influenciando nuestra conducta y nuestra realidad.

Hoy la estoy viendo a nuestra hermana Halima, allá en Salta, tuve oportunidad de hablar brevemente, cuando Suleyman Baba estuvo visitando su casa junto con ‘Ali Baba. Mientras cambiábamos unas pocas palabras, oía el sonido de los pájaros en su casa.

Como ustedes saben, todo lo creado hace dhikr, continuamente; y los pájaros van solamente donde hay buenas vibraciones. Se relaciona con lo que hablábamos el otro día, que lo que emanamos influencia todo lo que nos rodea, absolutamente todo, incluso aquello que nosotros consideramos inerte, como el mundo mineral.

Ruego que podamos llegar a estar agradecidos, nada menos que por tener esta religión en nuestros corazones, e Insha’Allah, en nuestros labios, y que eso se convierta en la fuerza que todo lo crea.

Los otros días hablábamos del punto que se encuentra debajo de la letra ba (ب) del Basmalah, y dicen que es la estación de Hz. ‘Ali (ra). De tal manera, para comenzar a escribir debemos hacer un punto, y eso es el comienzo.

Insha’Allah mis palabras sean comprendidas. Quiero seguir la costumbre de Hz. Muhammad (saws) que decía que no debemos hablar más de veinticinco minutos o media hora.

 

As Salam ‘alaykum wa rahmatullah wa barakatuh.

Sohbet de Hajji Orhan Baba – Sábado 08-12-2018